Capítulo 16

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Samantha entra a la habitación cerrando la puerta detrás de su espalda.

— ¡Arlet! No sabes el gusto que me da volver a verte — dice mientras que toma asiento en la silla que había sido ocupada por Lyam hace unos cuántos minutos — lamento que sea bajo estas circunstancias pero... No nos dejaste elección.

— ¿Elección? — pregunto — ¿De qué me estás hablando?

No aguanto mas, la sangre me hierve, la rabia inunda mi cuerpo. La compasión que sentía por Samantha se ha roto. No soy de odiar a las personas, pero en verdad que hay personas que se merecen ser odiadas por su comportamiento y forma de ser. Sé que no todos somos compatibles y que ella no es una monedita de oro para caerle bien a todo el mundo.

— Estamos en guerra, querida — dice mientras cruza las piernas — no podía dejar que te salieras con la tuya.

— ¿Salirme con la mía? — me pongo en pie.

— No puedo permitir que me robes a Simon, no después de todo lo que he hecho por él — se levanta de la silla y me enfrenta cara a cara.

No sé qué es lo que me pasa en estos momentos por la cabeza, pero lo que fueron nervios, se han convertido en rabia. No me intimida para nada su forma de ser. No me intimida que esté encadenada. No me intimida que en estos momentos pueda hacerme algo.

Nos quedamos mirando a los ojos, a centímetros la una de la otra y en silencio, hasta que la puerta se abre y entra Lyam a interrumpir.

— ¡Wow! Calmadas chicas — dice colocándose en el centro de las dos — no pueden vivir siempre como perro y gato.


— ¡Cállate! — decimos las dos al mismo tiempo, lo cuál se me hace súper extraño.

Doy media vuelta y regreso a la cama. En la mesita de noche todavía descansa mi teléfono y ahí rezo para que ninguno de los dos decida echar un vistazo sobre la mesa de noche. No quiero que me quiten mi teléfono, puede ser mi única salvación.  Lyam se sienta en la otra esquina de la cama en frente de mí, coloca su mano sobre mi pierna y la aparto bruscamente.

— Tranquila nena.

— No soy tu nena — digo de la manera más despreciable que puedo — ¿ Qué quieres de mi? ¿Por qué me haces esto?

— Te quiero a ti y solo a ti — dice y coloca su mano en la mejilla.

No la aparto, solo quiero saber si el que me dice estas palabras es el Lyam que conocí, el que era dulce de vez en cuando, el que me daba pequeños detallitos (Chocolates, flores, dulces), el que me invitaba a salir muy pocas veces. Pero que siempre significaba algo para mi, aunque la salidas o los pequeños detalles se convirtieran en un infierno luego de que me celara con cualquier cosa, si no me comía los dulces decía que ya no lo quería. Solo me quería tener amarrada a él y accedía. Ese fue mi error, acceder. Error que me está costando ahora mismo.

— Ya ves que nuestro plan está saliendo a la perfección Lyam — dice Samantha — Felicitaciones por hacer bien tu trabajo.

— Gracias... Pero creo que el crédito te lo llevas tú, la verdad. Eres una gran maestra — Responde Lyam — No puedo creer que armaras la mitad de un plan en menos de cinco minutos.

—Lo sé, soy genial — añade nuevamente con algo de sarcasmo en su voz.

—¿Tu lo planteaste todo? — pregunto.

—No todo — responde — la mayor parte, Lyam también me fue útil. Él me ayudó demasiado.

—Pero... ¿Qué te he hecho yo a ti? No te conozco de nada.

—Si, tienes razón — se levanta de la silla — tu no me conoces y yo tampoco, o por lo menos no personalmente hasta que nos topamos en el concierto — camina de un lado para otro en frente de mi y de Lyam que todavía está sentado en la cama, ahora más pegado a mi — pero Simon me ha hablado mucho. Demasiado diría yo, hasta el punto de que se volvió un fastidio escuchar mil veces "Mi amor de infancia" al día.

Simon hablaba de mí desde la última vez que fui. Yo por mi parte no hablaba con nadie de ese tema. Para mi era difícil hablar de eso y que mamá se enterara. No quería meterme en problemas. Mi corazón late, late de amor.

—No soportaba más, todos los días hablaba de eso. Siempre  había algo que él recordaba de ti. Así que decidí irnos al concierto a ver si así pasaba un día sin escuchar hablar de ti.

— Luego de que te viera hablar con Simon y abrazarlo de una forma tan inusual — Dice Lyam — no pude eliminar la imagen de tu semblante cuando pusiste tu cabeza en su hombro mientras lo abrazabas. Quiero aclarar que yo no tenía ni idea de que Samantha iba a estar allí, pero el destino me dejó hacer el Jaque Mate.

Un silencio incómodo inunda el lugar.

— Bueno, creo es hora de contarte el plan — añade Samantha rompiendo el silencio — Todo comenzó...

— Creo que es mi turno de hablar — interrumpe Lyam — como decía... Tenía algo preparado para ti, algo que te iba a ser feliz o por lo menos eso pensé. Ahí vi como te encariñabas con él. Nunca te había visto tan... Enamorada, ni siquiera cuando te follaba en la cama, o en el baño del instituto, o en la sala de aquel cine donde te pusiste cachondas viendo After y me tocó hacerte mía en el cine porque me deseabas.

Arlet - (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora