Capítulo 3

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–23 horas.

Mi equipo se encuentra listo.

La revisión de los mapas, listo.

Armas, listo.

Soldados, preparados y listo.

Cierro mis ojos preparándome para la misión, tengo todos los puntos listos. Giro mi rostro observando a mi equipo que se encuentra listo para aterrizar. <<Todo va a estar bien>> me digo a mí misma, una y otra vez. Talvez no compartamos la misma sangre, sin embargo, lo quiero como a uno.

—En cinco minutos, vamos a aterrizar. —la voz del piloto me regresa a la realidad.

Mi equipo revisa sus armas. Vuelvo a cerrar mis ojos, inhalo y exhalo controlando los miedos que amenazan con llegar a mi cabeza <<Todos mis miedos deben quedarse aquí>> me susurro mentalmente una y otra vez. El helicóptero se remece indicándome que ya aterrizamos. Me levanto lista para proseguir con la misión. Bajamos con las armas listas, de forma silenciosa. Mi corazón late con desenfreno en cada paso que avanzamos estamos más cerca de llegar a la parte más complicada de la misión, ya que debemos estar preparados para inmovilizar cualquier posible enemigo, procurando salir.

Caminamos poco, cuando la finca aparece delante de nosotros, es de gran tamaño, posee una cerca de bloques que está a la par de un muro de árboles. El primer grupo de mi equipo emprende su parte.

Distracción; cuatro soldados localizaron un auto que pertenece al dueño de la finca y van a prenderle fuego. Eso hará que los hombres que están armados afuera, vayan a verificar que todo esté bien. Cuando eso ocurra, tendremos una pequeña ventaja para poder entrar, localizar los objetivos y salir con vida.

Los otros seis soldados permanecen conmigo, esperando la señal de sus compañeros. <<Blaz, espero que nuestro padre te haga sufrir mucho cuando regreses>> la señal no se hace esperar cuando llegan haciendo un movimiento de cabeza indicándonos que todo marcha según el plan creado.

Comenzamos a caminar de forma lenta, vigilando que los guardias ya no estén, así mismo es. Nos colocamos en una fila para abrir la puerta. Entramos, no hay señal de vida, sin embargo, un hombre aparece de la nada con un arma, antes de que lograra apuntarnos, levanto mi arma un UMP-45 y jale del gatillo en un movimiento rápido y al siguiente su cuerpo sin vida cae al suelo.

Seguimos avanzando, hasta que llegamos a un cuarto lleno de armas, seguimos caminando y encontramos otro cuarto, pero este estaba lleno de computadoras, parece ser la oficina de alguien.

Ignoro eso hasta que encuentro unas escaleras. Comienzo a bajar lentamente, hasta que mis ojos encuentran a un grupo de soldados que tienen grilletes en las manos y en los tobillos, sus rostros están cubiertos por un saco negro.

Busco a mi alrededor algo que pueda utilizar para abrirlas, pero este lugar está lleno de piedras, es más parece ser un lugar utilizado para las torturas, hasta que mi mirada recae en una silla que tiene un juego de llaves colgando. Las tomo entre mis manos llevándolas hasta el primer soldado, abro los grilletes que se encuentran en sus muñecas y piernas. Cuando he tenido misiones de esta índole, mi corazón late desenfrenadamente. Quito el saco de su cabeza temiendo lo peor, llevo mis manos a su cuello buscando su pulso, es débil.

No reacciona.

Esto requiere una acción desesperada.

Alzo mi mano y le proporciono una cachetada con todas mis fuerzas, mi mano arde, no ha reaccionado y vuelvo a levantar mi mano, pero antes de que le dé otra cachetada, el soldado abre sus ojos de golpe enfocándose en mí, le muestro mi mejor sonrisa, mientras él me observa con molestia. Le brindo las llaves, las sujeta sin oponerse. Me pongo de pie en busca de la otra persona.

D'yavolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora