Te quiero, a pesar de no decírtelo siempre, te pienso y te extraño, no puedo imaginar un mundo sin ti.
Katarina.
—¿Papá? —la pregunta brota de mis labios al contemplar una sombra alta.
Este se voltea dejándome ver al dueño de la sombra ¿quién es este señor? ¿Qué hace aquí? Retrocedo de forma lenta, su mandíbula se tensa al verme, levanta su mano y por auto reflejo me cubro con mis brazos.
Sin embargo, nunca ocurre nada, bajo mis brazos para poder observar que está haciendo este señor y él lleva uno de sus dedos a su boca, mandándome a callar. Sus ojos son grises, permitiéndome ver algo que se esparce, solo que no sé qué es.
—Haz silencio, niña —susurra con su voz grave.
No le respondo nada y en su lugar, siento como el señor sujeta mi muñeca llevándome hasta un closet que tenemos en mi sala. Antes de cerrar la puerta, vuelve a hacer el mismo gesto, de que guarde silencio. Abrazo a mi peluche y cuando tengo la intención de salir un sonido grotesco me detiene. Observo detenidamente por una rendija.
Ahh están mis padres, solamente que se encuentran de rodillas, alguien está enfrente de ellos dos. No logro divisar su rostro, ya que su tamaño es sumamente intimidante, su acento no es alemán, más bien es ruso. Camina de un lado al otro, mientras algo se balancea entre sus dedos.
—No todo en esta vida tiene perdón y es algo que deberían saber, las deudas se pagan con sangre al igual que las traiciones —su acento es aún más marcado, mi corazón se desemboca en gran manera.
Se detiene frente a mi padre, apuntándole con lo que parece ser un... arma. En el rostro de mi Vatter no hay asombro, dibuja una sonrisa de superioridad en su cara y niega con la cabeza.
—Aquí nunca hubo traición, mucho menos deudas, solo hay personas que no logran superar las derrotas.
¿A qué se refiere mi Vatter? ¿Quiénes son ellos? ¿Qué hacen aquí? ¿Qué le van a hacer a mi familia? Debería saber qué hacer y lo sé, solo que cuando te preparas para algo, es complicado actuar, mucho más cuando tus padres están de por medio. Mis ojos escuecen en el momento que el hombre golpea a mi padre, una y otra vez, hasta que la sangre emana de sus labios. Cierro mis ojos, tapando mis ojos, lo único que logro escuchar son los sonidos que provocan los golpes.
Abro mis ojos de golpe sintiendo como el aire me falta, me siento levemente mareada. Cierro mis ojos intentando concentrarme en que solo es un sueño, un mal recuerdo de todo lo que viví, pero también me sirve para volver a enfocarme en mi principal misión. Siento mi visión nublarse y ese dolor palpable querer apoderarse de mi pecho, de mis sentimientos. Niego con la cabeza. Sin saber por qué o cuando, contengo la respiración buscando un alivio momentáneo a un problema que lleva demasiados años. Las lágrimas amenazan con escaparse de mis ojos, pero no permito que salgan.
No soy débil, no lo soy, no puedo permitirme derrumbarme ahora. No ahora, que por fin tengo pistas sólidas para llevar a cabo mi venganza. Pero no logro controlar mis emociones, mi cuerpo tiembla al sentir de forma tan vivida mis recuerdos, los gritos me dejan sorda. Mientras la realidad se mezcla con el pasado, ese oscuro, desastroso, que está lleno de vidrios rotos.
—Te amo, mi pequeña reina —mi padre acaricia mis mejillas antes de depositar un ligero beso en mi frente.
Niego con la cabeza, deseando que se vaya ese recuerdo, que desaparezca. Porque con el tiempo he comenzado a olvidar su rostro, el color de sus ojos, su sonrisa y no saben lo jodido que se siente olvidar a la persona más importante en tu vida, saber que pudiste haber hecho algo, pero eras muy débil, tenías miedo y ese se apoderó de tu cuerpo.
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D'yavol
Random"Los chicos buenos van al cielo, pero los malos lo traen para ti" Ella es una militar, condecorada, una de las mejores en su trabajo. Él es... un extraño, no tan extraño. Ella ha pasado por muchas cosas, no cree en el amor, pero si en la venganza...