Capítulo 10

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Abro la puerta y la primera persona con la que hago contacto visual es Samanta que me mira con una mirada desafiante que desaparece cuando sale Simon detrás de mí. Luego miro a Abril que está adelante, mirándome con una sonrisa de oreja a oreja y los ojos abiertos como platos.

Camino hacia mi asiento pasando por el lado de Samanta dedicándole una sonrisa de victoria, aunque no sé por qué lo hago. Tomo asiento y espero a que Simon llegue de entregarle la ropa sucia a la azafata para que se deshaga de ella. Vuelvo a escuchar una risita pero esta vez viene de los asientos de adelante. Derek, Derek es la persona que se ríe. Levanto mi cabeza para ver el origen de su risa y veo que está mirando hacia Simon que viene tambaleándose y aferrándose fuertemente a los asientos mientras que camina con los ojos cerrados. No puedo evitar reírme de la cara que está expresando Simon mientras que camina hacia su asiento. Cuando llega, se sienta velozmente y abrocha su cinturón lo más rápido que puede y suelta una gran bocanada de aire por la boca y su respiración se calma mientras que su cara regresa a su tono normal haciendo desaparecer el tono rojo que tenían sus cachetes.

No puedo creer que en verdad Simon le tenga tanto miedo a las alturas, lo digo porque no está viendo exactamente a cuántos pies de altura estamos del suelo, por qué si los vieras de seguro se desmayaría de inmediato. Me da un poco de risa.

***

Las primeras horas de vuelo pasan tranquilas, ya van siendo alrededor de las seis de la tarde y el sol se empieza a ocultar, dentro de una hora más servirán nuestra cena. Miro hacia la ventana para presenciar el atardecer, dentro de pocos minutos todo será oscuridad total.

— ¿Lista para retornar a clases? — pregunta Simon.

—Sí, más que lista — respondo sin mirarlo a los ojos.

— ¿Irás el primer día de clases?

—Sí, ¿por qué no iría?

—Pues por eso, es el primer día. A demás, solo tendrás una hora de sueño.

En ese momento caigo en cuenta de que tiene razón, el avión aterrizará a las 4:00am y mi primera clase inicia a las 6:10 de la mañana, añadiendo que mi reloj sonará a las 5:30am, así que sacando cálculos solo tendría...¿30 minutos? ¡No puede ser! Con todo lo que ha pasado no creo tener la fuerza suficiente para iniciar mi primer día de clases.

—Eh... Pensándolo bien... Creo que no estaría mal que faltara al primer día de clases — me decido por fin.

—Te pediría que me acompañaras hacia Tohana pero sé que no aceptarás, me haces sentir seguro en los aviones — dice pero baja la cabezas.

Tohana, el pequeño pueblo al que íbamos mi familia y yo a pasar nuestras vacaciones, Tohana fue el lugar en el que lo conocí, pero sé que no puedo volver por dos motivos: Mamá me lo prohibió el día que se enteró de que él y yo nos habíamos besado y la segunda porque no tengo dinero en este momento y no quiero que él gaste más de lo que ya ha gastado y me aterra el hecho de pensar en volver sola en un avión, no sabría qué hacer en caso de que llegara a pasar algo, si fuera con otra persona me sentiría segura de que al menos moriríamos los dos. <<Arlet, ¡Por Dios! No pienses en muerte y mucho menos cuanto estás a más de tres mil pies de altura>> pienso para mí.

—Si... Creo que no sería buena idea — contesto por fin al cabo de unos minutos — a demás no quiero que gastes más dinero.

—El dinero es lo de menos — contesta — creo que es la ventaja de ser hijo único, tus papás te consienten demasiado y se preocupan por ti más de lo necesario.

—Claro — digo con un tono de obviedad — Eres su único hijo, el que continuará con su legado — continúo — ¿Te has preguntado el dolor que le dejarás si tú mueres primero que ellos?

Arlet - (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora