Después de dos horas, Orlando decidió que ya había cumplido y que podíamos marcharnos, me despedí de cada uno de los que estaban en la mesa, la mamá de él alabó mi belleza y me hizo prometer que nos volveríamos a ver, obviamente dije que sí, por educación.
Comenzamos a caminar y después de dar tres pasos, me di cuenta que iba sola, Orlando había regresado a hablar con su madre, quien le susurraba al oído, continúe caminando pero con un paso más lento para que pudiera alcanzarme pronto.
Cuando subí al carro fui incapaz de controlar mi sueño y me quedé dormida profundamente. Muchas veces creo que tengo un problema de somnolencia extrema, pero solo es consecuencia de mi sobreexigencia.
Cuando abrí los ojos estaba frente a la casa de Orlando y él estaba maniobrando para estacionarse.
– Veo que despiertas, no quise desviarme, espero no tengas que ir a ningún lado mañana temprano – negué con la cabeza aún me sentía un poco atontada – Bueno, hoy te dejaré el cuarto de visitas que está junto al mío.
Asentí, bajamos del coche y lo seguí, ya me había quitado los zapatos de tacón así que era más fácil caminar.
– Listo, aquí es – anunció cuando estábamos frente a la puerta de la habitación – Si algo falta, me lo haces saber, nalguita.
– Que descanses, cara de nalga – abrí la puerta.
Por un momento consideré la idea de dormir en ropa interior, pero luego pensé que podría entrar Victor y estando dormida puedo moverme de formas extrañas, eso podría ocasionar que alguno de mis pechos quedara al aire.
Miré en los cajones y encontré una bata de baño, me pareció una elección adecuada, me cambie y de inmediato me acurruque en la cama para volver a dormir.
En la mañana salía de la habitación porque moría de ganas por hacer del baño, no conocía otro baño más que el del cuarto de Orla, así que mi misión era entrar sin hacer ningún ruido.
– Kaila ¿cierto? – dijo una voz conocida a mis espaldas, que me espanto, porque no esperaba encontrarme con nadie.
– ¡Carajo! – grite, mientras daba un brinco y me cubría la boca de inmediato.
Me giré y allí estaba Nadim con una sonrisa divertida, por la escena que había presenciado.
– Lo siento, no era mi intención asustarte.
– Mierda – me recargue en la pared – No pasa nada, solo que esta casa siempre esta vacia por las mañanas, entonces no me acostumbro a oír voces
– ¿Siempre? – me miraba confundido.
“Creo que ya la cague”
– Ajam, o sea cuando salimos de fiesta y tu hermano no puede llevarme a casa entonces me quedo aquí.
– Ah ya veo – me miraba como intentando descifrar – Y ahora ¿Adónde ibas?
– ¿Pueden callarse? por favor – dijo Orlando que ya había abierto la puerta de su recámara .
– No es tan temprano, ya deberías estar despierto – espetó Nadim – Además tienes visitas, no seas grosero.
– Ay ella no cuenta como visita – dijo con tanta simpleza que me molesto, lo mire furiosa.
– No me sorprende que nadie te soporte, eres un idiota.
Levante los brazos mostrando rendición.
– Pueden continuar discutiendo después de que me digan donde esta el baño, por favor.
Ambos me miraron divertidos por mi comentario y yo también sonreí porque eso logró bajar la tensión del lugar.
– Pasa al mio, ya sabes que no tengo problema – se apresuró a decir Orla.
Entre a la habitación sin voltear a ver a Nadim, ya me sentía muy avergonzada, no quería empeorar todo. Cuando lo hice, Orla entró tras de mí y cerró la puerta.
– Vaya, mi hermano te tiene atontada – susurró con tono burlón.
– ¡Osh, cállate! – entre deprisa al baño.
“Si él se ha podido dar cuenta, entonces quiere decir que Nadim seguro sabe que me parece extremadamente sexy” – mientras pensaba en mi mente se presentaba su rostro que hoy había podido ver mejor.
Sus ojos azul celeste, me tienen loca, cada uno de los rasgos de su rostro queda perfectamente, ninguno se ve pequeño o grande, todo encaja armónicamente; tiene un tipo de rostro combinado entre alargado y diamante.
Cuando salí de la habitación Orla ya me estaba esperando.
– Mis papás decidieron hacer una pequeña reunión hoy por la noche y me pidieron que te invitara, te aviso, porque seguramente al salir te encontrarás con mi mamá y te va a insistir hasta que digas que sí.
“Entonces en la casa no solo está Nadim, probablemente estén todos… hasta su novia”
– Pero – dije y él alzó las cejas reclamando – Está bien – gire los ojos.
– Bueno aprovecho que ya me desperté para llevarte a tu casa, para que tengas oportunidad de hacer… lo que sea que tengas que hacer.
Cuando salimos de la habitación, obviamente ya no estaba Nadim, fui rápido a la habitación de al lado, me vestí, tomé mis cosas y salí para irnos.
– ¡Buenos días! chicos– Gritó desde el comedor la madre de Orla, ambos nos giramos para verla.
Todo ese lugar es parecido al mío, pero más grande, es de concepto abierto. O sea, cuando entras a la casa puedes ver todo lo que es de uso común (comedor, sala de estar, cocina...), caminas diez metros y a tu lado izquierdo te encontrarás con una escalera (jamás he ido al segundo piso) y un pasillo , este te lleva a donde encuentras seis habitaciones: y al final del lugar abierto es donde está la entrada al patio.
– Buenos días – respondimos al unísono.
Al girarme me percaté que estaban solo la madre de Orla, su pareja y Nadim.
– Orlando, espero ya hayas invitado a tu amiga a la cena de hoy.
– Sí ya lo hice – contestó con tedio.
– ¿Entonces? ¿Si te veremos en la noche? – preguntó la señora, posando sus enormes ojos azules sobre mi, no alcanzaba a verlos, pero sabía que estaban mirándome solo a mi.
– Sí, señora, será un gusto acompañarlos – mire a casi todos, solo evité a uno.
– Te lo dije – murmuró Orla, que ya estaba abriendo la puerta para irnos.
Me dejó en casa y me prometió mandar un mensaje para avisarme a que horas podía llegar.
Entré, ordené un poco mi casa, hice de comer y al terminar me recoste, pero estaba resultando un poco difícil conciliar el sueño. No era capaz de quitar el rostro de Nadim de mi cabeza.
“¿Por qué tiene que ser tan guapo?, es una injusticia, no es soltero y por si eso no fuera suficiente, es hermano del hombre con quien intenté (sin éxito) tener una relación abierta”
Al final si me quede dormida, después de algunos minutos de intentarlo. Desperté y ya tenía un mensaje de Orla.
ORLA: A las 7
“Vaya no te vayas a cansar”.
Eran las cinco, así que tenía tiempo de revisar si había pendientes con el restaurante de papá y resolver algunos.
No sabía que usar, así que perdí mucho tiempo en eso, porque no quería verme muy desaliñada ni demasiado arreglada. Tomé un vestido color salmón, con bordado tribal en la parte superior (que cubría hasta donde inicia el cuello).
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¿Puedo ser tu mayor error?
Любовные романыKaila recientemente ha terminado una larga relación, la cual parecía maravillosa; un día descubrió algo que acabó con todas sus esperanzas. Ahora está dispuesta a dar un cambio radical a su vida y hacer lo que nunca había imaginado... buscar un comp...