Simon saca la tarjeta de su bolsillo y abre la puerta, estira el brazo hacia dentro cediéndome el paso para que entre primero. Asiento y entro a su habitación, es un poco más pequeña que la mía, ya que es para una sola persona. Tiene una sala de estar con una pequeña mesa de centro, hacia la derecha se encuentra la cama y más al fondo el baño con puertas totalmente transparente y con un balcón con vista a dónde se realizó el concierto días atrás.
Él entra y cierra la puerta detrás de él, coloca la comida en la mesa de centro y se tira a la cama, desabrocha sus zapatos y los lanza sin saber a dónde caerán. Toca la cama dando unos pequeños golpecitos al lado de él en señal de que me siente ahí junto con él.
Me siento en la cama y me doy cuenta que es totalmente diferente a la mía, es más suave, más acolchada. Él se levanta y se dirige a la mesa a cenar.
— ¿Quieres un poco? — Dice.
—No, gracias. Estoy bien— Respondo.
El vuelve a la mesa y sigue comiendo. Devorando la comida. En pocos minutos se levanta y entra al baño que es totalmente transparente. Se lava los dientes y sale. Mientras tanto, me saco lo zapatos y acomodo en la cama y una duda llega a mí cabeza. <<No hay algún sofá donde pueda dormir ¿Dormiremos juntos?>> mi cabeza se llena de nervios con esa pregunta. No he dormido con otra persona que no sea Sam y Lyam, aunque hayan Sido pocas las veces que hemos dormido juntos Lyam y yo. Solo quería tener sexo conmigo y se iba sin decirme más nada.
—Espero que estés acostumbrada — dice él una vez termina su comida.
— ¿Acostumbrada... a qué? — pregunto confundida por su pregunta.
—A ver hombres desnudos — responde — Porque en estos momentos me daré un baño y cómo puedes observar, los vidrios son totalmente transparente — termina de decir él. Esas palabras me hacen sentir una chispa en el estómago, una sensación que nunca había sentido.
—Cerraré los ojos, no te preocupes — digo apenada mientras él se saca la camisa y la roja al suelo.
Giro mi cabeza hacia el lado opuesto del baño, hacia la puerta de la habitación y me concentro en su maleta, es grande y está llena de ropa como para vivir aquí por un año. Mientras veo hacia la puerta, escucho cuando abre la regadera y el agua comienza a caer. Mi lado malo quiere ver, pero mi lado bueno dice que no. No sé por qué, mi lado malo gana y volteo un poco la cara hacia el lado de la ducha en un movimiento rápido y logro verlo completamente desnudo, pero está de espalda hacia mí y lo único que puedo ver es su pequeño trasero blanco con unas cuantas estrías en sus nalgas y sus piernas un poco peludas.
Mi lado malo y pervertido desea seguir viendo pues es el segundo hombre que veo desnudo y mi carne llama, pero mi lado bueno sabe que en cualquier momento puede voltear hacia mí y ver qué lo estoy observando como una pervertida y no quiero eso, así que vuelvo a ver su maleta. Luego de unos minutos cierra la regadera y sale acercándose a mí y tomando su camisa que había tirado anteriormente sobre la cama, pienso que se la colocará, pero no es así. Lleva su camisa hacia su maleta y la arroja, luego saca una pequeña pantaloneta de su maleta y se la coloca. Para mí sorpresa ya tiene puesto el bóxer. Camina en dirección a la cama y me observa fijamente a los ojos mientras se sienta justo a mi lado.
— ¿Quieres que duerma contigo o prefieres dormir sola en la cama? — pregunta.
Mi mente dice que debo dormir sola, pero mi corazón dice que tiene que dormir conmigo. No solo por qué me gusta, sino también porque es su habitación y la que está incomodando soy yo.
— ¿Dónde dormirás? —pregunto.
—En el suelo.
— ¿En el suelo? ¿Estás loco? — pregunto.
—Sí, solo tiraría unas cobijas y una almohada y listo, puedo dormir tranquilamente.
—Estás loco si crees que voy a dejar que duermas en el cuándo ésta es tu habitación — digo mientras me tiró al suelo después de agarrar una almohada y una sábana que había en la cama.
—Estas tú loca si crees que yo voy a dejarte dormir en el suelo — dice él bajando en la cama y acostándose en el suelo justo a mi lado mientras me mira para que vuelva a subir a la cama.
—Ven conmigo, compartiremos la cama para los dos —digo una vez que estoy arriba.
En su rostro se ensambla una sonrisa, la puedo ver. No recordaba lo linda que era su sonrisa. Hace varios años que no lo veía.
— ¿Estás cómoda con esa ropa? — me dice cuando ve que llevo puesto unos jeans y una blusa. Tampoco me había percatado de cómo iba a dormir. Es muy extraño que yo duerma con este tipo de vestimenta, pero creo que Simon hace que pierda la cabeza.
—No tengo que ponerme— digo alzando los hombros.
—En mi maleta siempre tengo ropa de más. Si quieres, puedes ponerte una de mis pantalonetas de playa y una playera — me ofrece mientras señala la maleta.
No puedo evitar sonrojarme por lo que me ha dicho. Asiento y me levanto, me dirijo hacia su maleta y algo avergonzada la abro y saco una pantaloneta y una playera. Giro en dirección al baño y recuerdo que es totalmente transparente así que quiera o no, Simon me verá.
—No te preocupes, está vez yo me taparé los ojos— dice.
Le doy la espalda y miro hacia la pared, me quito la blusa y el frío viento de la noche golpea mi piel desnuda pero enseguida me coloco la playera de Simon, huele a nuevo y me queda un poco grande. Bajo mi jean y lo tiró junto con mi blusa y mi teléfono hacia la maleta de Simon, las piernas me tiemblan al pensar que estoy haciéndole un espectáculo a Simon, como si fuera una stripper. Me apresuro en colocarme la pantaloneta. Cuando me giro, veo a Simon mirando hacia la cabeza de la cama, dándome la espalda. Me alegro un poco de que no me haya visto. O al menos eso creo.
—Listo — digo y él se gira rápidamente.
—No aguantaba las ganas de verte con mi ropa — dice — pareces uno de nosotros.
— ¿De nosotros? — pregunto, pero él no responde.
— ¿Vas a venir a la cama? Te recomiendo que duermas ya porque mañana es nuestro último día aquí —dice evitando mi pregunta — ¿lo recuerdas?
<< ¡No puede ser! Mañana es el último día y no lo recordaba>> Dentro de un día comienzan las clases.
—No lo recordaba — digo y me acerco a la cama. Tomo asiento en ella y me tiro boca arriba. Simon por su parte se gira dándome la espalda. Puedo ver su piel desnuda y sentir su calor. Quien creería que dormiría con él, justo con él después de varios años. Creo que el destino me está jugando una buena jugada y eso me gusta.
—Buenas noches, descansa. Mañana tendremos que disfrutar el día al máximo — dice colocando un almohada en medio de nosotros.
—Descansa — respondo y no demoro en quedarme dormida.
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Arlet - (En Edición)
Novela JuvenilArlet y Simon, un par de amigos con sentimientos encontrados, sentimientos que los llevarán a tener más que una amistad, pero que a la vez hará una gran separación en sus vidas. El tiempo es el encargado de unirlos, pero será demasiado tarde. Lyam...