🌼 Capítulo 56 🌼

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[ Nadim ]

Desde hace un poco más de un mes me ha costado mucho conciliar el sueño, tengo una carga importante de trabajo, pero es extraño porque toda mi vida he estado bajo presión y nunca había sentido esa opresión en el pecho.

Las cosas en mi familia están mejor, Orlando por alguna razón ha estado más tranquilo, es raro, pero no pienso cuestionarlo por eso solamente disfruto la paz que me da eso. Algo que sí ha estado dando vuelta en mi cabeza es a donde va ahora que viaja, sería fácil que lo descubriera, pero probablemente lo que encontraría solamente empeoraría mi situación.

Hoy es viernes tengo una audiencia, pero como no dormí no me siento al 100 % entonces necesito estudiar todo, (más de lo que hago cuando estoy mejor). Decidí irme más temprano de lo normal al despacho, allí ya me encontré a los demás, cada uno trabajando en lo suyo, solamente nos saludamos con una leve sonrisa y después cada uno se enfocó en su trabajo.

Al final del día, las cosas salieron bien, pero estaba molesto conmigo mismo por no ser capaz de enfocarme y olvidarme de mis problemas, para rendir mejor como el profesional que se supone que soy.

El sábado fui a casa de mis padres para una cena, papá estaba también en la ciudad así que era probable que se va a alargar, guardé ropa en una maleta y salí.

Mamá me saludó de forma efusiva como era costumbre en ella, podía verme mañana nuevamente y de todas maneras me saludaría así. Durante la cena papá me ofreció volver a su casa por un periodo, aseguró que me había conseguido algunos clientes, solamente le dije que debía pensar bien y ordenar mis compromisos.

– ¿Te vas a ir? – me preguntó Orlando abruptamente cuando caminábamos por el pasillo para ir a nuestras respectivas habitaciones.

– No lo sé, ¿eso por qué te importa? – repliqué girandome para verlo a los ojos.

– No me importa, que persona tan detestable eres – entró a su cuarto para ignorarme.

“Sé que estás escondiendo algo, eres un idiota si crees que no lo voy a descubrir”

El domingo salí temprano, quería irme, pero para mi mala fortuna me encontré con mamá y me obligó a quedarme, porque querían pasar la tarde en la alberca. Intenté safarme, pero nadie puede ganarle a esa mujer de sonrisa y ojos dulces.

Cuando volvía resignado a mi habitación, escuché que la regadera de Orlando estaba abierta, eso era una obvia señal que estaba dentro.

Ahora es un buen momento para descubrir qué mierda haces”

Entré a la habitación con extrema cautela, con la vista inspeccioné cada uno de los rincones, intentando localizar el celular, resoplé con frustración por imaginar que lo había metido con él al baño, me giré tomé la perilla y antes de salir me detuve, pensé que lo más probable es que estuviera bajo la almohada.

Eres un genio” – tomé el celular.

Sabía que no tenía contraseña así que eso me facilitaba las cosas, considere abrir los mensajes, pero me costaría llegar a algo bueno y no quería ver lo que hablaba con ella, entonces opte por irme a su galería, la primera foto que vi me confirmo que esto había sido un grandísimo error.

Esto es tu culpa, por estas investigando; lo mejor era olvidar y estaba haciéndolo de maravilla, pero yo mismo me metí el pie”

Dejé el celular donde estaba y me marché a mi habitación completamente furioso por lo que había visto.

Has teñido tu pelo, pareces cansada pero aún así has recuperado la sonrisa que perdiste el día que discutimos, de alguna forma tienes una familia y yo estoy solo, llegaste a mi vida solamente para generar caos” – la imagen de Orlando, Camila con un bebé en brazos, una niña y...ella, seguía repitiendose en mi cabeza.

Desearía no haberte visto

Intente dormir pero estaba tan molesto que no podía dejar de dar vueltas por la cama, me levanté y abrí la ventana, me recargué en el marco y saqué un cigarro, lo prendí, pero cuando estaba por colocarlo en mi boca su voz retumbó en mi mente <Ese vicio es horrible, deberías dejarlo>

Ya no estás aquí, así que ¡a la mierda!” – coloque el cigarro en mi boca

Esperé hasta que fuera la hora del desayuno, cuando comencé a escuchar ruido, salí. Me encontré en el pasillo con Orlando una rafaga de odio me invadió, pero decidí ignorar el sentimiento.

Durante el día estuve esperando el momento de estar a solas con él para indagar un poco, porque necesitaba algunas respuestas, no entendía quiénes eran las niñas en esa foto. Cuando mis padres estuvieron muy inmersos en su conversación sobre negocios, entendí que esa era la oportunidad.

– ¿Has hablado con tu amiga? – solté con firmeza y sin titubear

– Tengo muchas amigas, necesitas ser más específico – se dibujó una estúpida sonrisa en su rostro, yo lo mire con descontento y prosiguió – No, la verdad es que no.

Eres un hijo de puta”

No dije nada y me giré para salir de la alberca. Que me mintiera empeoro las cosas, porque eso sugería que ella le pidió que lo hiciera o él prefiere que yo no sepa nada relacionado con ella; el punto es que están escondiendo algo y me parece lo más infantil del mundo que hagan las cosas así. Hubiera pensado que con largarse y desaparecer sin dejar rastros había sido suficiente, pero parece que no.

No me despedí de nadie y me largué sin siquiera molestarme en cambiarme, al llegar a casa su rostro seguía presentándose en mi cabeza, sin mi maldita autorización. Estaba desesperado por sacarla de mi mente, tomé una ducha rápida, me cambié y salí de mi casa en dirección a un table dance.

Para nada es mi estilo, de hecho hace años que no entraba a alguno, desde el momento que entre algunas mujeres se acercaron, entendí que era su trabajo así que no fui grosero, pero tampoco tan amable para que se quedaran a mi lado.

Por un segundo considere pagar un privado, llevaba tiempo sin sentir a una mujer, pero en el fondo sabía que no estaba preparado y que hacerlo con alguien de aquí no sería lo ideal.

Estuve alrededor de dos horas y después volví a casa esa noche no me costó tanto trabajo dormir. El día siguiente fui al trabajo revisé algunos pendientes, tuve algunas entrevistas con potenciales clientes y después volví a casa.

El martes por la mañana desperté con una desesperación extraña, como si algo te estuviera preocupando, pero era consciente que nada de momento me estaba carcomiendo, así que intenté ignorar y me preparé para irme al trabajo.

Los momentos que pasaba solo en el despacho se estaban volviendo una tortura, mi corazón se aceleraba pero no lograba entender porque y eso esta frustrandome demasiado. Me enfoqué tanto leyendo que mi hora de salida se pasó, cuando abrí la puerta de mi cubículo ya estaba solo, así que cerré todo y me dirigí a casa.
 
Ver un coche estacionado justo frente a la acera de mi casa, me desconcertó porque no conocía nadie que tuviera un coche de esa marca, cuando gire para entrar a mi cochera, deje de respirar por la impresión y solamente detuve el coche sin estacionarlo debidamente.

Ella estaba ahí, sentada en las escaleras de la entrada, con su cabello un poco más largo y ahora negro, no lograba ver su expresión, pero estaba seguro que no estaba feliz, o sea no me iba a recibir con esa maravillosa sonrisa que tanto amé.

¿Puedo ser tu mayor error? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora