– ¡Cállate! ¡Cállate! – murmuré en voz baja y me cubrí los oídos, como si fuera a dar resultado… o sea la voz está en mi maldita cabeza.
“Él nunca se rindió y por si eso no fuera suficiente intentaba que nadie lo hiciera, en cambio tú solamente llorabas por los rincones, la realidad es que quien no debe estar en este mundo eres tú”
Solté un grito desesperado, comencé a jalar las cobijas y aventarlas, la adrenalina me hizo creer que era capaz de hacerlo, pero pronto ese grito se transformó y ahora estaba lleno de dolor, presioné mi cara en una almohada que también resultó contraproducente, porque ya no solo me dolia el brazo… ahora la herida en mi frente punzaba por la presión que había ejercido.
– ¡Kai, abre la maldita puerta! – gritó Camila y desesperada movía la perilla.
– ¡Déjame, estoy bien!– coloque mi mano en la frente porque estaba sintiendo dolor y muy caliente la zona, después de hacerlo mire mi mano y había un poco de sangre.
“Pendeja, seguramente te abriste los puntos”
– Esos pinches gritos me dicen lo contrario, ¡abre!
– Dame solamente cinco minutos, por favor – modulé mi voz para reducir su ansiedad.
– Voy a poner el maldito temporizador, ¡Cinco minutos, Fischer!
Volví a acomodar mi brazo en el cabestrillo. Intenté levantar las cobijas y acomodarlas, pero no fui capaz solamente las dejé sobre la cama, tomé el cuadro que había hecho Tito, donde saliamos, la abuela, papá, él y yo. di una última mirada a la habitación.
“Espero que la persona que viva aquí logre ser feliz, aunque este lugar ya no inspira nada bueno” – me giré, caminé a la puerta y la abrí.
Me encontré con Camila de brazos cruzados, su mirada de preocupación se transformó rápidamente en una furiosa y estaba enfocada en mi herida de la frente. Sin decir nada me dispuse a caminar hacia la salida. Cuando llegué a la cocina de reojo vi que Nasla estaba sentada y con sus manos se cubría los oídos, ver eso me destrozó porque sabía que había sido mi culpa, comencé a llorar, pero no me detuve.
Entré a la camioneta y coloqué el cuadro en mis piernas, Camila y Nasla salieron de la casa con semblante triste. Entraron a la camioneta y ninguna habló durante el recorrido, hasta que me percaté que no íbamos en la dirección debida.
– Tengo que llevarte al maldito hospital – se apresuró a hablar Camila cuando me giré para comentar que se había equivocado de camino.
No respondí nada, bufé con frustración, pero la realidad es que era la mejor idea, solamente por el estado en que me encontraba nada me parecía adecuado.
Tuvimos que esperar aproximadamente una hora para que pudieran pasarme, pero como ambas estaban enojadas conmigo me dejaron esperando y se fueron a comer, al volver solamente me trajeron una mitad de un sándwich y jugo de naranja.
Entre con el doctor y me dijo que afortunadamente no había roto todos los puntos, únicamente uno, el cual obviamente tenía que volver a hacer; en cuanto a mi brazo, comentó que estaba bien, pero aún debía permanecer inmovilizado.
En el momento que salí ninguna me dijo nada, solamente se pusieron de pie y comenzaron a caminar.
– Lamento mucho lo que pasó, discúlpenme por asustarlas de esa manera, soy un asco, nunca soy capaz de controlarme y hago un verdadero cagadero.
– Sabes que todos la cagamos, lo molesto es que te aferres en hacernos a un lado, ella es tu hermana de sangre y yo de cariño, ambas te amamos sin importar lo estúpida que puedas estar, además recuerda que no solamente tu amabas a ese gran hombre.
– Perdón, no las merezco, ustedes son de lo mejor que puede existir en el mundo.
– No, la verdad no nos mereces, bueno a mí, ella también está medio tonta como tú – dijo Camila que con arrogancia miraba a Nasla.
– ¿Te das cuenta que quieres pelear con una adolescente? Ja y la tonta soy yo, la realidad es que soy mucho más madura que ustedes dos – replicó burlona Nasla.
Todo el recorrido lo pasaron autoalabandose, entendí que había sido una táctica de Camila para hacer que Nasla se relajara y afortunadamente funcionó .
Al llegar a casa, el coche de Nadim ya estaba estacionado y estaba frente a la puerta de la entrada, con Luciana dormida en sus brazos.
– Supongo que fue un buen día – mencione cuando estuve frente a él, sin dejar de mirar a Luciana.
Nasla y Camila entraron sin molestarse en detenerse a fingir que querían saludarlo o hablar con él.
– Un día maravilloso, tengo que decir lo mucho que se parece a ti, es de las niñas más ocurrentes que he conocido – en su rostro había una enorme sonrisa llena de alegría.
– No puedo decir mucho, a mi me parece maravillosa cada cosa que hace – comenté y lo miré fugazmente mientras le sonreía levemente.
– Dime donde puedo dejarla, para luego marcharme, es evidente que mi presencia no solo es incómoda para ti – dijo con tristeza y ya no había rastro de aquella sonrisa.
No supe qué decir, únicamente hice una mueca de compasión y lo invite a entrar.
– Puedes dejarla en mi habitación – me miro con duda – No se mueve demasiado, así que no hay forma en que me pueda lastimar.
Entramos a la habitación y para mi fue inevitable no recordar lo que casi pasaba entre nosotros la noche anterior.
– ¿Entonces se comportó de buena manera? – pregunte con voz baja.
– Sí, excelente – susurró, con mucha delicadeza la acomodó en la cama, al voltearse sin mirarme caminó a la puerta – Avísame cuando vuelvan a venir o cuando yo pueda ir a visitarla – en su voz había algo extraño, la curiosidad me obligó a seguirlo cuando salió de la habitación.
– No te vayas, Nadim – dijo Camila desde la cocina – Tu hermano no tarda en llegar y me pidió que te dijera que lo esperaras.
– Está bien, pero lo esperaré afuera.
Camila me miró desconcertada y yo solo hice gesto de que tampoco estaba entendiendo su actitud.
“Seguramente quiere fumar”
– O sea si está muy guapo pero es demasiado arrogante y amargado – dijo Nasla cuando me senté a su lado – No sé porque te enamoraste de él.
“Necesitas conocerlo, esa maldita actitud es un gran acto, para que la gente no lo aborde constantemente”
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¿Puedo ser tu mayor error?
RomanceKaila recientemente ha terminado una larga relación, la cual parecía maravillosa; un día descubrió algo que acabó con todas sus esperanzas. Ahora está dispuesta a dar un cambio radical a su vida y hacer lo que nunca había imaginado... buscar un comp...