Missing [Dazai y tú] COMPLETO

60; Final

“Quiero algo justo
como esto”

Narra Autora
TRES AÑOS DESPUÉS;;

El césped medía exactos seis centímetros alrededor del campo, siendo sedoso y notoriamente cuidado por los propietarios del terreno, y logrando así brillar igual que el cielo sobre nosotros. Era realmente grande aún con esa cantidad de gente caminando en su interior, aplastando el césped con sus tacones o las plantas de sus zapatos sin necesidad alguna de empujarse el uno al otro. Además, sus paredes no eran otras más que varios árboles robustos de muchos metros de alto. Y a un extremo del lugar, una gran carpa de color blanco servía como zona de juego para los niños. Kalem y Sosuke, dos pequeños de ahora seis y siete años, jugaban a que eran los reyes de un gran reino que ellos mismos habían creado hacia ya pocos minutos, mientras los otros pocos pequeños fingían ser dragones, hadas, duendes o incluso monstruos. Mas, eso no lo era todo, cruzando por aquel pastizal naturalmente pintado de verde intenso, entre flores blancas, rosas y violetas que habían crecido alrededor del campo, un conjunto de sillas cubiertas por una bella tela de terciopelo estaban acomodadas en hileras una detrás de otra, hasta formar cincuenta de un lado de la alfombra y cincuenta del otro.

Sahori, Ranpo, Kunikida y el resto de la agencia estaban sentados en los primeros asientos, pudiendo ver con mayor claridad la ceremonia que comenzaría dentro de poco, y apreciando así a detalle el precioso lugar en el que se reunirían los novios. Hoy, la morena, quien aún era novia del chico de ojos verdes llamado Ranpo, llevaba puesto un hermoso y escotado vestido azul marino, y traía una sonrisa radiante plasmada en sus gruesos labios.

Pero, siguiendo ya el recorrido, cerca de otro costado un pequeño grupo de no más que cuatro músicos entre los treinta y cuarenta años, tocaban instrumentos tales como el arpa, el violín y el piano, sentados por encima de un pequeño escenario pintado de un tono difícil de describir; Opaco, pero realmente llamativo.

De esta forma, a pesar del bullicio, de los comentarios ansiosos y las sonrisas cargadas de anhelo por parte de los invitados, el repentino silenciar de los instrumentos hizo que todos se callaran y miraran en la misma dirección en la que la alfombra beige, por la que caminaría la novia en cuestión de minutos, daba inicio; Una tela que brillaba tanto como el sol de aquel verano.

Allí, sin aguantar otro segundo,
Dazai entró a escena dando pasos entusiastas y agitados, paseándose por la alfombra con su traje hecho a talla mientras todos le brindaban un gran aplauso, y esa sonrisa en su rostro aumentaba cada vez más otro poco. Entonces, a mitad de su apresurado camino, la melodía volvió a sonar de fondo, iniciando a un volumen bajo y tranquilo, pero invadido de alguna forma en total emoción y encanto.

Su bello traje grisáceo, tanto con detalles celestes como negros, su cabello ondulado brillando con el sol, y esa sonrisa sincera que sólo con su familia había encontrado. Llegó a su puesto y sonrió al hombre de bata tan normal como pudo, queriendo ocultar su emoción quizá tan solo por un momento. Sin embargo, sus ojos resplandecían y sonreía tanto que los músculos de su boca ya comenzaban a sembrar agotamiento, enrojeciendo a sus mejillas y irritando a sus, ya algo aguados, bellos ojos. Pero ahí, un instante después de que incrementara el volumen de esa suave melodía con un pequeño solo del piano, _____ fue la siguiente en cruzar el umbral floreado al otro borde de la alfombra, avanzando lento, disfrutando cada una de sus pisadas y cada mirada que conectaba con los invitados, tanto a la derecha como a la izquierda de su cuerpo.

Kalem y Sosuke caminaban frente a ella, arrojando pequeños pétalos mientras sostenían con diferentes manos de la misma canasta, y al unísono en el que sonreían con emoción por ver a cada pétalo volar en direcciones opuestas. Entonces, y guiándose por la relajante escena que les rodeaba, ciertos pájaros que pasaban por la zona bajaron a hacerles compañía, cantando a susurros y mientras intentaban agarrar los pétalos que los niños soltaban, para luego continuar con su vuelo sin siquiera mirar atrás.