25; Viaje

2.9K 354 133
                                    

❝Yo necesito ganas, no
querer ganar...❞

Narra Autora

Inquieto, callado, Dazai se levanta con cuidado y camina a pasos lentos, hace el ademán de dirigir su mano al pomo, pero su cuerpo se siente inútil por un momento, así que deja caer su cabeza en la puerta, y apoya su frente sobre aquel frió material.

Sus manos tiemblan, sus piernas flaquean, hay un nudo grande en su garganta, y de repente, esa sensación vacía le invade, esa sensación en la que necesitas del contacto de alguien, del abrazo de alguien, pero no hay nadie más que tú presente. Tan solo, tan vacío, se echa la culpa por un instante, fue él, él causó el no conocer a su propio hijo, él y sus malas decisiones, él y su “viejo yo”, ¿o no es así?.

¿Cómo podría haber hecho algo así?, ¿cómo podría haber hecho daño sin haberse siquiera percatado de ello?, ____ tenía razón, ella tenía dieciséis años, pero él ya era técnicamente un adulto, él tuvo que haber tenido más cuidado, él tuvo que haber dicho 'hey, quiero hacer esto contigo, pero no sé mucho al respecto, ¿quieres que aprendamos juntos?' ¿quieres... Que crezcamos juntos?, ¿que no estemos cerca solo cuando o porque necesitamos contacto físico?, ¿que seamos... Más que solo esta clase de amigos?.

Era increíble que le hubiera costado cuatro años darse cuenta de todos los errores que había cometido, darse cuenta de que sí le hubiera dicho a ____ lo que haría, quizá ella hubiera dicho la verdad, y podrían haber iniciado una familia juntos, dejando a la soledad y la muerte de lado, como parte del pasado o de sus recuerdos antiguos. Pero... Ese niño, un hijo, su hijo, ciertas cosas comenzaban a tener sentido luego de esa confesión, ciertas partes tanto del pasado como de su presente. Pues, aunque podría ser un idiota en varios aspectos, él sabía que este niño podría ser una razón para permanecer en este mundo, y a pesar de las emociones revueltas en su pecho y estómago, no veía la hora de conocerlo.

Por parte de _____, cuando ella llegó a casa, aunque primero que todo pasó al baño, pues necesitaba un momento para ocultarse y aclarar sus futuras acciones, se encaminó al dormitorio de su pequeño y abrió la puerta realmente despacio. Sin embargo, este sí logró oírle, y a penas voltear a verle corrió hacia ella y rodeó sus piernas con sus pequeños brazos.

Sahori estaba sentada en la cama, con un dinosaurio de plástico entre sus manos y una sonrisa de bienvenida plantada en su rostro, pero al ver la cara llena de ansiedad en su amiga, quien claro lo había disimulado frente a su hijo, no le bastaron más que tres segundos para abandonar el cuarto. Cabe recalcar que, entre la emoción de ver a su madre llegar ya del trabajo, el pequeño no se dio cuenta de ello.

─Cariño, ven, siéntate, te voy a contar algo─. Pidió la mayor, mirando a su hijo con una sonrisa falsa que el inocente castaño se creyó sin siquiera pensarlo. Y al sentarse sobre la cama, la mujer mantuvo su sonrisa, y él le observó con curiosidad notoria─. ¿Te acuerdas de que hace algunos días me preguntaste sobre tu papá?─. Así es como, oído ello, el pequeño abre su boquita y asiente de manera acelerada─. Bueno, la verdad es que tu papá estuvo en un viaje muuy largo alrededor del mundo este último tiempo, pero volverá mañana. Así que, sí tú también quieres, él vendrá a casa a visitarte─. Así, con una sonrisa suave y en la esperanza de que el niño se creyera sus palabras, el silencio hizo acto de presencia por un instante, pero tan pronto como una enorme sonrisa se formó en su cara, las siguientes palabras salieron de su boca.

─¿Voy a conocer a mi papá?...─. Se baja de la cama, y antes de abandonar el cuarto mientras da saltitos de emoción, mira por última vez a su madre, dejándole encontrarse con sus ojos brillantes en entusiasmo y ablandando el nudo en la garganta de la mayor─. ¡Tía Sahori!─. Llama el pequeño, ya en medio de la sala─. ¡Voy a conocer a mi papá mañana!, ¿¡cómo crees que es!?, ¡¿tendrá rulitos?!, ¡a-así como yo!. ¡Mamá me dijo que estaba viajando por el mundo!, ¡¿crees que habrá visto a un pingüino?!, ¡o-o a una cebra!. ¿¡Y SÍ CONOCIÓ A SANTA!?.

Mas, ahí, a pesar de la felicidad que le entregaba la reacción de su hijo, la culpa no había querido desaparecer de encima de sus hombros, su pecho ardía y un sudor frío era despedido por su frente cada ciertos segundos, no quería moverse, no quería pararse. Entonces, la imagen del actual Dazai llegó a su mente, ¿había hecho lo correcto al ocultarle el embarazo?, ¿él había acaso cambiado realmente, o seguía siendo tan despiadado como lo era antes?, no, ella no podía criticarle, fue igual a él, pudo incluso ser más cruel que el propio Dazai, no tenía el derecho a pensar así de su antiguo acompañante. Así que, quizá... ¿No tuvo el derecho a ocultarle algo como ello, no...?. Dado a todos esos pensamientos, no lograba entenderse ni a sí misma, pero el hecho de que Dazai regresaría a su vida empezaría mañana.

Una lágrima delicada cae del borde de uno de sus ojos, y sus cejas fruncidas con frustración producen una expresión confusa al mezclarse con su pequeña sonrisa.

Dazai...

_____...


×🍭×👶🏻×🍭×

Quedó cortito pero espero que les haya gustado😊. ¿Qué les pareció el capítulo?.

Missing [Dazai y tú] COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora