Arlet
Nuevamente Tyler entró a la habitación, sus manos volvieron a tocarme.
—Ahora sí, nadie va impedir que seas mía— podía escuchar el odio en su tono de voz. Todo lo hacía con fuerza, era más brusco. Con fuerza, comenzó a lamer mi cuello, sus manos pasaron a mis pechos. Tyler apretaba mis pezones.
Comencé a forcejear nuevamente, pero era inútil. La rabia me invadió cuando traté de quitarme su rostro de encima, pero no pude. Estaba débil. No podía contra él. Estaba perdida. Aunque gritaba y gritaba, nadie me escuchaba. Esta vez, nadie me iba a salvar y Tyler me iba a violar.
Un fuerte golpe proveniente de la habitación de al lado me despertó, estabas soñando. Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas, pero no sabía si eran porque era un sueño y no pasó en realidad, o era porque de verdad Tyler había intentado abusar de mí, creándome un trauma que tardaría en superar.
—Ya, por favor— una voz masculina suplicaba. Era la voz de Tyler. Lo estaban golpeando.
Aunque se lo merecía, no sentí felicidad alguna.
Miré a mí alrededor, no había nadie. Nuevamente estaba sola en la habitación. Justo en la mesa de noche estaba un pocillo con un té de manzanilla. No sabía quién lo había traído. No recuerdo el momento en el que me quedé dormida. Lo único que recuerdo es estar recostada en el pecho de Samantha. Me levanté y noté que no estaba amarrada a la cadena. La cadena estaba recogida en una esquina de la habitación. Estoy suelta, pensé.
La súplica y los sonidos de los golpes al otro lado de la pared habían acabado, solo había silencio. Tomé mi teléfono desde la mesa de noche y caminé hacia la puerta y salí de la habitación. Me moví lentamente en la oscuridad del pasillo donde solo había un poco de la luz de la luna, haciendo el menor ruido hasta que llegué a la puerta de la oficina de Lyam. Estaba cerrada. Pero no impedía que pudiera escuchar lo que estaban hablando.
—Es momento de comenzar con la Iniciación de Samantha— oí decir a Lyam al otro lado de la puerta.
Nadie dijo nada, solo escuchaba unos pasos. El sonido era tan fino que deduje que eran unos tacones, por lo tanto, la que estaba caminando era Samantha.
—Como signo de lealtad— Lyam interrumpió el silencio— déjanos saber tu secreto más profundo.
Esto era una oportunidad que debería aprovechar, tomé mi móvil y comencé a grabar lo que iba a decir Samantha.
—A...Ah— dijo Samantha — A veces me gusta besar a chicas.
La mayoría rieron, incluso yo también me reí un poco. Lo suficientemente bajo para que ellos no escucharan mi risa.
—Vamos, Samantha. ¿En qué siglo vives?— Lyam volvió a hablar— Eso no es un secreto que nos sirva. Además, está bien que te guste besar a otras chicas y no solo besar, puedes follar con cuántas mujeres quieras. No nos importa. La homosexualidad o bisexualidad es normal a estas alturas de la vida.
Me decidí en mover la cerradura de la puerta y para mí sorpresa no tenía seguro, la podía abrir. Sin pensarlo dos veces lo hice, abrí la puerta tan despacito como pude para que nadie me escuche. La abrí lo suficiente para poder ver por mi ojo derecho.
Todos estaban sentados en un círculo, atentos a Lyam que estaba hablando en ese momento.
—Tiene que ser algo con lo cual podamos arruinarte la vida, algo que nos sirva para aterrorizarte en caso de que tú nos llegues a trai...— tragó saliva— traicionar. No sabes lo difícil que me resulta decir esa palabra. Vamos, busca algo con más peso.
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Arlet - (En Edición)
Teen FictionArlet y Simon, un par de amigos con sentimientos encontrados, sentimientos que los llevarán a tener más que una amistad, pero que a la vez hará una gran separación en sus vidas. El tiempo es el encargado de unirlos, pero será demasiado tarde. Lyam...