Capítulo 18

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ABRIL.

Llevo algunos días intentando comunicarme con Arlet, no la he visto desde que regresamos del concierto. Empiezo a creer que todo lo que vivió en ese lugar no la haya hecho cometer alguna locura. Derek y yo le hemos llenado el buzón de voz y las redes sociales con mensajes a cada hora, pero no hay respuesta.

Vamos saliendo de la universidad cuando mi celular comienza a vibrar en el bolsillo derecho de mi pantalón. Enciendo la pantalla del celular para ver el remitente de los mensajes, despliego la barra de notificaciones y leo el nombre del contacto. Es Arlet.

—¡Para! — grito mientras intento desbloquear el teléfono —. Arlet está escribiendo — Derek frena en seco haciendo chillar las llantas del auto.

—¿Qué pasa? —pregunta él.

— Arlet está en línea … Está escribiendo.

Los mensajes llegan con dificultad, probablemente la señal de su teléfono está fallando.

«Abril, necesito ayuda»
«Tenías razón, Lyam no es lo que yo pensaba.»
«Me equivoqué, perdóname.»
«Llegó el momento de pagar por mi error»

—Está en problemas — digo a Derek—. Tenemos que hacer algo.

«Escribiendo…»  — observo la pantalla de mi teléfono.

— ¿Dónde estás? — Escribo la pregunta.

«No lo sé, Lyam me trajo a un bosque» — responde ella — «Sólo veo árboles y hierba»

— Envíame la ubicación — Escribo.

«Ubicación»

Los nervios me tienen loca, tantas veces que le repetí a Atlet que se alejara de Lyam conociendo su temperamento pero no hizo caso. Ahora está en problemas.

— Vamos a rescatarte — Escribo.

«Dense prisa o será demasiado tarde» — Responde y se desconecta del chat.

Es hora de ubicar a Arlet. La ubicación nos indica que está a 4 horas de distancia, no hay tiempo que perder.

Derek  conduce directo a la residencia. Cuando llegamos, entramos en mi edificio de residencia dónde está completamente prohibido la entrada de hombres en estos edificios, del mismo modo en el que está prohibida la entrada de mujeres en los edificio de los hombres. Lo que menos quiere la universidad, es que los culpen por embarazos a temprana edad o incluso, de embarazos no deseados. Por fortuna, los pasillos que llevan hacia mi habitación están vacíos, pero no podemos arriesgar a Derek de que sea suspendido por infiltrarse en la residencia de las mujeres.

— Abre rápido — me apresura Derek cuando mis manos comienzan a temblar dificultándome abrir la puerta.

— ¡Ya voy! — digo con voz nerviosa.

— Déjame a mi — Derek me quita las llaves de mis manos y abre la puerta.

Cuando entramos, vamos hacia mi habitación y ambos nos sentamos en la cama.

—¿Qué vamos a hacer? — pregunto.

— No lo sé, aquí la de los planes eres tu — responde Derek llevando sus manos a su cabeza.

— No se me ocurre nada.

— Debes pensar en algo, antes de que sea tarde.

Mi mente está en blanco, no tengo ni idea de que hacer en este caso. Nunca he hecho un plan de rescate. No tengo conocimiento de lo que se debe hacer para salvar a una persona. Tampoco sé combatir a una persona, mucho menos a una persona tan violenta como Lyam. No sé que haría en caso de que quiera golpearme, o mucho peor: Asesinarme.

— No sé que hacer — Digo a Derek.

— ¡Vamos nena! No puede ser tan malo — dice Derek — Será como quitarle un juguete a un bebé — Pensemos. Primero: Necesitamos informar a la madre de Arlet y a Sam, su hermano.

Tiene razón, es muy importante colocar al tanto a la madre de Arlet. No quiero cargar la culpa de no haberle dicho en caso de que Arlet  muera en manos de Lyam.

— Segundo: Necesitamos más personas, nosotros dos no podemos. Necesitamos ayuda extra.

Claro, nosotros dos no podemos. Aunque seamos dos contra uno, Lyam tiene trucos bajo la manga, no me sorprendería si de su pantalón saca un cuchillo para amenazarnos.

— Tercero: Necesitamos la ayuda de una persona que cree un buen plan y además un necesitamos un plan B, en caso de que algo salga mal.

Sé de quien está hablando Derek, de lo poco que me ha contado Arlet de su familia, sé que uno de sus primos puede crear el plan perfecto.

— Muy bien, llamaré a Sebastián y Marcos — Digo.

— Te falta alguien. El más importante a decir verdad.

— ¿Quién? — Pregunto.

— Simon.

Oh si, como pude olvidarme el amor de infancia de mi mejor amiga.

— ¡Claro! ¿Cómo pude olvidarlo? — digo —. Ahora mismo lo llamo.

En ese momento, recuerdo que el número de Simon no está en mi lista de contactos al igual que el de Marcos y Sebastián.

— No tengo los contactos de ninguno no ellos — Digo a Derek que está mirando lejos.

— ¿Qué hacemos ahora? — pregunta él — ¿Tienes su Instagram?

—Tampoco, pero lo podemos buscar.

Busco el perfil de Simon y tengo suerte de encontrarlo luego de haber bajado varios perfiles de personas que tenían sus mismo nombre.

«Hey Simon. Soy Abril, la mejor amiga de Arlet»
«Por favor llámame cuando veas este mensaje» — Escribo. Salgo de su chat y espero por su respuesta.

Arlet - (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora