Fiesta.
Apresuro mis pasos, ya que las puertas se están cerrando y no pienso perderme está fiesta por nada del mundo, mucho menos por un idiota que no sabe caminar rápido. El frío de la noche hace lo suyo, ocasionando que me estremezca, siento la mirada de Matt sobre mi espalda, pero no le prestó atención.
—¿Quieres un abrigo? —me pregunta.
Niego con la cabeza, no hemos hablado desde lo que paso en mi apartamento, sin embargo, tampoco quiero amargar mi mente con recuerdos sin sentidos. Ahora tengo una misión importante, primero saber quién es él, segundo encontrar al hijo de ese desgraciado.
—Apúrate o no me hago responsable si te quedas por fuera —sentencio llegando hasta la puerta, justo a tiempo antes de ser cerrada.
Un joven alto, esbelto se acerca a mí, lleva una máscara similar a la de un cuervo.
—Disculpe joven, ya se cerraron las puertas —su voz intenta sonar tranquilo.
—Es que, tuve un inconveniente —intento explicarle.
Él parece querer negar y saco la invitación que recibí, por parte de "K" el chico la observa y a pesar de no poder verlo bien, sin embargo, estoy segura de que se mantiene sorprendido. Se hace a un lado, dándome el acceso para mí y mi acompañante.
—Disculpe señorita —el nerviosismo se hace presente en su voz, en sus manos.
—No se preocupe —intento sonar serena.
Matt pasa por mi lado y yo lo sigo. Todo se ve bastante oscuro, preguntándome seriamente ¿acaso no tiene dinero para poner luz? ¿O son murciélagos? Me cuestiono al no comprender la situación actual, unas puertas de madera aparecen frente a mí, me acerco a ella empujándola levemente recibiendo de esta forma una luz algo encendedor. Cierro mis ojos intentando acostumbrarme al cambio tan brusco.
Mi alrededor me deja estática. Un corredor de reluciente mármol me da la bienvenida. Me quedo extasiada al ver la mezcla de colores tierra bailando con las pinturas en el techo. Los ángeles acompañaban a los guerreros y no puedo evitar seguir el arte que recorre la superficie. Como si el cielo contara su propia historia junto con los candelabros dorados y los relucientes espejos en las paredes.
Hay tanta gente, pero nadie presta especial atención a la decoración. ¿Parecía extraña si seguía admirando mi alrededor?
¿Cómo podían ellos no hacerlo?
Las personas visten diferentes tipos de vestidos con antifaces desde los más sencillos hasta los más extravagantes. Giro mi rostro encontrándome con unas escaleras que me traen recuerdos, por su similitud con las del club estrella. Sin pensarlo dos veces, comienzo a bajar lentamente manteniendo mi mirada fija en el final, pero sin perder el glamour del momento.
Siento muchos pares de ojos sobre mí, es algo a lo que estoy acostumbrada, sin embargo, me encuentro con algunas miradas que me miran de forma inferior, indiferente, desnuda. Bajo el último escalón, cuando levanto mi mirada encontrándome con ese hombre fogoso. Que se ve tan apetecible. Lleva un traje negro, con un saco que lleva diseños dorados, que van acorde con mi vestido. Su saco se ajusta a su cuerpo, dejando muy poco a la imaginación. Lleva un antifaz de color negro, con pequeñas partes de color dorado, en su rostro asoma una sonrisa coqueta. El azul de sus ojos brilla con diversión, haciéndome temblar ligeramente al contemplar eso.
—Te ves muy hermosa —susurra contra mi oído.
Su voz provoca en mí que un escalofrío recorra mi columna vertebral. Maldita sea. Maldito hombre.
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D'yavol
Random"Los chicos buenos van al cielo, pero los malos lo traen para ti" Ella es una militar, condecorada, una de las mejores en su trabajo. Él es... un extraño, no tan extraño. Ella ha pasado por muchas cosas, no cree en el amor, pero si en la venganza...