Capítulo 25

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Abril

A la mañana siguiente salgo de mi residencia para ir a la universidad justo cuando el claxon del auto de Derek suena llamando mi atención, viene cruzando por la esquina antes de llegar justo a la acera en la que estoy. Detiene el auto justo enfrente de mi, camino y abro la puerta para entrar. Cuando lo hago, Derek me recibe con un dulce beso en la frente y no en la boca ¿Por qué? No solemos darnos besos en la frente a menos de que estemos tratando de reconciliarnos luego de haber peleado por cualquier cosa. Pero ahora, se supone que estamos más unidos que nunca. Por Arlet. No tiene motivos para estar así.

— ¿Pasa algo? — pregunto.

—No, todo está bien—. Nervios. —es solo que… No he dormido bien los últimos días. Ya sabes, por todo esto.

—Todo estará bien —digo al tocar su pierna — recuperaremos a Arlet.

Arranca el auto.

Cuando llegamos a la universidad, el primero en recibirme justo en la entrada es Daniel quien me abraza fuertemente.

—¿Cómo has estado?

—Estable — respondo — pero he estado peor así que, lo superaré.

—Todo va a salir bien.

—Lo sé.

El timbre que da inicio a las clases suena por todos los rincones de la universidad. Todo los estudiantes que aún estamos afuera entramos antes de que sea demasiado tarde y que los profesores nos impidan entrar a clase.

Daniel, Derek y yo subimos las escaleras hasta el segundo piso donde es nuestra primera clase. Derek vuelve a darme un beso en la frente y sigue al salón de al lado, mientras que Daniel y yo entramos en el primer salón que está justo al lado de las escaleras. Por suerte el maestro Richard no ha llegado. El salón sólo tiene unas  cuantas personas dentro, entre ellas está: Lucía, la chica que vino de intercambio desde Colombia. Carlos que siempre está en su celular. No sé cómo le dura la batería tanto tiempo. Alejandra que está en el rincón derecho estudiando. Iván, masticando chicle con la boca abierta y mirando lejos. Moisés, de piel morena. También es otro estudiante de intercambio de Jamaica. Junto a él, su hermana Marilyn que es menor que él por un año y que por alguna extraña razón que desconozco, decidieron estudiar la misma carrera.  Luego, está Julián e Isabel. La pareja de la clase, besándose en la esquina izquierda que está al fondo del salón. Que digo… Se están tratando de comerse el uno al otro. Por último, Daniel y yo que acabamos de llegar. Siempre tenemos la costumbre de sentarnos en primera fila los tres: Daniel, Arlet y yo. Como siempre, Arlet en medio. Pero esta vez, no es así. Esta vez Daniel se sienta detrás de mí y yo me siento en detrás de la que era, no… es la silla de Arlet.

Unos minutos después el profesor Richard entra al salón de clases con un portafolio en sus mano derecha y una paquete de hojas en su mano izquierda. Coloca primero el maletín en el escritorio y encima de este coloca el paquete de hojas. Daniel me mira con los ojos como plato.

—¿Examen sorpresa? — me dice en un susurro que me es imposible escuchar, pero por suerte pude leer sus labias.

Lo que faltaba. Un examen sorpresa para echar a la basura toda la poca calificación que había conseguido por no haber estudiado.

—Crucemos los dedos— le digo que voz baja, tan baja que pienso que Daniel no me escuchó. Pero cruzó los dedos.

—Muy bien —dice el profesor — resulta   que el día de ayer mi mujer me dejó, así que quiero que al igual que yo, ustedes se amarguen y sufran como lo estoy haciendo ahora mismo—rompe la bolsa en la que viene el paquete de hojas y lo arroja al suelo sin hacer el mínimo esfuerzo de arrojarlo a la papelera que está a unos escasos centímetros de él—. Por eso prepararé este examen sorpresa para todos ustedes.

Se escuchan algunos abucheos. Mi corazón cayó al piso en picadas. No puedo perder ninguna asignatura o perderé la beca que me he ganado con tanto esfuerzo.

—Pero no se preocupen, no voy a ser tan malo con ustedes—añade el profesor Richard mientras que comienza a repartir— lo pueden hacer en parejas —parejas. Pienso y una medio sonrisa se me dibuja en la cara cuando vuelvo a ver a Daniel. Él también me mira con picardía porque sabe que con sus conocimientos y los míos podemos ganar este examen sin problema — el lápiz y usted, hacen la pareja perfecta — termina el profesor soltando una carcajada.

La sonrisa que tenía en mi cara desaparece de golpe, Daniel hace una mofa de desagrado y los abucheos se vuelven a escuchar. Giro mi cabeza y alcanzo a ver como Julián le saca el dedo corazón al profesor justo cuando este se coloca de espalda.

El profesor llega a mi lugar, coloca mi examen boca abajo sobre la mesa. Pasa y sigue con Daniel.

—Muy bien, pueden comenzar a responder su examen — dice el profesor cuando ha terminado de repartir los exámenes.

Volteo mi examen del cual no solo es ni una, ni dos hojas. Son tres. Mi corazón se acelera al ver la cantidad de preguntas por contestar. Espero que al menos tengamos un tiempo digno para poder responderlo.

—Recuerden que solo tiene veinte minutos para responderlo— dice después de haber  visto la hora en  el reloj de su muñeca.

¿Veinte minutos? Eso no alcanza para responder ni dos páginas. Pienso. Solo me queda concentrarme y tratar de acertar la respuesta de cada pregunta.

Solo han pasado alrededor de unos minutos, sólo he respondido un cuarto del examen cuando la directora Griffin entra en el salón.

—Buenos días, jóvenes —dice luego de hacerle una seña al profesor Richard y que él haya asentido—. No vengo con buenas noticias.

Lo que faltaba, más malas noticias.

—Nos acabamos de enterar de que su compañera Arlet ha sido secuestrada—continúa —hasta el momento no tenemos información sobre él o los secuestradores. Ni mucho menos tenemos conocimiento de donde podría estar.

¿Cómo pudo haberse enterado la directora sobre esto? Miro a Daniel a los ojos y él los aparta bruscamente evitando mi mirada. ¡Oh no Daniel! ¿Qué has hecho?. Pienso.

—Por eso es muy importante que ustedes nos ayuden a encontrarla —volteo para volver a ver a la directora que ahora  está junto a un hombre con traje de policía a su lado — El inspector Jones estará a cargo de este caso, aquí dentro de la universidad y afuera. Por si en algún momento necesitan hablar o saben algo sobre lo que le pudo haber pasado a Arlet o si tienen alguna pista de su secuestrador, puedan hacerlo libremente.

—Así es. Soy el detective Jones, Mike Jones del departamento de investigación del condado—toma la palabra el detective — y es de vital importancia sentarme a hablar con cada uno de ustedes.

La mano de Daniel aprieta la mía. ¿Qué hacemos ahora? Tenemos que planear algo para poder encontrar a Arlet antes de que lo haga la policía.

—Eso era todo lo que tenía por decirles — concluye el detective. En ese mismo momento suena la campana, dando fin a la clase.

Salvados por la campana. Todos colocamos el examen encima del escritorio del profesor, quien a su vez va guardando en su portafolio y nos da indicando cuándo será el próximo día en el que tendremos que terminar el examen.

Arlet - (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora