❝Nadie te enseña a ser
fuerte, pero te obligan❞Narra Autora
Dazai entra al cuarto del pequeño, tomándose un instante para mirar se encuentra con paredes amarillo pastel y un techo blanco, una cama mediana cubierta por una manta estrellada, y muebles de madera pulida pintados de un azul no muy oscuro. Hay dibujos pegados en las paredes, peluches sobre la cama, libros en el estante, juguetes acumulados dentro de un baúl en una de las esquinas, y una ventana grande junto a la cabecera de su cama. Aunque no sabía que esperar, su sorpresa es obvia.
Entonces, el niño detiene su andar sobre una alfombrita con diseño de varios autos, y le hace una seña al mayor para que este se siente sobre el colchón, cosa que hace luego de unos segundos.
Sonriendo ampliamente, Kalem da media vuelta hacia la caja que mencioné con anterioridad, y saca varios de los juguetes que había dentro.
─¡Estos son mis favoritos!─. Confiesa, con una pila de juguetes que a penas y sí logra cargar entre sus manos, para luego dejarlos a un lado del castaño, sobre la cama─. ¡Y este es el libro que más me gusta de todos los que tengo!─. Al decir esto, corre hacia uno de sus muebles y al regresar junto a Dazai le deja ver un libro largo y delgado, con tapa de color rojo y un robot dibujado en la portada─. ¡Se trata de un robot que se pierde en el bosque, pero conoce a muchos animales que hablan con él y se hacen sus amigos!─. Entonces, permitiéndose así dejarse llevar, Osamu esboza una sonrisa amplia y mira aquel libro con entusiasmo.
─¡Que entretenido!─. Celebra, logrando sentir como los ojos del niño brillan con aún más intensidad, y provocando en él una sonrisa aún más grande que la que ya tenía.
─Sí quieres te lo regalo─. Ofrece el menor, dando saltitos al unísono en el que extiende ambos brazos en dirección de su padre y le ofrece el libro. Pero este niega suavemente.
─N-no, no es necesario─. Le dice, a un tono tranquilo y con sus mejillas ya comenzando a ruborizarse. Oído ello, el pequeño le observa curioso─. Quedatelo tú, así tu mamá te lo puede leer cada vez que quieras─. Mas aún, al escucharle decir eso, su expresión cambia y su mirada se pierde por un instante, como sí acabase de ocurrirsele algo. Así que, con algo de esfuerzo dado a su altura, se sube a la cama y se sienta entre Osamu y los juguetes que había sacado momentos atrás.
─¿Puedes leermelo tú?─. Entonces, Dazai esboza una sonrisa.
─Claro─. Y recibe el libro de manera delicada, sin expresar queja o molestia alguna, pues ahora mismo lo único que siente es felicidad─. Había una vez, un pequeño robot lla-─. Sin embargo, pocos instantes después de haber iniciado la lectura, su hijo baja la mirada y se encuentra con las vendas que envuelven tanto sus muñecas como lo que se ve de sus brazos, así que, curioso, vuelve a alzar la cabeza, y abre la boca;
─Uhh... Papá─. Murmura, en una mezcla de preocupación y curiosidad que es bastante notoria a los ojos de cualquiera.
Dazai le mira de manera casi instantánea─. ¿Por qué tienes todas estas vendas?...─. Mas, oído eso, los ojos del mayor se abren en su totalidad, y su cabeza se torna totalmente blanca, dejandole sin idea alguna respecto a qué decir como respuesta─. ¡Hoh!─. Suelta el pequeño, entusiasta─. ¡¿Son de cuando viajaste por el mundo?!─. Pero entonces, la expresión nerviosa en Osamu que ya había disminuido, vuelve a hacer acto de presencia en su rostro.
─E-eh-ehm...─. Tartamudea, desviando la mirada un momento antes de hablar─. S-sí, de cuando...─. Inicia, conectando nuevamente a sus ojos, y hablando a un volumen no muy alto, como sí se hubiera quedado estancado en sus pensamientos─. Viajé por...─. Ahí, vuelve a tomarse una pausa─. ¿Tú mamá te dijo eso?─. A pesar de su expresión, el niño le sonríe de manera amplia, y le responde con emoción aún inundando su cuerpo.
─¡Sí!─. Así, Osamu asiente, y se limita a buscar algo con lo que cambiar de tema, regresando su atención al libro que tiene entre manos.
─¿Sigo leyendo?...─. Cuestiona, agitando a este con delicadeza mientras mira en dirección de su pequeño. Kalem asiente agitado.
─¡Sí!─. Provocando en Dazai una risa suave poco antes de volver a abrir el libro, y leer en voz alta el interior de este.
Mientras tanto, en el comedor a varios metros del cuarto del muchacho, una joven comía de su plato mientras que la otra miraba en dirección de las voces, y revolvía su comida con el tenedor que afirmaba con dos de sus dedos.
Al verle así, Sahori levanta su brazo con suavidad, y le da un pequeño empujoncito en el hombre, captando su atención.
─Tranquila, Kalem se escucha muy contento─. Susurra, sonriendole de manera delicada, en la espera de que sus palabras le logren tranquilizar. Pero, ahí, ____ vuelve a voltear en dirección del cuarto de su hijo, posiblemente con una expresión aún más preocupada que la de hace unos momentos atrás.
─Es que...─. Murmura, mordiendo gran parte de su lado inferior ciertamente nerviosa. Entonces, Sahori cambia su mano de lugar, y la deposita sobre la de la otra muchacha─. Gracias...─. Susurra esta, comenzando a tranquilizarse al unísono en el que inhala y exhala de manera profunda─. Esto es estresante...─. Comenta, aún en un volumen bajo, y usando su mano libre para acariciar parte de su frente, como haciendose un rápido masaje.
Ahí, Sahori se dispone a hablar─. No me has contado mucho respecto a Dazai pero, sí realmente era un muy mal chico, hiciste bien al no decirselo cuando eran jóvenes. Tienes que dejar de castigarte por cómo actuaste en el pasado, _____─. Regañandole con delicadeza, y provocando que la mencionada se incline hacia delante, algo avergonzada.
─Lo sé, lo sé... Pero...─. Balbucea.
─Nada de peros, Kalem está muy feliz y Dazai no se ha enojado ni nada, todo ha fluido lo mejor que pudo─. Afirma la otra, subiendo suavemente el ánimo de su amiga, y provocando en ella una sonrisa dulce.
─Tienes razón...─. Contesta, en un susurro que Sahori por poco no logra escuchar.
─Por supuesto, siempre tengo razón─. Dicho y oído lo último, ambas ríen. Entonces, ____ se reacomoda en su asiento, y de tanto pensar en su hijo, otro detalle llega a su mente.
─¿Crees que Kalem tenga hambre?, almorzó hace ya un rato pero... Le llevaré una merienda. Ya vuelvo─. Sin esperar respuesta, se levanta y trota en dirección de la cocina.
Pocos minutos después, ya con la merienda mencionada entre manos, detiene su andar debajo del umbral de la puerta de su hijo─ cariño, te traje algo de co-...─ y mira al interior con ojos que se tornan sorprendidos a penas su mente procesa lo que está pasando.
─Entonces, el robot Martín llegó a casa de su amigo el duende, y tuvieron una muy divertida tard-─ Así mismo, Dazai para su narración al sentir otra presencia, y al ver ahí a cierta chica en particular, su corazón salta─ de...─.
Sin dar importancia a eso, más aún sin siquiera haberlo notado del todo, Kalem, inclinado sobre la cama mientras desliza la punta de un crayón sobre una hoja, voltea hacia su madre con una sonrisa.
─¡Gracias!─. Celebra, notoriamente animado, para luego regresar la mirada a su dibujo.
─Lo dejaré aquí─. Dice la mayor, dejando el plato sobre un mueble que el pequeño podía alcanzar sin problema. Pero, al cierto pensamiento llega a su cabeza, se ruboriza y voltea rápidamente hacia el mayor de los castaños─. D-dazai─. Llamándole con timidez y atrayendo su atención─. ¿tienes hambre?, puedo traerte algo si quieres...─. Mas, e igual de tímido, Osamu niega moviendo su cabeza de un lado a otro, y dice lo siguiente a un volumen bajo.
─N-no, gracias, estoy bien─.
×🍭×👶🏻×🍭×
¿Parte favorita hasta el momento?😊.
[✨Dato Curiosooo✨✨: El cuento del que se habla durante el cap es uno que escribí cuando tenía cinco años, por eso suena tan loco jsjs.]
Btw, hice un cap único (one-shot) titulado “Filofobia”, lo pueden encontrar en mi perfil sí quieren leerlo. Se podría decir que es una especie de testimonio pero, como dije en la descripción, lo he techo solo para poder desahogarme.
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Missing [Dazai y tú] COMPLETO
Fanfiction[a d v e r t e n c i a; Sexo, humor negro]. ❝ Mi vida ya tenía un proposito para ese entonces, pero yo no me había enterado de ello. Varios años después, luego de que una amiga de la infancia se presentara repentinamente ante mí, lo supe. Kalem, mi...