– ¡Tortolitos, ya despierten! – gritó Orlando para interrumpir mi descanso.
Nadim bufó y comenzó a estirarse, se incorporó mientras se pasaba sus manos por el rostro para comenzar a despertarse completamente, yo me giré y me cubrí con las sábanas.
– Hey, ya despierta este fue tu plan – me dio una nalgada y después comenzó a abrir la puerta.
– Bueno, cierra para cambiarme.
Él antes de salir tomó su maleta y después cerró. Tardé unos minutos en recuperarme, cuando logré despabilarme me cambié rápido y salí.
Todos ya estaban sentados alrededor de la fogata, esperando a que estuviera el desayuno, el cual era evidente que había preparado Camila.
– Buenos días, mi vida – dijo Camila sonriendo – Te cansaste mucho por dormir, eso si es raro – comentó divertida.
– No dormí tanto, de hecho desperté en la mañana y ví algo muy interesante – repliqué con sonrisa audaz.
Disfruté la reacción de cada uno, Camila me giró los ojos y continuó sonriendo, Orlando se quedó congelado sin saber a quien mirar y Nadim estaba intentando descifrar el mensaje.
Desayunamos rápido y nadie se atrevió a decir nada por un buen rato.
– Ya podemos irnos – dijo Orlando poniéndose de pie – Me muero de calor, ese lugar es de locos, hace frío y después un calor infernal.
Nos levantamos y lo seguimos, el lago estaba ahí mismo así que no teníamos que ir muy lejos. Todos convivimos tranquilos, ya me sentía con la confianza de estar cerca de Nadim, sin importarme lo que pudieran pensar.
Por un momento Camila se acercó a Nadim para preguntarle algunas cosas sobre un problema que tenían con la hipoteca, porque había una persona que estaba amenazando a sus papás con quitarles la casa.
Después de que Nadim le explicara algunas cosas, la conversación volvió a ser general, cada uno compartimos experiencias de nuestra niñez, la verdad al final del día estaba satisfecha con lo que había sucedido.
Antes del atardecer, comenzamos a recoger para poder marcharnos.
– Te quiero, maneja con cuidado – dijo Nadim antes de darme un beso de despedida – Un placer conocerte y cualquier cosa, dile a tus papás que me llamen sin dudarlo – comentó dirigiéndose a Camila que se estaba despidiendo de Orlando.
– ¡Gracias! – respondió Camila, y se despidió de él con la mano.
– Me alegra que el camino sea largo para que puedas contarme ¿Qué carajos pasó entre ustedes? – dije cuando Camila entró al coche.
– Nada extraordinario – respondió con indiferencia.
– ¡Camila, no soy idiota!
– Pues tuvimos sexo – se aclaró la garganta – Debo confesar que es bueno para eso, ambos estamos de acuerdo que no es importante y que era una oportunidad que no podíamos desaprovechar.
– ¿Eso es todo? – cuestioné porque en su voz percibía algo diferente.
– Sí, aunque si quieres te cuento con detalles.
– No, gracias – hice mueca de desagrado.
– Amiga, no vas a irte a vivir conmigo ¿verdad? – comentó Camila después de algunos minutos.
– ¿Y eso a qué viene? – la miré fugazmente, para después volver a ver la carretera.
– Estas muy enamorada y la verdad creo que eres correspondida, son una pareja muy bonita.
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¿Puedo ser tu mayor error?
Любовные романыKaila recientemente ha terminado una larga relación, la cual parecía maravillosa; un día descubrió algo que acabó con todas sus esperanzas. Ahora está dispuesta a dar un cambio radical a su vida y hacer lo que nunca había imaginado... buscar un comp...