Capítulo 49

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Sebastían


Por fin, Lyam pagará por todo lo que hizo. La verdad es que el haber golpeado a Lyam me ha hecho desahogar la ira que tenía dentro de mí. Luego de llegar nuevamente hacia la multitud, me encuentro por fin con Arlet, quien ha dejado a Simon en mano de los paramédicos.

— Prima, que bueno que todo acabó — agarro sus hombros. Ella se gira para poder mirarme.

— Sebastián — está llorando — acabo de recibir una llamada de Abril.

— ¿Le pasó algo?— pregunto.

— No exactamente a ella— busca las palabras correctas— a Marcos le dio un infarto.

Mi corazón comienza a doler.

— ¿Está muerto?— pregunto.

Comienzo a buscar la ambulancia en la que lo habían subido justo antes de que yo fuera a golpear a Lyam.

— No, afortunadamente los paramédicos lo reanimaron.

— ¿Dónde está? — busco por todos lados, pero no la veo — ¿Dónde está la ambulancia?

— No está. — contesta — la ambulancia ya está en el hospital. Por suerte pudieron llegar a tiempo.

— Necesito llegar allá — digo.

— La oficial Sara seguro nos llevará.

— No, tu debes cuidar de Simon.

— Iremos todos — dice — lo de Simon no es tan grave como lo de Marcos.

— Gracias — le digo cuando la abrazo.

Las lágrimas comienzan a salir de mis ojos.

— No quiero que muera — digo susurrando al oído de Arlet.

— Eso no pasará — me dice ella — todo saldrá bien.

— ¿Dónde está mamá? — pregunto.

— Ella fue en una de las patrullas que escoltaba a la ambulancia — me responde Arlet — seguro que ella está con Marcos en estos momentos.

— Sebastián — Sam me llama.

Doy media vuelta y lo veo caminando hacia mí con los brazos abiertos. Cuando llega donde mí, me da un fuerte abrazo.

— Ya todo acabó. estamos a salvo.

Asiento sin decir nada.

El agente Jones se nos acerca.

— Ya todo acabó — dice colocando una mano en el hombro de Arlet — Esta pesadilla acabó y todo gracias a Sam.

— ¿Qué? — Arlet se sorprende.

— Si — responde el agente — Sam fue quien llamó a la estación.

— No lo puedo creer — responde Arlet, feliz. — ¿Como?

— Pues resulta que, entre todos: Daniel, Abril, Simón, Sebastián, Marcos y yo decidimos que alguien se quedaría afuera en caso de que necesitáramos tomar el auto para huir — responde Sam — pero cuando escuché los disparos, supe que necesitaba ayuda de la policía, y así fue.

— Bien pensado, muchacho — el agente Jones lo felicita.

Arlet de da un fuerte abrazo a su hermano y le besa el cachete.

— Chicos — esa voz la reconozco al instante: Simon.

Justo al lado de la ambulancia está la silueta de Simon quien camina lentamente hacia nosotros. Su cuerpo está vendado hasta el pecho. Todavía sigue en bóxer. Todos caminamos hacia él.

Arlet - (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora