29; Responsabilidad

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❝Donde fuiste tan feliz
siempre regresaras❞

Narra Autora

El mayor de los castaños había estado toda la noche pensando en qué haría a continuación, en cómo ayudaría a su hijo monetareamente sí el período de prueba en su trabajo aún estaba a meses de finalizarse. Dando paso a lo que parecía ser un nuevo capítulo en su vida, ¿qué era lo más responsable por hacer?.

Así, a la mañana siguiente, debajo de un cielo soleado que aún no brindaba calor, entró a la oficina compartida de A.D.A a pasos lentos, con la cabeza baja y ambos brazos colgando a los costados de su torso, notoriamente cansando.

Atsushi, Kunikida y Tanizaki charlaban a un metro de la entrada, contando trivialidades del día anterior. Pero entonces, cuando la presencia de Dazai se dejó notar gracias al cerrar algo brusco de la puerta, todos voltearon a verle, y el albino se le acercó con una sonrisa tímida adornandole la cara.

─¡Dazai-san!, ¿estás bien?─. Cuestiona, depositando suavemente a su mano sobre el hombro del varón. Quien alza delicadamente su cabeza, y le mira a la cara.

─¡Sí!, ¿por qué no viniste ayer?─. Regaña el de gafas, moviendo su cabeza y haciendo a su coleta saltar junto a la gravedad.

─Ah, conocí a mi hijo... ─. Murmura él, desviando la mirada en dirección de la oficina de Fukuzawa, y alcanzando a dar unos pasos hasta que otras voces vuelven a hacer acto de presencia.

─¿A-ah?, ¿... Qué diji...?─. Balbucea el de mechas blancas, totalmente confuso ante lo que acaba de escuchar.

─¿¡HIJO!?─. Y el rubio grita, boquiabierto. Ranpo, que también estaba ahí, mira la escena con sorpresa.

Sin embargo, él les ignora completamente, y se dirige sin esperar más a la puerta que da con la oficina de su superior.

Al llegar, da tres suaves golpecitos a esta, y murmura lo siguiente─. Señor, ¿puedo hablar con usted un segundo?...─.

─Adelante─. Oye decir.

Sin más, ingresa a la oficina y cierra con suavidad la puerta a sus espaldas. Oculta sus nervios perfectamente, pero cuando el peli-blanco alza el cuello para verle a la cara, se da cuenta de que no sabe qué decir, y comienza a improvisar.

─Verá... Significa mucho para mí trabajar en esta agencia─. Hace una pausa, y baja la mirada hacia sus pies─. Me daría una pena tremenda dejar este trabajo...─. Dicho ello, no puede evitar recordar a alguien, pero tampoco demora en recuperar la compostura, y verle directo a la cara─. Pero... Ahora tengo a alguien a quien... Debo ayudar económicamente. Sé que mi tiempo de prueba todavía no finaliza y por tanto no van a pagarme aún, así que...─. Intenta explicarse, y al quedarse sin palabras, mantiene la boca cerrada por un momento─. Le pido que por favor este tiempo asignado finalice y así yo pueda seguir trabajando con usted, de otra forma tendría que renunciar y buscar trabajo en otra parte─...

Al oírle, Fukuzawa se acomoda en su lugar y, con ayuda de un semblante serio, analiza su mirada.

─Mmh... Me has demostrado...─. También, hace una pausa y piensa detenidamente en lo que dirá─. A pesar de tu actitud en ciertas ocasiones, una de mis mayores dudas a la hora de contratarte, que es el hecho de que sí puedo confiar en ti. Así que, Dazai, sí estoy dispuesto a dar por finalizado el tiempo de prueba y darte la paga mensual, como a cada uno de mis empleados. Pero espero de ti más compromiso y más responsabilidad con la agencia.

A penas oírle, el castaño asiente de manera determinada, y le esboza una pequeña sonrisa.

─Muchas gracias─. Murmura, recibiendo un gesto simple de vuelta y girando en dirección de la salida casi inmediatamente. Sin embargo, al cruzar el umbral y cerrar la puerta nuevamente detrás de sí, lo primero que escucha es el grito proveniente de una chica de bata blanca.

Missing [Dazai y tú] COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora