50; Un apellido

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❝ Pensaba que el mundo era
tan pequeño a través de
mis ojos cerrados ❞

Narra Autora

Al día siguiente, el trabajo dentro de la Agencia de Detectives llevaba ya media hora desde que dio inicio, siendo Kunikida el más centrado en analizar documentos, leer testimonios o pedir ciertas cosas a otros empleados.

Sin embargo, el ambiente acelerado y laborioso se vio interrumpido por la puerta que daba entrada a la oficina al esta chocar bruscamente contra la pared, dando indicio a que alguien acababa de llegar, tarde, a su trabajo.

De esta forma, llamando la atención de todos los presentes Dazai se inclinó sobre sí para recuperar el aire, apoyando sus manos sobre sus rodillas y dándose un segundo para respirar profundamente.

─¡Llegas tarde!─. Anunció el de coleta y lentes, mirándolo con molestia sin incluso haber dejado de teclear algo que se escribía rápidamente en cierta pantalla de una computadora cualquiera. Mas, luego de recuperar todo el aire que le faltaba, Osamu le miró con una sonrisa sincera y relajada adornando su rostro, después de todo la razón por la que había llegado tarde, frente a sus ojos y a los de ____, era increíble.

─S-sí, es que... Mh─. Balbuceó, llevando su mano derecha rápidamente hacia su nuca, para luego rascar esta mientras reía de manera nerviosa─. Bueno, no importa, jehe...─. Para luego cerrar los ojos y dejando ver una sonrisa sospechosa de la que nadie quiso preguntar, pero entonces, recuperada la seriedad suficiente, aunque aún con una sonrisa, Dazai dejó de rascar su nuca y miró directamente al de coleta─. Kunikida-san, tengo algo que necesito hablar contigo─.

─¿Qué cosa?─. Contestó él, mirándole por el rabillo de sus ojos sin aún dejar de trabajar. Pero ahí, el castaño negó e dio un paso más hacia el de gafas.

─En realidad, es muy importante. ¿Podrías parar de trabajar un momento, por favor?─. Y aunque en cualquier otra ocasión le habría molestado ese pedido, su tono, su hablar y las palabras que usó le hicieron pararse casi de inmediato. Acercándosele a pasos calmados, pero con confusión en su rostro.

─Dime─. Pidió él, a un volumen suave, mientras miraba directo a los ojos de Osamu.

─¿Podrías conseguirme un abogado? ─. Cuestionó, dándose una pausa. Sin embargo, a Doppo aquello no le agradó, pues su ceño se frunció tan pronto abrió la boca para decir algo─. ¡No, no por lo que crees!─. Interrumpió el castaño, con acelero─. _____ y yo hablamos sobre nuestro hijo anoche, y bueno, quiero un abogado porque... Voy a reconocerlo como propio─. Y al decir esto, volvió a rascar su nuca algo nervioso, pero al oírle, sin entender aquello de lo que se hablaba, Kunikida le miró aún algo confundido─. E-es decir... Vamos a cambiar el apellido de Kalem a... Dazai─.

He ahí, incluso sí el rubio fue el primero en escuchar eso, se demoró varios segundos en procesarlo, quedando totalmente en blanco hasta que al fin reaccionó;

─¿¡Qué!?, ¡¿d-de verdad?!. ¡Felicidades!─. Contesta, con emoción que de repente le invade, e imaginándose miles de escenarios en los que el hijo de Dazai estaba presente.

Entonces, luego de sonreír ampliamente, se acerca a él y le abraza tan fuerte como la emoción le deja ser, alzando el cabello de Osamu gracias al viento que provocó su actuar tan repentino. Y riendo con entusiasmo al envolverle con sus brazos, e oír de inmediato como el otro muchacho también ríe con emoción.

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Missing [Dazai y tú] COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora