27. Make Me Slap A Silly
Cantar frente a Simon cambió mi vida. Ese momento en que me paré frente a él para mostrarle que estaba equivocado, ese momento me dio la energía para los años que estaban por venir. Miré que estaba sorprendido. Miré que estaba orgulloso. Miré que creía en nosotros—en mí, el pequeño chico con grandes sueños. Eso fue todo lo que se necesitó.
Y a pesar de que mi primera nota tardó en salir, atrapada en mi nerviosa garganta, el resto salió de mi boca salió fácilmente. Escuché a los demás apoyándome. Escuché a Louis justo ahí junto a mí, cantando con esa melódica voz suya, y yo no estaba para nada asustado. Era libre y, más que nada, era muy feliz. Quería hacerlo frente a todo el mundo. Quería hacerlo por siempre de la manera más cliché que se me ocurriera. Cantar era mi pasión.
Estaba temblando cuando la canción terminó. Las palabras que habían volado desde mi boca instantes atrás, se sentían pequeñas porque, en el momento en que nos aplaudieron, me di cuenta de que la felicidad que había experimentado, era temporal, y dependía completamente de su futuro veredicto.
Niall me dio un abrazo de lado mientras caminábamos hacia la playa. Me susurró que estaba orgulloso. Liam sonrió cuando nuestras miradas se cruzaron, pronunciando, "buen chico." Aun así, no podía regresar el afecto de manera inmediata porque estaba muy ocupado pensando en la gravedad de nuestra situación.
Nos acabábamos de presentar ante los jueces. Esta vez no había segundas oportunidades. Este momento determinaría lo que fueron las dos semanas pasadas. O nos aceptaban y nos convertíamos en un grupo de verdad—tendríamos una oportunidad de ser vistos como tal. O no nos aceptaban y nos íbamos a casa por separado para continuar con la vida hasta que One Direction fuera solo un recuerdo distante. No podía pensar en un punto más crucial en mi vida.
Me separé del grupo cuando se sentaron en las escaleras. Caminé hacia la playa una corta distancia hasta que estuve lo suficientemente lejos para no escuchar su incoherente pánico. Mirar las olas estrellarse contra la arena me ayudó a calmarme de alguna manera. Dejé que mi mente volara fuera de mi cuerpo, hacia el horizonte. Pude haber rezado esa vez—probablemente lo hice—pero se borró de mi memoria por lo que pasó después.
"Sabía que podías hacerlo," susurró cuando apareció detrás de mí.
Sonreí sin girar la cabeza, así que quizá pensó que lo estaba ignorando.
"La ley del hielo, ¿huh?" Bromeó, sentándose junto a mí.
Encontré entretenido el que pensara que yo era el único sin hablarle, cuando la semana anterior fue él quien hizo que nuestras interacciones parecieran insignificantes. Hubo algo de amargura dentro de mí, rogando por salir. Hubiera sido mucho más que eso de no ser por los rastros de adrenalina que seguían corriendo por mis venas. Pero era difícil estar enojado con Louis cuando acabábamos de compartir un momento.
Quizá por eso estuvimos juntos por tanto tiempo. Los conciertos ayudaron a disipar la tensión de nuestra relación. En los conciertos, éramos nosotros mismos, y todo lo que queríamos. Me pregunto qué tan rápido habríamos terminado de no ser así.
"Nah," solté, aun viendo al frente, "eso es algo tuyo."
"No he—" comenzó a protestar, inmediatamente a la defensiva.
Yo no quería discutir, así que lo interrumpí antes de que empezara a soltar excusas. Ambos sabíamos que había sido él quien cambió las dinámicas. No había necesidad de señalar eso. No entonces, cuando había cosas más importantes en las qué pensar.
"No era en serio. Era una broma," murmuré, mirando el reflejo del sol en el agua.
"Oh," jadeó en respuesta y no dijo nada más.
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Fetus | Larry Stylinson | Jayme Dray - Traducción oficial
Fanfiction"Él tenía una voz chillona, un horrible corte de cabello, el cuerpo de una chica de trece años y la mente de un chico de trece años. ¿Qué tenía para siquiera enamorarse de él?" Historia original de Jayme Dray, el autor de Confessions of a Gay Disney...