🌼 Capítulo 22 🌼

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"Te voy a matar, Orlando, quita esa estúpida sonrisa o no, mejor disfrutalo, después no tendrás dientes para lucirla".

- No voy a ser su payasa, estoy harta, ¡me largo! - salí furiosa de la habitación, para después ir a la contigua y recoger lo que ahí había dejado.

- No te vayas, perdón, no pensé bien lo que hacía, creí que eso podía ayudar un poco a la si...

- Me importa un carajo lo que pensaras, eso fue humillante, no me merezco esas cosas - espeté realmente furiosa, mientras aventaba las cosas a mi maleta.

- No lo vi de esa manera...

- No, claro que no, a ti te parecía divertidísimo.

- Ya perdóname, te prometo dejar este estúpido plan de lado, no volveré a meterme, lo prometo, pero quedate hoy, por favor, ¿qué tengo que hacer para que me perdones?

Me giré para verlo, tenía las manos juntas implorando perdón y un puchero exagerado.

- Tienes que abandonar esa idea de emparejarme con Nadim, no va a funcionar, jamás saldría con el hermano del hombre con quien intente tener sexo casual, es imposible.

- Voy a dejar el plan, porque es lo que quieres. pero no concuerdo con tu deducción, lo que pasó entre nosotros no significó nada para ninguno, así que no importa y no debería de intervenir en lo que sea que pueda o no surgir entre ustedes.

- No importa, igual ya no quiero ni verlo, me has dejado en ridículo, frente a él y lo va a usar en mi contra.

- Kaila, si te molesta dímelo, yo me encargo de callarle el hocico - declaró con determinación.

- Está bien, aunque espero que no sea necesario, ojalá que lo deje por la paz.

- Espero - sonrió ligeramente - Iré por el desayuno, para que comamos aquí.

Después de 15 minutos, ya había vuelto con chilaquiles y dos vasos de jugo de naranja natural. Comimos lento y platicamos sobre Alex; Orlando no se limitó a mostrar su asombro por lo que había hecho y resaltó mi supuesta gran valentía.

Cuando terminamos, recogió los platos y los dejó en una mesita fuera el cuarto, para que se los llevara algún empleado, después de esa acción sonó el timbre y sus amigos comenzaron a llegar, como no quería estar sola, salí con Orlando a recibirlos y para mi fortuna no había señales de Nadim.

Esta ocasión Eleazar trajo a su novia, Sebas me saludó de manera efusiva, Mau y Carlota llegaron juntos, tiempo después llegó Alisha y 50 minutos después llegó Aiden.

- ¿Hoy no saldrás corriendo? - susurró a mi oído al saludarme

- Ya veremos - sonreí coqueta.

- Por cierto,¿todo esta bien? , no puede preguntar porque ya sabes, no tengo tu numero.

- Sí, todo fue una falsa alarma, sabes hay que arreglar eso - tomé su celular y comencé a escribir mi numero - Listo, ahora sí ya no hay pretexto.

Al verme hablar con Aiden, Sebastian de a poco fue renunciando a la lucha de llamar mi atención, porque se dio cuenta que era imposible.

Me levanté para ir por frituras y en ese momento, vi a Seiny entrar con Nadim a su costado, me giré y volví a mi lugar.

- Hola, Kai - me saludo alegré Seiny y eso frustró mi plan de sentarme e ignorarlos.

- Hola, ¿cómo estás? - respondí amable, mirándola únicamente a ella. Era consciente de que no podía odiarla por acercarse a él, porque ella desconocía que me gustaba y no haberlo dicho era problema mio.

- Muy bien, ¿a qué hora llegaste?

- La verdad es... - unos brazos me rodearon para después cargarme, rápido gire la cabeza para ver de quien se trataba y era Aiden, que conmigo en brazos saltó a la alberca.

Al salir del agua lo primero que vi fue el semblante severo de Nadim, que no apartaba la mirada y fue entonces que lo hice yo.

Durante toda la tarde me enfoque en Aiden, algunos jugaban, otros bebían y comían pero nosotros solo platicabamos, y fue así que descubrí que es dentista, tiene una clínica, la cual dirige, por eso muchas veces debe faltar a algunas reuniones. Ama los deportes extremos y me pidió acompañarlo a escalar, lo cual le dije que haría pero primero debía retomar el ejercicio para aumentar mi condición; me dio un mes para lograrlo.

- Estas personas gritan demasiado, ¿te parece si mejor vamos a alguna cafetería o algún lugar más silencioso? para poder hablar con tranquilidad - propuso Aiden con una sonrisa amable.

- Sí, eso me parece bien, solo déjame ir a recoger mis cosas.

Su mirada denotaba confusión, pero evitó indagar.

- Bueno dejame pido que muevan un carro, porque logré entrar y acomodar mi coche, pero dudo mucho poder sacarlo - se rascó la nuca apenado.

Me levanté y fui al cuarto de visitas, para ordenar mi cosas, ya estaba más tranquila así que tomé todo lo que había aventado y lo acomodé de una mejor manera.

El sonido de la puerta cerrándose a mis espaldas, ocasionó que me estremeciera, solamente gire la cabeza y pude observar a Nadim recargado en ella.

"Ay no, todo parecía estar funcionando de maravilla para mi"

- ¿No te parece que antes de irte hay algo que debes decirme?

- Emmm - fingí pensar - No, la verdad es que no, ¿te puedes hacer a un lado? por favor.

- No, la verdad es que no - me imitó.

- No estoy para juegos, dime que necesitas.

- ¿Realmente te parezco insoportable?

- Sí así es - respondí sin vacilar.

- ¿También soberbio?

- Pero claro que sí

- Y ¿te atraigo demasiado? - Ladeo una sonrisa traviesa, al no recibir respuesta prosiguió - ¿Por qué no respondes tan rápido cómo antes?

- Solamente quieres subir tu ego, está bien te ayudare un poco, sí, sí me atraes, pero eso no significa...que... me gustes - balbucee porque él comenzó a caminar hasta quedar a unos centímetros de mí.

- ¿Segura?

- Claro - fingí seguridad.

- Y si te beso ¿qué harías?

Un escalofrio recorrio cada nervio desde mi cuello hasta los pies, pase saliva y lo mire directamente a los ojos.

- Te alejaría - dije con un poco de determinación, porque no estaba segura de ser capaz de lograrlo.

Una sonrisa engreída apareció en su rostro, negó con la cabeza y se giró para darme la espalda, relaje los músculos que había tensado por imaginarlo sobre mí, cerré los ojos y fue justo en ese momento que sentí unas manos me tomaban por las mejillas y casi de inmediato los labios de Nadim estaban sobre los míos.

Eran carnosos y se movían con delicadeza, pero estaba determinada a no permitirle jugar conmigo, lo empuje y no tuvo ningún efecto, entonces le mordí ligeramente el labio inferior.

- ¡Mierda! - levantó un poco la voz, indignado.

- No vuelvas a hacerlo - tomé mi maleta y cuando comencé a caminar, él con delicadeza me tomó del brazo.

- Igual no pensaba hacerlo - murmuró soberbio.

Me solté de su agarre y caminé sin mirar atrás, en la puerta ya me esperaba Aiden.

- ¡Vaya! si tenías varias cosas.

- Ah sí - respondí roboticamente.

"Quiero besarlo, pero si lo hago perderé toda la fuerza y caeré como una estúpida, enamorarme será irremediable para mí"

¿Puedo ser tu mayor error? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora