Capítulo 41

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Marcos.


Todos habíamos bajado de la camioneta y la habíamos dejado atrás. Caminamos hacia las cabellos que estaban alrededor de unos cien metro— puede que para algunos cien metros les parezca mucho, pero la verdad se me hizo muy rápido el camino— cuando llegamos a la primera cabaña Simon y Sebastián se asomaron por una de las ventanas.

—Al parecer está abandonada— dijo Simon todavía mirando a través del grueso cristal de la ventana— No hay rastro de alguna persona.

Caminé hacia dónde estaban ellos y me asomé por la venta. Estaba abandonada, solo reinaba el polvo. Los objetos estaban cubiertos por un gran plástico blanco, pero que con el polvo optó por un color mugriento. Había telarañas en algunos rincones de las paredes. La madera estaba mal cuidada. Este lugar no era digno para un secuestro.

—No hay nadie— esta vez el que habló fue Sebastián— Vamos a la otra.

Todos le seguimos.

—Estén atentos— vi a Simon apuntar hacia el bosque con el arma. Me alerté y comencé a buscar alguna anomalía en el bosque.

La siguiente cabaña parecía estar también abandonada. Sebastián se acercó despacio hacia una de las ventanas y observó a través de ella.

—No se puede ver nada— dijo.

— ¿Qué? ¡Cómo que no se puede ver nada!— Simon se acercó y también vio a través de la ventana— Papel polarizado, bien pensado, Lyam.

Todos nos asomamos y quedamos sorprendidos cuándo no vimos nada. Solo se veía el papel negro que cubría las ventanas.

—Es esta— Simon comenzó a caminar hacia Abril que estaba a mi lado. Los demás también se acercaron.

—Muy bien, como lo planeamos— dijo Abril— Sebastián, Simon y Sam se encargarán de la parte de atrás, busquen ventanas abiertas, puerta o cualquier manera de entrar. Recuerden que debemos sorprenderlos y atemorizarlos con las armas— ellos asintieron— Marcos, Daniel y yo iremos por el frente. Una vez adentro, sacamos a Arlet y llamamos a la policía. Lyam y Samantha deben pagar lo que han hecho.

—Suerte—Sebastián, Sam y Simon se separaron de nosotros.

Abril, Daniel y yo caminamos hacia el frente. Una vez que llegamos a la puerta los nervios se apoderaron de mí. Era la primera vez que sostenía un arma, pero estaba decidido a apretar el gatillo si era necesario. Haría todo lo que fuera necesario para salvar a mi prima. A Arlet.

Daniel agarró la cerradura de la puerta y la giró.

—Está abierta— nos indicó.

— ¿Estás lista?— le pregunté. Sabía que me refería a Derek. Si es verdad que él es el impostor, entonces estaría ahí junto con Lyam.

Ella asintió.

—Si es verdad de que él está ahí dentro, lo nuestro se acaba y obviamente haré que pague por su traición— me dijo. Me miró y luego a Daniel que estaba a punto de abrir la puerta— ¡Prepárense!

Todos cargamos las armas yapuntamos hacia la puerta preparados para lo que fuéramos a encontrar. DanielAbrió la puerta y todos quedamos helados con lo que vimos.

Arlet - (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora