CAPÍTULO 20

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Arlet

—Muy bien, es hora de irnos — dice Lyam entrando a la habitación.

—¿Hacia dónde vamos? — pregunto. Lyam no responde, me toma del brazo y me saca de la habitación.
Samantha nos sigue con el arma en las manos, salimos de la casa y caminamos unos cuantos metros hacia el lugar donde está parqueado el auto de Lyam.

Pienso las probabilidades de escapar, podría salir corriendo y esconderme en los altos árboles que nos rodeaban. Podría escabullirme en las altas gramas de césped, pero sé en el fondo que si salgo a correr, Samantha no dudará en dispararme.

—Entra —dice Lyam cuando abre la puerta del auto. Entro y él cierra la puerta.

Samantha sube en el asiento de adelante y Lyam es quien conduce. El auto arranca en medio del bosque. No sé hacia qué dirección vamos, no sé si vamos hacia la ciudad, no sé si habrá civilización o si nos iremos nuevamente para la primera cabaña en la que habíamos estado antes de mi secuestro.

Unos minutos después Lyam detiene bruscamente el auto en medio del bosque sin avisar haciéndome golpear con el asiento de adelante.

—Arlet, abajo — me ordena.

Salgo del auto y Samantha me toma del brazo. Nos adentramos nuevamente en el espeso bosque, el sonido de las aves llama mi atención. Miro a mis alrededores y contemplo la espesa zona verde en la que nos encontramos. Cientos de metros repletos de naturaleza que me sería imposible salir de aquí sin ayuda. ¿Porqué Lyam me traería al bosque? ¿Me mataría y me enteraría justo en este lugar para que nadie me encuentre?

—Es hora Samantha — dice Lyam. Volteo a ver a Samantha que saca un arma de su pantalón justo al lado mío. Doy un pequeño brinco del susto cuando vi que cargó el arma.

—No te asustes, es para ti — dice Samantha y me extiende el mando de la pistola.

—¿Para mi? — pregunto.

—Si, para ti. Tómala ya — añade Lyam.

—¿Quieren darme una pistola? ¿Saben que puedo usarla para matarlos a los dos?.

—Vamos Arlet, sé muy bien que no eres capaz de hacerlo. No eres capaz ni de matar a un pequeño animal — gruñe Lyam — Andando, no me hagas perder el tiempo.

—¿Qué haremos?

—Ya lo verás.

Caminamos por los árboles del bosque, los pequeños insectos comienzan a subirse a mis piernas. Los mosquitos comienzan a succionar mi sangre y las moscas comienzan a girar sobre mi. El ruido de una rama al quebrarse llama nuestra atención, un pequeño conejo sale de entre la maleza del lugar.

—Muy bien, es tuyo Arlet — dice Lyam mientras señala al conejo — es lago fácil de cazar y muy delicioso de comer.

—¿Me trajiste a cazar? —pregunto—. ¿Porqué?

—Solo si quieres tener algo que cenar —responde esta vez Samantha.

No puedo creer que de verdad Lyam me haya traído a cazar animales para comer. No soy capaz de matarlos, mucho menos de comer. Es muy difícil para mi.

—Hazlo antes de que huya — añade Samantha.

—Muy bien ¿lo haces tú o lo hago yo? — Dice Lyam. Apunta hacia el pobre conejo que escarba la tierra en busca de comida.

Apunto el arma hacia el conejo, pero no disparo. Deseo enormemente de que el conejo se sienta amenazado por nosotros y salga a correr. Huya de los cazadores de Lyam y Samantha.

—Ya vasta de pendejadas— dice Samantha — Dispara o te disparo yo a ti — Samantha carga la pistola y la apunta justo detrás de mi cabeza — Sabes que me muero de ganas por halar el gatillo.

No puedo pensar bajo presión, mi cuerpo no responde a las órdenes que mi cerebro indica. No puedo disparar, pero tampoco puedo dejar que me disparen aquí. Lyam baja su arma y se me acerca, coloca sus manos encima de las mías y me indica cómo es que debo hacerlo.

—Nena, no hay nada de qué temer. Es solo un animal que está hecho para satisfacer las necesidades humanas. No solo de pan vive el hombre, tampoco vive de puras hierbas y vegetales. La carne de los animales nos aportan nutrientes esenciales. Piénsalo.
»Ahora tienes dos opciones para que el conejo muera rápidamente y no sufra: Disparas directamente a la cabeza o disparas directamente al corazón.
»Si quieres que sufra, dispara donde quieras. Puede que huya, pero no llegará lejos.

Sigo mirando al conejo con el arma apuntando hacia él. Lyam sigues tomándome de la mano cuándo el sonido abrumador  de un disparo penetra en mi oído.

—Hazlo ahora o el siguientes tiro será directo a tu cráneo— me amenaza Samantha después de haber disparado al aire.

—Tres — cuenta Samantha.
Los nervios se apoderan de mi cuerpo.

—Dos — continúa al tiempo que vuelve a cargar el arma.
Samantha vuelve a colocar el arma en mi cráneo.

—¡Pum! — disparo antes de que Samantha dijera el número uno. La bala penetra el cráneo del consejo matándolo al instante. Lyam camina hacia el cuerpo del consejo y lo toma.

—No es muy grande, pero alcanzará para los tres.

—Muy bien — dice Samantha arrebatándome el arma—Andando — me toma del brazo y me empuja nuevamente hacia el auto.

Al llegar a casa, Samantha me dirige nuevamente a la. Habitación. El camino de regreso me dejó exhausta, el asesinato al pobre conejito me está causando un pequeño trauma.

—Espera a que esté la comida—. Dice —Hoy tendremos una cena familiar.

—No soy tu familia — digo.

—Claro que si lo eres — contesta — eres la mujer de Lyam, quien es mi primo. Lo que te convierte en mi “Prima Política”. Así que, literalmente eres mi familia.

—No soy la mujer de Lyam, ni lo volveré a ser. Somos ex pareja.

—Pues a partir de ahora eres la novia de Lyam, te guste o no —Dice agarrándome del cabello fuertemente acercando su rostro al mío.

Me suelta el cabello bruscamente, se levanta y sale de la habitación cerrando la puerta detrás de ella. Me levanto después de asegurarme de que se haya alejado lo suficiente de la habitación para que no escuche mis pasos. Camino hacia la mesita de noche donde está mi móvil, lo tomo y lo levanto con mis manos hacia el techo a ver si hay señal.

«Lo tengo» susurro cuando obtengo señal.  El móvil comienza a sonar a causa de los mensajes. Lo silencio. Son muchos mensajes y notificaciones de llamadas perdidas de varias personas. «Sam, Abril, Derek, Sebastián, Marcos y Simon» «¡SIMON!» Me escribió, luego de varios días desde que nos vimos por última vez.

—«Arlet, lamento no haberte escrito luego de haber llegado del concierto. Abril me ha contado la situación en la que te encuentras»— Leo — «No te preocupes, ahora mismo estoy a pinto de ir al aeropuerto a tomar un avión hacia tu ciudad. Te voy a sacar de donde quieras que estés. Te voy a sacar de ahí, ¡te lo prometo!»

No sé porqué, pero ese mensaje me transmitió una tranquilidad y seguridad dentro de mi, confío mucho en Simon. Quiero volver a verlo y sentir esa sensación de placer cuando sus labios tocaron los míos en el baño del avión.

Arlet - (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora