Arlet
Después de ver y responder los mensajes en mi teléfono, apago la pantalla y lo escondo debajo de mi almohada. Miro hacia afuera por la pequeña ventana que tienes unos enormes hierros de seguridad. La vista es solo naturaleza, árboles y pasto. No sé en qué dirección debería ir. El ardiente sol golpea en mis ojos, haciéndome cerrarlos de golpe. Por un momento, el calor del sol inunda mi cuerpo. «Creo que necesito un baño» pienso. «No estaría tan mal antes de la cena» Volteo hacia donde está la cadena y recuerdo que: No estoy amarrada. ¿Porqué? ¿Se les olvidó que estoy aquí? Porqué ahora no ejercen la fuerza sobre mi, Lyam sabe que a la primera oportunidad que vea que pueda salir de aquí lo haré. No dudaré dos veces en hacerlo. Pero…Si sabe eso ¿Porqué no me colocó la cadena? No lo sé, es muy confuso. Abro la puerta de la habitación y miro hacia su alrededor. El pasillo en el que estoy y que da hacia la sala de estar y a la cocina está vacío. No hay nadie. Ni el más mínimo ruido.
Salgo y camino directo al baño que está a unos cuantos pasos fuera de la habitación. Una vez adentro, cierro la puerta y saco mi ropa quedando completamente desnuda. Dejo mis cosas tiradas en el suelo y entro en la regadera. Al abrirla, el agua fría cae por mi cabeza y se desliza por mi cuerpo. Mi estómago cruje a causa del hambre, pero recuerdo lo que cenaremos y se medio se me pasa. Sé que no me será fácil comerme el pobre conejo que maté hace algunas horas. No puedo ni pensarlo.
—¡Toc,Toc!—El sonido al otro lado de la puerta llamó mi atención—. La cena está lista—dice Samantha en un tono no tan agradable.
—Salgo en un momento—respondo.
Luego del aviso de Samantha, cierro la regadera y tomo la toalla que está colgada en la pared. Seco mi cara suavemente cuando un estruendo se escucha nuevamente en la puerta.
—Dije que salgo en un momento— digo un tanto alterada.
No hay respuesta.
La puerta se abre de un solo empujón y Lyam entra a través de ella.
—¿Qué haces aquí?— pregunto mientras que intento cubrir mi cuerpo desnudo.
—No es algo que no haya visto antes.
—Si, pero eso no te da derecho a verme cuando quieras.
—Tranquila, no va a pasar nada que no quieras—Lyam comienza a bajarse los pantalones—Te necesito, sabes que no puedo estar sin ti.
«¡Oh no! Lyam viene hacia mí. Viene… viene desnudo» pienso. Hace unos días fue la última vez que tuvimos sexo, el último antes de que me secuestrara.
—¿Crees que voy a tener sexo con mi secuestrador?
—No estas secuestrada, simplemente es nuestra Luna de Miel.
—Ja ja ja ¿enserio?—digo sarcásticamente— si no estoy secuestrada ¿Porqué no me dejas salir? Y ¿Porqué Samantha está aquí? Si se supone que una Luna de Miel es para una pareja.
—¿Qué no acabas de llegar de cazar un conejo al aire libre? Si puedes salir, pero no sola. No soy tan estúpido como para corres el riesgo de que te escapes y arruines nuestra Luna de Miel. Además, si lo estuvieras… o por lo menos, si yo te tuviera secuestrada, sabes que estarías pasándola mal y algunos momentos bien.
»Ten por seguro que no estaríamos en esta cabaña un tanto lujosa, estaríamos en algún sótano lleno de arañas, húmedo y con un olor a podrido. Estrías atada las 24 horas en alguna parte. Tendríamos sexo tres veces al día, todos los días. No me cansaría de tener sexo contigo y no me tocaría llegar a este momento en el que casi me vuelvo loco porque, te necesito. Necesito cada centímetro de tu piel, necesito tu aroma, tu piel cálida y suave. Necesito escucharte gritar mi nombre, necesito ver tu cara de placer, necesito escuchar tu gemidos, escuchar que quieres más. Escucharte decir “¡No pares!” desde lo más adentro de tu ser. Necesito sentir tus manos en mi pecho, necesito sentir los arañazos que sin querer me haces en el abdomen, necesito ver los chupones que te dejo en el cuello. Necesito tocar tus pecho, necesito tocarte a ti.
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Arlet - (En Edición)
Teen FictionArlet y Simon, un par de amigos con sentimientos encontrados, sentimientos que los llevarán a tener más que una amistad, pero que a la vez hará una gran separación en sus vidas. El tiempo es el encargado de unirlos, pero será demasiado tarde. Lyam...