32. Make A Thicker Stew
Cada día fuimos mejores amigos. Cada noche nos besábamos, haciéndonos más atrevidos con cada movimiento fugaz. La segunda vez, sus dedos estaban en mi cabello. La tercera, mi mano estaba bajo su camiseta. La cuarta, dentro de su pantalón. La quinta, en la cinturilla de su bóxer. Y todo ese tiempo, ni una palabra fue dicha para cimentar lo que estábamos haciendo en la oscuridad. Ni una sola palabra, solo torpes besos y respiraciones entrecortadas.
Aprendí rápido mi lección cuando accidentalmente dejé salir un gemido de placer disfrazado. Él se alejó de mí inmediatamente, como si le quemara, y durmió a una buena distancia de mí, deshaciéndose de mis toques apologéticos. Entré en pánico, pensando que lo había arruinado, pero parecía que él solo quería recordarme los límites.
La mañana siguiente él me despertó, pues yo me había movido en posición fetal a la orilla de la cama. No se disculpó porque no podía, pero pude ver en sus ojos que pensaba que fue muy duro. Lo arregló abrazándome todo el día, colgándose de mí incluso cuando Simon nos miró rodando los ojos y pidiendo que fuéramos serios.
La noche siguiente volvimos a besarnos, para mi alivio. Solo a partir de ese punto me mordí la lengua, estiré los dedos de mis pies, tensé mi estómago, pero no dejé salir ni un solo sonido. Todo eso terminó siendo buena práctica para cuando teníamos sexo tras bastidores y enmascarábamos nuestros orgasmos con las canciones de las bandas teloneras. Si hay algo que una relación como la nuestra necesitaba, es cautela, cautela y secretismo.
Enterré todo el placer muy, muy profundamente. Y él terminó siendo el primero en tener un desliz, susurrando mi nombre cuando estiré el elástico de su bóxer y este terminó golpeando la parte baja de su abdomen. No lo castigué porque él solo lo hizo, alejándose de mí el día siguiente y volviendo a su caparazón.
Al principio no sabía por qué odiaba los sonidos. Luego me di cuenta de que lo que estaba haciendo era mantenerlo impersonal y separado de nuestra verdadera identidad. Supe que quería proteger nuestra amistad de la posibilidad de autodestrucción. Lo entendí. Mientras más lo tocaba íntimamente en la noche, menos podía dejar de mirarlo durante el día. Ya no pensaba en él como un amigo.
Y las personas comenzaron a notarlo. Niall hizo un comentario sobre cómo miraba a Louis de la misma manera en que él miraba a la pizza. Me reí, pero en realidad eso me había preocupado e intenté no enfocarme instintivamente en él cuando estaba presente. No podía ser así de transparente, pero lo era, sin darme cuenta, lo era.
Gravitaba en torno a él. No podía esperar a acariciarlo. Automáticamente encontraba sus chistes más graciosos que los del resto y no podía evitar admirarlo, admirar su estilo, su ropa, su cabello, la hermosa manera en que inhalaba con su nariz y sonreía con sus dientes. Me estaba enamorando rápidamente de él y no había nada transparente o casual en tropezar y caer a sus pies.
"Sé que lo besaste," me confrontó Liam una noche mientras cepillábamos nuestros dientes, "es obvio por la manera en que miras sus labios. No puedes evitar mirarlo."
"Lee, no sé de qué—" comencé a excusarme.
"No me mientas, Harry," me interrumpió, "no me gusta."
"Entonces no me fuerces a hacerlo," gruñí a la defensiva, dándole una mirada dura.
"¿Él te obliga a mantenerlo en secreto?" Intentó Liam en seguida.
"No," sacudí la cabeza, "es complicado. Lo que él y yo tenemos es complicado."
"Mira," suspiró, "estamos juntos en esto. Y en algún punto, tendrás que confiar en nosotros."
"No se trata de—no es—" batallé.
"¿De mi incumbencia?" Preguntó Liam, "quizá no. No lo pregunto como compañero de banda, Harry. Lo pregunto como tu amigo.
Asentí, sintiéndome muy culpable de mi arrebato inicial. Quería disipar su preocupación porque no quería romper su confianza, pero al mismo tiempo, no quería traicionar a Louis. Solo quería que Liam dejara de hablar de eso—que lo dejara ir. Yo era egoísta. Sabía que lo que estábamos haciendo no estaba bien, pero también sabía lo que Louis me había enseñado, que siempre y cuando se mantuviera lejos de la luz del juicio, no podía ser tocado por lo correcto e incorrecto. Si eso significaba que continuaríamos—si eso no involucraba consecuencias—entonces se mantendría en la oscuridad.
Tenía que ser egoísta con Louis. ¡Tenía que serlo! Ustedes no lo entienden. Es un mundo de perro mata perro en la industria del entretenimiento. Es implacable y dura y brutal. Tuve que ser egoísta porque, si no lo era, nunca habría sobrevivido y, más importante, nunca lo habría tenido a él. ¿Entonces sacrifiqué un poco de su felicidad por la mía? Sí, lo hice. Pude haber sido un mejor ejemplo a seguir, un chico que sonriera más, pude haberlos herido menos si los rumores de mis acostones no hubieran existido, pero cuando te dan a elegir entre este estilo de vida y eso, la decisión es clara.
No hay moral involucrada. Sigue el contrato y Louis es tuyo en secreto. Rompe el contrato, y olvídate de él tocándote de nuevo. Y si no me creen, la evidencia está justo frente a ustedes. Me rebelé como ustedes me dijeron y ahora él no me hablará de nuevo. Grité como ustedes me dijeron y él está al otro lado del escenario. Yo era yo y él no me ama por eso--no puede. Lo perdí por ustedes. Y los odio por eso, pero no hay nada más qué hacer porque ustedes estaban en lo correcto.
"Quizá Louis esté más dispuesto a compartirlo," amenazó Liam y supe lo que estaba intentando hacer, así que no me rendí.
"Tal vez. Pregúntale," lo reté.
Louis era mordaz con los comentarios, pero no me sentí mal por Liam porque él lo había visto venir desde muy lejos y había decidido lanzarse.
"¿Algo que quieras compartir con nosotros, Louis?" Preguntó Liam al día siguiente, mientras descansábamos del ensayo.
"Nada en particular, no," respondió Louis fríamente desde su posición, con la cabeza en mi regazo.
Intenté distraerlo, haciéndole cosquillas. Él rio, golpeándome ligeramente en la cara, antes de girarse de nuevo hacia Liam.
"¿Algo que quieras que comparta, Liam?" Dijo con desdén, esperando.
"Liam, basta," intervino Zayn y yo estuve sorprendido de que esta vez estuviera del lado de Lou, considerando que era él quien quería evitar que nos hiciéramos cercanos en primer lugar.
"Lou, está bien. Somos amigos," Niall intentó mejorar la situación.
"Claro que lo somos, rubio. Es por eso que compartimos. ¿Sabes eso, Liam?" Soltó Louis, levantándose de mi regazo, "ya ven y dilo."
"Liam," dijo Niall, de repente nervioso por la manera en que ambos se miraban.
"Lee," supliqué cuando se levantó y caminó hacia mí.
"Si debo hacer esto..." soltó Liam.
Me quedé quieto y tragué cuando sentí que se acercó, porque no quería parecer asustado. Liam bajó la bufanda que rodeaba mi cuello. Bajé la mirada al suelo, apenado.
"¿Qué es esto?" Preguntó Liam, apuntando al notable chupetón en mi cuello.
Lo que no se esperaba era la respuesta de Louis.
"Sí, ¿qué es eso?" Dijo Louis fríamente, sus ojos como dagas sobre mí.
Luego dos cosas se hicieron dolorosamente obvias en la habitación. Louis no había hecho el chupetón. Louis iba a matarme esa noche.
"La trama se hace más grande," murmuró Zayn, palmeando su frente ante la anticipación de un dolor de cabeza.
Rasqué la parte trasera de mi cuello con incomodidad. Liam parecía haber sido tomado con la guardia baja. Zayn tenía esa expresión que las personas tienen cuando miran que la mierda se acerca peligrosamente al ventilador. Niall parecía una mezcla de asombro y horror. Louis palideció con visible furia que no creo que mereciera. Se levantó y se dirigió a la puerta.
"Gracias," le soltó Louis a Liam antes de azotar la puerta de madera.
Liam me miró con culpa.
"Gracias," dije también, cruzando los brazos.
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Fetus | Larry Stylinson | Jayme Dray - Traducción oficial
Fanfic"Él tenía una voz chillona, un horrible corte de cabello, el cuerpo de una chica de trece años y la mente de un chico de trece años. ¿Qué tenía para siquiera enamorarse de él?" Historia original de Jayme Dray, el autor de Confessions of a Gay Disney...