Recuerdos...
Kirill
Era una mañana de junio, no tenía ganas de ganas. Solo quería dormir, pero como siempre mi padre poseía otros planes. Por mi parte mantenía una resaca de los mil demonios, sin embargo, eso no le importa. Me mando a vestirme apropiadamente, ya que visitaríamos un orfanato, al cual él hacía "donaciones" me sorprendía lo caritativo que podía llegar a ser, es sarcasmo. Sé que se tiraba a la directora de ese lugar.
A regañadientes, llegamos. Todo se veía tan sombrío, oscuro, triste, ni el cielo era capaz de brillar por su propia cuenta en este hueco. La infraestructura estaba toda deteriorada, es más, no comprendía ¿Cómo no se había caído?
—Entra, y compórtate como un hombre —ordeno mi padre.
No le respondí, solo entramos al lugar y como era costumbre, todos los niños se encontraban en el patio. Mi padre fue directo a la oficina de la directora y solo alcance a ver cuándo cerraban la puerta. Empecé a caminar sin rumbo fijo. Encontré un sillón cerca de la oficina, saqué un cigarrillo y me senté. Pero al instante un grito hizo que me erizara.
Me levanté del sillón contemplando como la colchoneta que lo cubría, se movía, hasta que me dejo la visión de una hermosa muchacha, de cabello rubio, ojos color miel, con rostro de muñeca, pero con el ceño fruncido. Tenía un libro en la mano y salió de su escondite. Ahora parada, la contemple y Wow es poseedora de un cuerpo como de sirena, simétrico, pero un poco más caderona.
—¿Quién es usted? ¿Qué hace aquí? ¿Acaso no sabe que es nocivo para la salud fumar? —dijo aquella pequeña sirena, con carácter de demonio.
—¿Qué hacías ahí? —le respondo con otra pregunta, señalando el sillón— se supone que "tendrías que estar afuera" —pronuncio lo último entrecomillas.
Su mirada desafiante no cambia. Pero si me ignora y pasa al lado mío.
—¿No sabes que es de mala educación dejar hablando a alguien solo? —trato de llamar su atención. Lo único que logro es que se gire.
—No, no eres nadie. Los de aquí no fuman y mucho menos tienen dinero para vestirse de esa forma —responde cruzándose de brazos— aquí quien tiene que dar explicaciones, no soy yo.
—Me estabas detallando —digo con una sonrisa de oreja a oreja.
Pero me ignora y sigue su camino. Sin pensarlo mucho corro hasta lograr alcanzarla, pero al estar a su lado se ve tan pequeña.
—¿Qué quieres? —pregunta ella sin mirarme.
—Dime tu nombre —respondo con simpleza— ¿Qué puedes perder?
—No quiero —apresura su paso alejándose de mí.
Iba a responderle, pero recibí una llamada de mi padre y me tuve que regresar. Me dijo que nos teníamos que ir, algo había surgido. Pero que mañana él regresaría a terminar, lo que no pudo hacer hoy.
—¿Puedo venir contigo mañana? —pregunto ganando su atención.
—¿Por qué querrías venir? ¿No que te forzaba y malgastabas tu tiempo? —dijo riéndose.
—Es que encontré un lugar donde me gustaría dibujar y quiero aprovecharlo —respondo quitándole importancia.
Él asiente, sé que no me cree. Ni yo lo hago, pero quiero saber el nombre de esa muchacha ¿Qué puedo perder?
ESTÁS LEYENDO
D'yavol
Random"Los chicos buenos van al cielo, pero los malos lo traen para ti" Ella es una militar, condecorada, una de las mejores en su trabajo. Él es... un extraño, no tan extraño. Ella ha pasado por muchas cosas, no cree en el amor, pero si en la venganza...