19. Make Me Swoon and Sigh

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19. Make Me Swoon and Sigh

Me congelé con miedo cuando escuché su chirriante voz, burlona y cercana, muy cercana. La encantadora atmósfera se rompió inmediatamente, como vidrio roto. La habitación se vino abajo con su realidad. Todo lo que invadía mi mente se fue, como con miedo. De ser insoportablemente ruidoso, de repente pareció espeluznantemente callado. Mi atención eliminó todo aquello que no fuera la inmediata amenaza de su presencia.

Me obsesioné con la mirada que sabía sentía a mi espalda, contando cada respiro. El calor del bar se redujo, siendo succionado por un vórtice que me dejó sudando y temblando. La puerta debió abrirse con su presencia, dejando entrar el aire de afuera. Todo esto pareció laboriosamente lento, pero pasó en solo un instante. Mi mente tuvo que analizar la situación y se quedó trabada en un bucle repetitivo de no quiero esto. Quiero todo, menos esto. No esto. No ahora.

"Bueno, miren aquí. ¿Ese es Harry Styles?" Canturreó la primera voz con un alegre sadismo.

Tragué, cerrando momentáneamente los ojos. Me rehusaba a mirar atrás. Ya sabía quién era él. No caería lo suficientemente bajo para reconocerlo. No dejaría que pasara esta noche.

Mis ojos se dispararon con miedo hacia Louis, preocupado de que hubiera escuchado, pero él estaba ocupado, sonriéndole al bartender que le estaba dando el coctel. Puso el dinero en la mano del hombre, sin tener idea de mi ansiedad.

"Oh, Sr. Styles, un placer verte por aquí, bebé," continuó otro chico.

Esta vez Louis sí se dio cuenta porque no estaba ocupado. Se giró hacia mí con el ceño fruncido, inclinando su cabeza a un lado.

"¿Los conoces?" Preguntó de manera casual, dándome el coctel rojo.

No respondí. No sabía qué decir. En vez de eso, tomé de la bebida con el popote, rezando porque el vodka pudiera arreglar de alguna manera la situación. Louis me hizo señas con una sonrisa ladeada para que dejara de tomar tan rápido. Alejó el vaso y lo puso en la barra.

"¿No nos vas a saludar, niño?" Insistió Aaron, el iniciador, y cuando Louis dirigió sus ojos azules en su dirección, supe que era el fin del juego.

Tuve que enfrentarlos de nuevo, a los acosadores. Recientemente, ellos vivieron para hacer mi existencia miserable desde que el primer chico en el que mostré interés hizo oficial mi salida del clóset. Yo sabía que era muy pronto para que un pueblo tan pequeño aceptara a un adolescente de dieciséis años sexualmente confundido. Tuve mis dudas sobre su apoyo e, incluso sin mi cinismo, ya tenía mis dudas sobre si el salir del clóset era algo que realmente debía hacer en primer lugar.

No sabía lo que era. Estaba perdido, confundido. No me sentía orgulloso o avergonzado. Solo no lo había decidido aún. Prácticamente no había tenido ninguna relación, solo algunos amores fallidos, pero ninguno lo suficientemente significativo como para determinar una identidad permanente.

No había querido negar la posibilidad de que me gustaran los chicos. Parecía algo de mente cerrada. Quiero decir, las probabilidades podrían apuntar hacia cualquier lado y no había nada de malo en eso. No me había enamorado de una chica aún, así que nada me decía que no podía hacerlo de un chico. Así que por eso confesé abiertamente mi confusión cuando me preguntaron. En una interpretación esperada, ese razonamiento se transformó en "bisexual" y, en una escuela llena de adolescentes ignorantes, alimentada por el constante drama, pronto se convirtió en gay en negación a mis espaldas.

Aaron era un chico más grande. Apenas me conocía, solo por algunas clases de ciencias. Sus mejores amigos, Beck y Trey, no me conocían para nada, o eso creí. Aun así, los tres degenerados encontraron entretenido burlarse de mí cuando me encontraba en su campo visual. Nunca me acosaron, nunca me tocaron, no se atreverían, pero me dieron atención que no quería porque conocían el tema que me hacía sentir incómodo.

Fetus | Larry Stylinson | Jayme Dray - Traducción oficialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora