Capítulo 5

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¿Qué es más peligroso? ¿una arteria? ¿o una vena?

Es para saber dónde cortar

Katarina.

Se dice que los hermanos son incondicionales y que se debe perdonar todo, no obstante, ese idiota rubio, ha causado que estos idiotas me retengan, sé que este lugar es una isla, por eso mis oportunidades de escapar son algo escasas.

Ahora me encuentro en la misma habitación donde tenían a Blaz, en el mismo agujero, estos infelices no les basta con tenerme retenida, me arrancaron la ropa, dejándome solo con mi ropa interior.

Lo único que posee y ellos no están enterados es una microSD que está en mi sostén, además de un gancho que esta enrede dado en mi cabellera. A juzgar por el tiempo que llevo aquí... el helicóptero ya debe haber llegado, juntamente con todos los soldados lo que nos da el siguiente resultado.

Mi padre molesto + estar retenida en la finca de un narco = Dios me libre, cuando me rescaten.

Sin embargo, si logro salir de este agujero puedo entrar en ese cuarto que tenía computadoras y robar toda la información. No hay mal que por bien no venga.

—Eres aún más hermosa, estando sin ropa —la voz del narco me regresa a la realidad.

Está parado delante de mí, observándome de una forma que me produce asco. Él no es muy alto, es gordo, algo calvo y tiene rasgos mexicanos en su manera de hablar.

—Quisiera poder decir lo mismo, pero no es así —me burlo de él.

¿Es algo idiota burlarte de quien te mantiene retenida? Si, mucho, sin embargo, no soy de seguir reglas o patrones, soy espontánea, casi siempre o eso dicen de mí. Además

—Cuidado, chula, cuidado.

—¿Cómo se llama usted? —hago caso omiso a sus palabras— es que decirle narco, no tiene estilo, ni gracia.

—Me puedes decir coronel —sus palabras salen con orgullo.

—No me diga, usted antes era coronel, pero lo jubilaron antes de tiempo y decidió ser narco. —afirmo burlándome de ese estúpido apodo.

Su expresión es de ira pira y juro que me quiero reír, su rostro me dice que acerté en todo. O por lo menos en la mayoría de las cosas que he dicho. Acorta la distancia entre nosotros.

—¿Crees que eres hermosa? ¿Linda? No lo eres, no estas ni cerca de serlo, esto —pronuncia apretando mi seno— apuesto a que son operadas y estas —dice tocando ahora mi nalga— también lo son. Pero algo si te prometo y es que voy a joderte tanto, que vas a quedar irreconocible.

Sé que no es cierto, soy completamente natural, además no importa si alguien quiere operarse, es decisión suya y más si eso lo hace feliz. Un hombre se acerca a él entregándole lo que parece ser un teaser y pegarlo a mi pierna.

—¡Ahhh! —un grito de dolor sale de mí. Estoy colgada de manos en un gancho y los segundos que dura la descarga, se hacen eternos. No se detiene y vuelve a acercar el arma, ahora en mi espalda, vuelve a disparar. El dolor me pasa por todo el cuerpo, siento como los músculos de mi cuerpo dejan de reaccionar. Repite el mismo proceso, no deja que me recupere, cuando vuelve a pasar la electricidad por mi cuerpo.

Cuando por fin se detiene, me observa riéndose. Le dice algo a sus hombres, pero yo no logro escuchar. Cierro mis ojos intentando tranquilizarme, estabilizarme, los abro al sentir unas manos sujetarme y veo a dos hombres, uno me baja del gancho y el otro me sujeta.

D'yavolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora