🌼 Capítulo 77 🌼

0 1 0
                                    

{ Tres semanas después}

  Las cosas con Nadim han ido bien, hemos logrado mantener en secreto las cosas, poco a poco nos sentimos más cómodos juntos y nos acoplamos cada vez mejor, pero aún vamos lento, no nos hemos involucrado sexualmente, la realidad es que lo más importante ha sido hacerlo emocionalmente.

El sábado es el cumpleaños de Nadim, no lo pasaremos juntos porque si estamos cerca la gente a nuestro alrededor podría sospechar, entonces planeamos una cena en casa el viernes, para que en la que le hará su familia no sea necesario que yo asista, solamente Luciana.

“¿Qué puedo regalarle?, es extraño siento que he dejado de conocerlo, cada que hablamos descubro que ha cambiado”

Imagine que lo mejor era involucrar a Luciana, utilizamos las pinturas de Tito y algunos de los lienzos en blanco que tomé de su casa. Ella insistió en dibujar un castillo porque decía que eso parecía la casa de él, entonces yo me enfoque en dibujar un enorme árbol al costado, enfatice unas pequeñas luces alrededor, obviamente era un mensaje y esperaba que él lo recordara. 

El viernes cuando fui a dejar a la escuela a Luci, pase a un lugar para que  enmarcaran la pintura, no tardaron demasiado, así que para cuando termine de comprar las cosas que iba a necesitar para la cena, ya pude recogerlo.

– Papi, te hicimos una pintura – fue el comentario de Luciana que arruinó la sorpresa.

Nadim se carcajeo por ver mi expresión de frustración, la cargo y le dio un beso, ella lo abrazo por el cuello. Sin soltar a Luci se acerco y me dio también un besó en la frente, me quede congelada porque no habíamos sido cariñosos delante de la bichito, él se percató de mi tensión y sonrió apenado, pero cuando ambos comprobamos que Luciana no había dado importancia a eso, nos relajamos.

– Ese día fue uno de los mejores de mi vida – me susurró al oído cuando le entregamos el cuadro.

Para mí también lo fue, me alegra que no lo olvidaras”

Bichito se desvivía contando con demasiados detalles cada cosa que hizo, él la miraba fascinado y exageraba sorpresa ante cada cosa, además la elogiaba constantemente.

– Vamos a ver Lilo – declaró Luciana cuando terminamos de cenar.

– Es cumpleaños de tu papá deja que él decida qué película quiere ver – alegue con rigidez.

– A él le gusta también –  se giró para mirar a Nadim que sin opción asintió y yo giré los ojos.

Nos acomodamos en el sillón, evidentemente Luciana se acomodo entre los dos, Nadim pasó su mano por detrás de ella y la colocó en mi regazo, yo puse mi mano sobre la suya. Como era costumbre Luciana se quedó dormida, mientras Nadim la llevaba a su cuarto yo comencé a limpiar la cocina.

– Sé que ya habíamos llegado a un acuerdo, pero de verdad me encantaría que fueras mañana a casa de mi papás.

– Si queremos continuar con esto lento, eso no ayudaría – dije con dulzura, sin dejar de lavar los platos.

– Prometo ignorarte, es más si quieres invito a alguien – comentó con ligereza y yo giré rápido  la cabeza para mirarlo con molestia – Ja, ja, ja, es broma, aunque creo fue una muy mala – se acercó, yo continuaba dándole la espalda, me rodeo por la cintura con sus brazos y me dio un beso en la mejilla.

– Pésima, ni siquiera fue graciosa – espeté y dejé caer mi cabeza en su pecho.

– Bueno, perdón por no ser tan simpático.

– Te perdono porque es… ¡ Oh por dios! ¡Feliz cumpleaños! – me giré para quedar frente a él y le di un ligero beso en los labios y después volví a abrazarlo.

– No tenía muchas esperanzas en este año, pero como siempre llegaste tú y todo mejoró – murmuró.

– ¿Te gustaría quedarte a dormir? – lancé la pregunta sin titubear.

– Me encantaría, pero ¿de verdad estás segura? – me separó ligeramente para verme a los ojos.

– Sí, creo que a ambos nos haría muy bien.

Volvió a pegarme a su cuerpo, aunque no podía verlo sabía que estaba sonriendo al igual que yo. Estaba muriendo de nervios, pero de verdad quería que esto funcionara – “Si no pones de tu parte y no dejas de tener miedo, jamás sabrás que es lo que podía suceder” – lo tomé de la mano y lo guie a mi habitación.

Cuando entramos le di un delicado beso, él correspondió, Me separé y entre al baño para cambiarme; él obviamente no tenía ropa para dormir así que quedó en boxer.

Al salir del baño, él ya estaba recostado en la cama del lado contrario donde está Tito.

– Supuse que prefieres dormir de ese lado – sonrió ligeramente y yo lo imité.

Levanté las cobijas y comencé a acomodarme, él estiró su brazo para invitarme a recostarme en él y sin dudar un segundo coloqué mi cabeza al nivel de su hombro y pase mi brazo por su abdomen.

Había imaginado que la próxima vez que estuviera con él en la misma cama irremediablemente íbamos a caer en la tentación y la pasión se desbordaría, pero no fue así, ambos nos conformamos con sentir el calor del otro, disfrutar la placentera sensación de tocar la piel del otro y sincronizar nuestra respiración; casi de inmediato nos quedamos dormidos.

– ¿Papi? – la voz llena de inocencia de Luci retumbo en la habitación, ambos nos sobresaltamos al escucharla.

La puertas tienen candado por una razón, eres estúpida Kaila”

– Sí, mi princesa – respondió Nadim intentando restar importancia, fingiendo demasiada tranquilidad, pero el color de su mejillas me decía que no estaba nada tranquilo.

– ¿Vas a desayunar con nosotras? –  cuestionó con una sonrisa, su expresión de desconcierto había desaparecido.

– Por supuesto, solamente debo cambiarme…

– Ve a ver la televisión mientras nos cambiamos –  ordené con amabilidad.

Sin rezongar salió de la habitación, Nadim y yo nos miramos de reojo y ambos comenzamos a reír por la vergüenza. Nos cambiamos, para después ir a desayunar.

Cuando se iba a ir decidí acompañarlo hasta su coche para poder despedirme de él, ahí le dije que había pensado bien las cosas y sí iría a la cena de hoy, pero que prefería que llegáramos nosotras solas.

– No voy a discutir nada, porque realmente quiero que vayas y si tengo que ceder a eso, lo haré.

Me dio un beso y se marchó.

¿Puedo ser tu mayor error? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora