La verdad, esa esta sobreestimada.
Adler Müller.
Camino de un lado al otro en la vans. Como ya he dicho tantas veces, como padres tenemos la tarea más difícil de todas. Educar, proteger, cuidar, enseñar, guiar a nuestros hijos, para que no comentan los mismos errores que nosotros hemos cometido. Sin embargo, hay ocasiones en las que ellos deben pasar por eso, ya que son tan testarudos, que la única manera en la que entiendan es viviéndolos ellos mismos.
Ahora estoy sintiendo mi piel erizarse ante la idea de que ella vaya a... pero no puedo sacar conclusiones con base en lo que me preocupa, tengo que sacarlas con base en que confió en ella, en su criterio. Decido confiar en que mi hija hará lo que sea mejor para ella.
—¿Qué está haciendo él? —le pregunto a Adeline, quien finge tranquilidad.
—El capitán Thompson se ha retirado del baile, creo que no lo dejaron pasar por el corredor en el que se fue Rostova —me informa.
Asiento con la cabeza. Pensé que tener a ese hombre en el equipo de Katarina sería una buena idea, sin embargo, acabo de chocar contra una realidad diferente a la que pensaba. Llegando a la conclusión que ha sido la peor decisión que he ejecutado. Es bueno en misiones de rescate, en seguir órdenes, pero no lo es saliendo de un problema imprevisto, tampoco en las misiones encubiertas.
—¿Cometí un error? —hablo en voz alta.
—Señor, si me permite explicarle algo, yo diría que sí —la voz de Ancel me saca de mi meditación—, ella no es el tipo de persona que trabaja bien con alguien pisándole los talones y mucho menos si esa persona quiere meterse entre sus bragas.
Es la persona más apegada a ella, por ende estoy seguro de que detrás de esas palabras hay sucesos que ella no me ha contado.
¿Debí decirle de la cámara en la habitación? Esa pregunta resuena en mi cabeza.
—Señor, como padre de mi amiga puedo decirle algo—, la voz de Adeline gana mi atención de manera breve.
—La escucho.
—Katarina está diferente desde las últimas misiones puede notarlo, ella no es la misma —sus palabras poseen cierta verdad—, es más cuando contemplo la muerte del hombre que dirigía la iglesia, ella solo queda en shock.
Las palabras se detienen, sin deseo de salir, sin querer responderle. Pueden ser muy unidos a ella, sin embargo, no saben nada de las cosas que ella es capaz de hacer, lo que ha vivido. Esas cosas que no le cuenta a nadie, lo persistente que se puede tonar hasta conseguir su objetivo. Es una militar de alto rango, por ende es capaz de engañar a quien ella quiera. Hasta se puede engañar a sí misma.
—¡Señor! —Thompson hace acto de presencia, gritando.
Me giro lanzándole el zapato que tenía en mi mano, que viaja directo a su cara. No lo esquiva y termino escuchándolo maldecir por lo bajo.
—Me podrías explicar ¡¿Por qué entras gritando?! —le grito sintiendo las ganas de despedirlo.
Él se acerca de manera lenta, evaluando que yo no tenga otro zapato a mi alcance. Hace un saludo militar, posteriormente descansa. Su rostro me lo dice todo.
—Ella se fue con ese rubio, por la puerta que no me dejaron entrar —más que informar, se está quejando.
—Lo sé.
El rostro de él se contorsiona en una mueca de duda o disgusto. Este gringo es complicado de comprender. Me acerco hacia Adeline, a la espera que me muestre lo que está ocurriendo en la habitación del Underboss. Apareciendo en las pantallas Katarina acompañada por el chico rubio, mi cuerpo se tensa al considerar que esté con ese hombre, siendo él la persona a la que buscamos.
ESTÁS LEYENDO
D'yavol
Sonstiges"Los chicos buenos van al cielo, pero los malos lo traen para ti" Ella es una militar, condecorada, una de las mejores en su trabajo. Él es... un extraño, no tan extraño. Ella ha pasado por muchas cosas, no cree en el amor, pero si en la venganza...