33; Papá...

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❝Toma mi mano...❞

Narra Autora

─¿Cuánto falta?─. Cuestiona el menor de los castaños, mirando en dirección de su padre al unísono en el que pregunta. Dazai le afirma con uno de sus brazos mientras mantiene el otro vagamente levantado, permitiéndole así acariciar la cabellera desordenada de su hijo.

─Tres minutos─. Calcula rápidamente el mismo mientras mira al pequeño directo a los ojos. Doppo se toma un segundo para verles a través del espejo retrovisor, pero no dice palabra en lo absoluto.

Así, al momento en el que estacionan y se bajan con calma del vehículo, cierto bolso cuelga nuevamente del hombro de Osamu, y las manos de Kalem y el nombrado anteriormente se unen en una mezcla de cuidado y cariño.

Narra Kalem💕

Al bajarnos del auto del señor Topo, lo primero que veo es una casa cuadrada con muchas puertas y ventanas, además de escaleras que te dejan ir a cada piso. Mamá me dijo una vez cómo se llamaba esto, pero no logro recordarlo...

¿Son... De-... Por-... Tamentos?.

─Vivo en el segundo piso, ¿quieres que te cargue mientras subimos las escaleras?─. Papá habla, logrando llamar mi atención y provocando que yo levante la cabeza para verle a los ojos.

─¡Sí!─. Respondo, alzando mis bracitos mientras él ríe de manera suave, pero no sé por qué.

Me toma moviéndose despacio, y me levanta hasta que envuelvo parte de su cuerpo con mis piernas.

Luego, me abrazo a su cuello, y me quedo callado mientras miro como el señor Topo se detiene a un lado de nosotros, parece estar de mal humor... ¡Quizá se enojó por que había mucho tráfico!, ¡oh!, ¡o porque tuvo que decirle muchas veces a papá que él no podía llamarlo "Topo", pero él no le hizo caso!.

Finalmente, ya listos para ir por fin a casa de papá, él gira en dirección del edificio, y camina hacia él con lentitud.

No demoramos mucho en subir, y cuando ya estamos en el segundo piso, papá me baja y yo me apoyo firme con mis zapatitos morados al suelo, al mismo tiempo en el que le tomo de nuevo de la mano y miro mi alrededor. ¡Es un lugar muy bonito!.

Narra Autora

Así es como, y cuando ambos castaños ya están frente a la puerta que da con el departamento adecuado, Kunikida se despide agitando suavemente a su mano dominante de un lado a otro, para luego dar media vuelta ya dispuesto a ir de regreso a su auto.

Kalem y Dazai entran al lugar, y el pequeño observa a su alrededor verdaderamente emocionado, no hay muchos muebles y está un poco desordenado, además de que el decorado impide que se sienta como un hogar más que como un simple departamento, pero el nene es muy pequeño como para darle importancia a esas cosas, así que se limita a correr con apuro hacia el sofá.

─¿Tienes hambre?. Podría calentar un poco de fideos...─. Ofrece el mayor, mirando al pequeño al unísono en el que este se sube con algo de dificultad al sofá amarillento en medio de la sala de estar.

─¡Síiii!─. Celebra este. Y Osamu se ríe dado a la ternura del varón.

Así, ya luego de un rato, ambos terminan comiendo sentados uno junto al otro en el sofá, mientras miran unos monitos animados que, y por mera suerte, aparecieron en la televisión poco después de que ellos llegaron.

Charlan animados, ríen y comen mucho. Gracias a que ambos disfrutan de su compañía, la tarde resulta agradable para los dos. Así mismo, cuando terminan de comer y el show llega a su fin, Kalem saca un par de juguetes de su mochila, y ambos se ponen a jugar con los muñequitos.

─¡Súbete al helicóptero, capitán!─. Advierte el niño, alzando su pequeño helicóptero de juguete con una sola mano, al unísono en el que dice aquello. Dazai asiente algo frenético, y entonces, cuando el menor se para de un salto, ambos corren en fila a través del departamento.

─¡Cuidado, el enemigo está cerca!─. Comenta el mayor, con un auto rojo entremedio de su mano. Oído ello, Kalem hace un puchero y frunce ambas cejas, totalmente metido en la historia de aquello que están jugando.

─¡Fiuuuum!─. Al hacer el sonido del motor, acelera aún más el paso, pero se detiene a medio camino─. Papá, quiero ir al baño─. Avisa, girando hacia su padre al mismo tiempo en el que mueve hacia atrás a su cuello, para poder así mirar a quien nombra a los ojos.

Dazai detiene su actuar de inmediato─. ¿Del uno o del dos?─. Y pregunta aquello al unísono en el que camina hacia el bolso en el que, sabe, se encuentra el adaptador.

Aprovechando ese instante, aunque hace presión entre sus piernas para no tener así un accidente, Kalem alza suavemente a uno de sus bracitos, y al estar este ya hacia arriba, levanta dos de sus dedos y mira a su padre directo a los ojos.

(...)

─Es hora de dormir, peque─. Comenta el mayor, agachandose a un lado de su hijo justo después de haber salido de la cocina, pues acababa de llevar los platos sucios de la once al fregadero. Kalem le observa algo frustrado.

─Pero yo quiero seguir jugando...─. Murmura, con tristeza que no pasa disimulada a pesar de que en parte esa fuera su intención.

─Podamos jugar mañana─. Idea rápidamente el mayor de los castaños─. ¿Y sí te cuento una historia para dormir?─. Pero, al oír eso, una sonrisa no tarda en aparecer en el rostro de Kalem, quien se le acerca un par de pasos ya cada vez más convencido.

─¿La vas a inventar tú?─. Cuestiona, dando saltitos entusiastas mientras mira en dirección de su papá.

─Por supuesto─. Dazai afirma, comenzando a sonreír ya tanto como el niño.

─¡Vale!─. Y este acepta sin dudarlo.

Dicho esto último, el menor se levanta de un salto, y corre hacia el dormitorio. Siendo seguido por una dulce risa proveniente de Osamu.

(...)

─¿Papá?...─. Susurra el menor, pues no sabe sí este ya se ha quedado dormido o no. El mayor le envuelve con un abrazo, y el niño tiene su cabecita hundida en el torso del de rulos.

─Dime─. Murmura este, sumnoliento. No hace más de cinco minutos que terminó el cuento, y ahora intentaba hacer dormir al menor, claro que no estaba muy seguro de cómo lograrlo.

─Te amo...─. Confiesa este, a un volumen bajo.

Sin embargo, esas simples palabras provocan un pequeño infarto que le hace abrir totalmente a sus ojos, y olvidar completamente el sueño que sentía hace unos momentos.

Sin poder controlarlo, y quizá debido al ambiente nostálgico que la noche provoca a su alrededor, lágrimas comienzan a brotar de sus ojos, y una sonrisa enorme se ve formada en sus labios.

Acomoda su cuerpo, y abraza al pequeño un poco más fuerte que hasta hace unos segundos.

─Yo también te amo, hijo...─. Confiesa, también a un volumen bajo. Y el pequeño sonríe con amplitud poco antes de caer dormido.

×🍭×👶🏻×🍭×

Me siento como sí hace una eternidad que no actualizaraaaa, de verdad que últimamente no tengo tiempo ni para respirar ; - ;

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Missing [Dazai y tú] COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora