40. Make Me King Larry

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40. Make Me King Larry

Al día siguiente Louis me acompañó a mi atrasado corte de cabello justo después de echar gotas en mi ojo. Mis rizos se habían salido un poco de control durante nuestra estancia en the x-factor, como estoy seguro de que muchos de ustedes notaron. A pesar de que, comparado con ahora, supongo que eso no era nada.

Louis hizo más pucheros por la pérdida, quejándose de que no podría seguir peinando mis rizos hacia atrás, algo que hacía compulsivamente cuando estaba nervioso en entrevistas. Liam dijo que era mi marca. Niall lo comparó con él volviendo a su color de cabello original, lo que en un punto se hizo claro para nosotros lo adorablemente desatento que Zayn podía ser con otras personas cuando le preguntaban, "¿Niall se tiñe el cabello? ¿Niall no es rubio?"

Antes de ir con el peluquero, Louis me hizo prometer que nunca me lo cortaría todo. Años después, cuando él y Liam se cortaron el suyo, me arrepentí de hacer esa promesa. Le rogué a management que me dejara hacerlo a pesar de su insistencia de que había establecido esa marca hace siglos y que no podía abandonarla ahora. A los fans les gustaba demasiado, así que no tuve palabra sobre eso. Vender porque te miras bien tiene estos altibajos.

Tengo envidia de Lou. Pudo cambiar su cabello. Pudo dejarse crecer la barba, dejar sus icónicos pantalones rojos. Pudo recrearse a sí mismo, elegir quién quería ser después. Yo me quedé atrapado haciendo el mismo rol porque estaba demasiado al frente. Los demás chicos son famosos por estar en One Direction. Yo soy famoso por ser Harry Styles y, como tal, tengo la responsabilidad de lo que soy, de lo que seré en el futuro. Pasé todo el primer año intentando brillar en un grupo de cinco y, el resto del tiempo, intentando esconderme detrás de ellos.

Ya que nos levantamos tarde gracias a nuestras noche de no dormir y abrazarnos, no tuve tiempo suficiente para bañarme esa mañana. Claro que ese error llevó a esa incómoda interacción con el peluquero cuando preguntó por qué partes de mi cabello se aglomeraban en nudos pegajosos. Me puse muy rojo con algo parecido al horror en mis ojos mientras Louis reía violentamente con su leche achocolatada, chillando y golpeando su pecho. El peluquero estuvo muy ocupado preguntando si se encontraba bien como para mencionarlo de nuevo.

Encontré la mirada de Louis en el espejo y nos vimos con entretenimiento que pronto se transformó en una caliente intensidad mientras más nos negábamos a apartar la mirada. Mi boca se puso seca al recordar la interacción, ebrio de sueño, e instintivamente lamí mis labios. Louis pestañeó, removiéndose incómodamente en su asiento. Mi mirada siguió a sus dedos mientras lentamente bajaban por su cuerpo para acomodar la parte delantera de su pantalón.

En el segundo en que el algodón delineó su creciente erección, me tensé contra la silla, estremeciéndome. El movimiento causó que el peluquero tirara de mi cabello hacia atrás. Murmuró un 'lo siento' y eso nos hizo apartar la mirada. Me fijé en mi regazo, de repente con la boca muy húmeda. Pasé el resto del tiempo fantaseando con mejores formas de recrear las travesuras de ayer. Agradecí a la capa del salón por disfrazar mi entrepierna.

Me volví mucho mejor en disfrazar mis erecciones cuando los conciertos realmente comenzaron y Louis usaba sus pantalones ajustados que favorecían su trasero. Ustedes no podrían adivinar cuántas veces tuve qué cantar sobre chicas hermosas con un pene duro que rogaba por el trasero de mi novio luego del show.

Enseñarle a Louis a cocinar su primer platillo comenzó de manera linda y terminó en pareja. Bromeábamos de un lado al otro cuando noté lo desastroso que él era alimentándose a sí mismo. Al final de la hora, se había rendido por completo, sentándose en la encimera y viéndome tomando el mando con ojos entretenidos.

Louis siempre encontró gran entretenimiento en hacerme su ama de casa. Amaba cuando yo cocinaba para él y se ponía extrañamente caliente ante la vista de mí con nada más que un mandil. El sexo en la cocina se hizo algo común, pero antes de que se emocionen demasiado, retrocedamos. No me gusta dar detalles de nuestra vida amorosa porque ya ha sido desgraciada por muchos fans en internet. Ustedes no necesitan que yo les diga la verdad. Quieren las mentiras sobre dulce esperma.

El día que quemé los huevos cuando, de alguna manera, me encontré entre sus piernas abiertas, besando la saliva de sus listos labios a plena vista de cualquiera que quisiera usar la cocina. Dudé al principio, soltando que seríamos atrapados, pero la amenaza solo emocionó más a Lou.

La siguiente cosa que supe, fue que él tenía sus piernas alrededor de mi cintura mientras sus manos me acercaban más a él por mi cabello recién cortado. La encimera en la que él estaba sentado, eliminaba la diferencia de estatura, por lo que nuestros cuerpos se alineaban a la perfección.

El gruñido que Louis soltó cuando nuestras erecciones se rozaron, fue silenciado por los huevos quemándose. Me alejé, agitado, justo a tiempo para ver las claras tornarse negras. Chillé en un patético intento por salvar nuestro desayuno mientras Louis reía en el fondo. Silenciosamente acordamos no mencionar lo hambrientos que estábamos por otras cosas.

Los fans, ustedes, definitivamente lo notaron. Notaron nuestros ojos enamorados. La manera en que lamía mis labios cuando él hacía lo mismo. Notaron muy bien la comunicación silenciosa que compartíamos. Los tweets sobre nuestro 'bromance' incrementaron a un ritmo alarmante. Y en algún lugar, de alguna manera, creé un fenómeno que me perseguiría toda la vida.

Fue demasiado sencillo, un experimento. Me pregunté qué tan rápido lo notarían. Solo quería poner a prueba los límites. No sabía que daría a luz a un amado monstruo. No sabía que mi creación nocturna infectaría al fandom como un virus. Cuando comenté "Larry Stylinson" anónimamente en un blog, no sabía que cambiaría todo.

¿Pero saben qué, fans? No me arrepiento de eso. A través de Larry reuní a un grupo de seguidores que diferían de los 'directioners' normales. Eran fieles, fuertes, apasionados, pero también eran pacientes, imperturbables ante el odio—eran para siempre. Un directioner ya no es nada más para mí, un Larry shipper es el mundo para mí porque la diferencia es mi felicidad, a los primeros no les importa, mientras que los segundos la ponen en primer lugar.

Fueron los Larry shippers los que me ayudaron en momentos en que cuestionaba todo, que dudaba de mi vida, que odiaba mis decisiones. Me inspiraron a seguir luchando. Me dijeron que estaba bien ser yo, ser gay. Me aseguraron que había amor y odio en el mundo. Me hicieron reír, jadear, resoplar, gritar, llorar con sus carteles y su convicción y su comprensión interminable. Al final del día, los Larry shippers me hicieron escribir esta historia. Me dieron la valentía—me hicieron el Harry Styles que estoy orgulloso de ser. Estos días, solo sonrío por los Larry shippers y solo les agradezco a ellos en mis oraciones.

Pero al principio, era interesante ver cuánta atención podía atraer Larry. Yo, y Simon principalmente, quería probar qué tanto podíamos contar con que los fans nos aceptaran. Seguido intentaba identificar el gatillo cuando me quedaba despierto en las noches. Quizá fue el tweet de Louis sobre querer salir conmigo si fuera una chica. O quizá sus toques afectuosos durante los video diarios. Tal vez fue la vez que Louis confesó que quería casarse conmigo. O la manera en que siempre terminábamos enfocándonos en el otro mientras el mundo se difuminaba en la nada. Supongo que ustedes tendrán qué decirme qué fue lo que los hizo sospechar.

Yo no podría decir qué activó la bomba, pero supe que ustedes no eran completamente conscientes de lo lejos que el bromance había llegado. No creo que sepan lo sucios que mis pensamientos se tornaron de repente. No creo que sepan lo cargados que nuestros inocentes abrazos se volvieron.

Habiendo crecido siendo algo religioso, supongo que había reprimido la necesidad sexual—definitivamente había reprimido ese pequeño tirón en mi sexualidad. Así que la repentina liberación fue abrumadoramente adictiva. Me asustó querer avanzar más, pero también me emocionaba. Estaba aterrado de lo curioso que estaba por bajar su pantalón—de lo seguido que tenía sueños prohibidos y me encontraba despertando con una incómoda erección apretada contra el trasero de Lou.

Debí sentirme sucio, equivocado. Intenté convencerme de mantenerme alejado, pero mientras él más me tocaba, más quería yo tocar algo más que a mí mismo en la ducha. Se hizo dolorosamente claro que solo podía ignorar nuestra necesidad por cierto tiempo.

Fetus | Larry Stylinson | Jayme Dray - Traducción oficialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora