❝ Cariño mío, cuando todo esté
dicho y hecho creerás que
Dios es una mujer ❞Narra _____
─Listo─. Aviso, enterrando la pala en la tierra a un costado de mis zapatos justo después de haber terminado mi trabajo. Y Osamu se acerca a mi a pasos lentos, tomándola para luego llevarla a la parte trasera del vehículo, junto con el resto de cuchillas y armas.
─Bien, vámonos─. Indica, trotando hacia la puerta que da con el asiento del copiloto. Y yo asiento casi de inmediato, apresurandome a subir también, para luego dar inicio al recorrido. Es así como, tal cual dije hasta hace casi una hora, un rato después me detengo ya frente al edifico en el que está mi departamento.
─¿Pasas?. Me vendría bien una última cerveza antes de ir a la cama, pero detesto beber sola─. Pregunto, sin saber qué respuesta esperar. Y, luego de haber desconectado el cinturón de seguridad que me rodea, volteo en su dirección.
─De acuerdo─. Me contesta, brindándome una sonrisa suave que no había visto venir. Es decir... Casi siempre estamos discutiendo o amenazandonos de muerte, pero a fin de cuentas creo que formamos un buen equipo.
Así es como, dicho lo último, ambos salimos de la camioneta, y yo rodeo esta hasta llegar al cemento que conforma cierta vereda blanca. Ahí, cambio mi rumbo hacia la puerta de entrada del lugar. Y a pesar de que el castaño camina a mi lado, está a pocos pasos de distancia, y me sigue en silencio.
(. . .)
─Aquí es─. Aviso, deteniéndome frente a una de las puertas en aquel largo y maltrecho pasillo de paredes verdes petróleo.
Saco la llave de mi bolsillo, y abro la puerta con delicadeza, evitando que esta rechine y dándome tiempo a mirar el interior del lugar en busca de algo que sobresalga; Ropa interior sin guardar, basura tirada por el suelo, entre otras cosas. Entonces, cuando la puerta ya está totalmente abierta, me muevo a un lado y hago una ceña a mi acompañante, pidiéndole que él entre antes que yo. A lo que, notoriamente curioso, no tarda en obedecer.
─Espera en el sofá, iré a la cocina a por las cervezas─. Pido, a un volumen suave que es provocado por el cansancio. Pues sí, realmente fue un día largo.
Narra Autora
─De acuerdo─. Le responde, paseando su mirada brevemente por ella poco antes de voltear y caminar hacia el sofá que la misma chica señaló hasta hace pocos segundos. Sin embargo, cuando la puerta de la cocina suena con suavidad, indicando que ella ya ha entrado a aquel sitio, sus ojos pasean por el lugar, y cierto cuarto llama su atención.
El refrigerador se cierra y, con los cinco dedos de su mano derecha, sostiene las bocas de las botellas con determinio, cuidando el que estas no se le vayan a caer. Así, luego de apagar la luz de aquel cuarto, cierra la puerta a sus espaldas y gira hacia el sofá en el que indico a Dazai que se sentase a esperar.
Más, él no está ahí, cosa que le hace alzar ambas cejas casi al instante, observando la sala con duda para, poco después, comenzar a analizar a detalle el interior de su casa.
¿Falta algo?, ¿está todo en su sitio?, ¿las puertas están todas cerradas?. Probablemente, fue mala idea invitar al varón.
Pero entonces, se da cuenta de que la puerta de su dormitorio está abierta y, preocupada, se apura a la hora de cruzar el umbral. Encontrándose al castaño recostado sobre la cama, a un lado de los cojines, y con ambos brazos bajo su cabeza.
─¿Esto es un sofá, para ti?. Porque recuerdo claramente haber dicho “espera en el sofá”─. Recrimina, mirándole con una ceja alzada y ambos brazos cruzados por delante de sus cuerpos, provocando que ambas cervezas cuelgen a un lado de su cadera, siendo aún afirmadas nada más por los dedos de una de sus manos.
─Me dio curiosidad el saber dónde era que dormía una de las mejores reclutas de la Port-Mafia─. Se excusa, mirando en dirección del techo y hablando a un tono neutro, haciendo claro el hecho de que no le da importancia a su “visita”.
Sin embargo, ____ hace una mueca apenas oírle hablar─. Paren todo─. Y alerta, mirando a su alrededor como sí hubiera alguien más en el cuarto─. ¿Osamu Dazai acaba de halagarme?─. Sonríe con amplitud, pero le observa de manera burlona.
Y el nombrado desvía la mirada con diversión al escucharle decir eso─. No te acostumbres─. Le advierte, con seriedad. Mas, muerde su labio inferior en el intento fallido de no demostrarle que se divierte, y desvía la mirada por un instante.
─Jo...─. Maldice la muchacha, dejándose caer a un costado suyo.
Al principio permanece sentada, pero, luego de mirarle por el rabillo de sus ojos y notar así que él también le está mirando, se deja caer por completo, y su cuerpo rebota con suavidad cuando su espalda toca el colchón─. Ten─. Comenta, estirando su brazo en dirección del chico y manteniendose inmóvil por unos segundos. Finalmente, él recibe la botella que ella le está ofreciendo.
Y sin embargo, cuando eso pasa, ambos se quedan quietos y el tiempo parece detenerse por un instante, pues sus dedos rozan de manera evidente, y una sensación conocida pasea por sus cuerpos.
─Gracias─. Finaliza el castaño, seco, justo antes de destapar su botella y darle un trago─. Oye, deberías ponerte más seguido ese vestido...─. Y le murmura, a un tono neutro que la joven no logra descifrar.
Mas aún, sus mejillas se tiñen de rojo─. No comiences─. Y se queja, girando su cuello en dirección del varón y observándole con molestia mientras apreta el borde de su cerveza con una de sus manos, nerviosa. Pues él suele buscar la manera de provocarla, y la gran mayoría del tiempo termina por lograrlo.
─Detenme entonces─. Le exige, a un volumen bajo.
Acomoda su cuerpo hasta que sólo su cadera y codo izquierdo tocan la manta debajo suyo, acerca su rostro, y mira a la joven directo a los ojos, expectante─. Cállame, _____─. Ahí, su mano se desliza con suavidad hasta llegar al ombligo de la menor, y acaricia su torso por encima de la delgada tela que cubre el mismo.
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| i n s t a; andreaa.wttpd |
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Missing [Dazai y tú] COMPLETO
Fanfiction[a d v e r t e n c i a; Sexo, humor negro]. ❝ Mi vida ya tenía un proposito para ese entonces, pero yo no me había enterado de ello. Varios años después, luego de que una amiga de la infancia se presentara repentinamente ante mí, lo supe. Kalem, mi...