Lo primero que hicimos fue cenar, había unos troncos alrededor de la fogata, Nadim y yo nos sentamos en uno, Camila se sentó en uno y Orlando en otro, pero cada uno estaba en la orilla, así que prácticamente es cómo si estuvieran en uno mismo.
– Y bueno, Nadim cuéntame ¿Cuáles son las intenciones que tienes con mi amiga?, yo soy cómo su madre… bueno su hermana mayor, sí mejor eso – recargó su barbilla en la palma de su mano, mientras tenía el codo apoyado en el regazo.
– Vaya, no estaba preparado para eso, debieron mencionarlo para traer mi traje elegante…
– ¡Oh por Dios! ¿Acabas de bromear? – Orlando exageró una expresión de sorpresa, Nadim lo miró con fastidio – Kaila no sé qué hiciste… bueno puedo imaginarlo, pero no lo sé oficialmente, el punto es que sigue haciendo eso, para que mi queridisimo hermano se vuelva menos amargado.
Camila le mostró la palma de la mano a Orlando y éste levantó la suya para chocar con la de ella, ambos reían divertidos.
– Ignoralos – coloqué mi mano en su pierna, él puso la suya sobre la mía.
– No te preocupes, la verdad es que no me molesta, creo que ambos están intentando agradarse y nos utilizan para lograrlo – murmuró – Y además no están tan equivocados, me haces mucho bien – soltó mi mano solo para extender su brazo a un costado, para poder abrazarme.
Cuando recargué la cabeza en su hombro, me dio un dulce beso en la cabeza que provocó que mis ojos se cerraran y por un momento me olvide de todo, para mí solo existíamos Nadim y yo.
– Creo que debemos dejarlos solos – dijo Camila, que se levantó y le indicó a Orlando que la siguiera.
Puede ver que se sentaban en la parte trasera de mi camioneta. No podía negar que estaba preocupada por ellos, son parecidos pero a la vez muy diferentes, la atracción entre ambos era evidente, pero no estaba segura que fuera completamente real.
– Ya son adultos, ellos saben perfecto lo que hacen – susurró Nadim a mi oído.
– Ah sí ya lo sé, no me preocupa – fingí sonreír, él me reprochó con la mirada y entonces proseguí – Bueno no demasiado – confesé entre risas.
– Entonces ¿Con quien dormirás? – me abrazó con ambos brazos y comenzó a besarme con pasión.
– Eso es jugar sucio – recriminé cuando dejamos de besarnos.
– Si obtengo lo que quiero, no me importa.
Sin avisar me levanté y comencé a caminar en dirección a la casa de Nadim, él solamente me observaba, desconcertado.
– ¿No vas a venir? – ladee una sonrisa coqueta a la que él respondió y se puso de pie para seguirme.
La casa era grande, podíamos acostarnos sin necesidad de encorvarnos y además teníamos espacio extra. Al alejarnos de la fogata el frío comenzó a hacerse presente, nos recostamos y nos cubrimos con una manta, él estiró su brazo, coloqué mi cabeza donde termina el hombro y comienza el brazo.
– Cuando volví a casa, por mi cabeza lo menos que pasaba era buscar a una persona con quien salir, no estaba dispuesto a involucrarme con alguien, pero desde aquel día que vi en casa, todo se vino abajo… el día del evento no me diste oportunidad de observarte ni conocerte demasiado – bajó un poco la cara para mirarme con los ojos entrecerrados – Creo que sí ese día me hubieras dejado conocerte, en ese instante hubiera entendido que eras tú a quien buscaba.
Hundí un poco más la cabeza y lo abracé con mucho cariño.
– En ese momento tenía miedo, las sensaciones que sentí al verte jamás las había experimentado y me asustó, porque tú tenías pareja – lo último lo dije como un susurro.
– No, yo ya había terminado con ella desde un mes atrás a eso, pero me pidió acompañarla por las apariencias, eso era importante para ella y la verdad es que nuestra relación no terminó mal, así que no perdía nada con apoyarla en eso.
– ¿Y yo cómo iba a saberlo? – me reí, mientras me giraba para poder observarlo, coloque mis manos en su pecho y sobre ellas mi barbilla.
– Obviamente no ibas a saberlo, solo lo menciono como dato importante – pasó sus manos por mi cabello – Pero bueno, debo confesar que al principio estaba celoso porque pensé que estabas con el baboso de mi hermano y obviamente yo no me metería con alguien que esté con él, no arruinaría esa relación; pero saber que no estaban juntos, me tranquilizo.
Conforme iba hablando, mi sonrisa desaparecía entonces para evitar que él lo percibiera me gire para volver a la posición que tenía antes, solté todo el aire que me quedaba, pero de una forma sutil, cerré los ojos y me aferré a él.
La opresión en el pecho comenzó a intensificarse cada momento más, el miedo se estaba apoderando de mí, imaginar que lo perdía por una pendejada, me espantaba.
“¿Seré capaz de vivir si él me deja?” – lágrimas comenzaron a inundar mis ojos, para frenarlas me recosté mirando al techo y miré hacia arriba, apreté los labios, con mi mano tomé la suya, (con la que me abrazaba) y entrelace los dedos – “Nunca me sueltes”.
– Te quiero – murmuré sin soltarlo y sin apartar la mirada de la luna, que se podía apreciar por la pequeña ventana.
– Yo también te quiero.
Sin soltarme con su brazo me movió un poco para girarme en su dirección y así poder besarme. Lo solté y me subí sobre él, mis piernas estaban a sus costados, sus manos se posaron en mis glúteos y las mías en sus mejillas.
Nos fuimos deshaciendo de la ropa con delicadeza para evitar hacer ruido, aunque aún se escuchaba la peculiar risa de Camila a la lejanía, eso indicaba que continuaban sentados en la camioneta, debíamos ser precavidos.
El sexo esta ocasión fue diferente a las anteriores, fuimos más cariñosos y nos concentramos más en sentir nuestra piel ya sea con nuestros labios o con la llema de los dedos, la penetración ocurrio solo hasta el final cuando estabamos en el momento maximo de la excitación.
Terminamos satisfechos, el beneficio fue que por el frío no sudamos de forma excesiva, me recosté a su lado y lo abracé , cerré los ojos y me permití disfrutar de este momento.
– Kaila, ¿estás viendo eso? – susurró Nadim mientras movía un poco su brazo para despabilarme.
– ¿Viendo qué? – hablé con dificultad, porque estaba somnolienta.
Por un momento pensé que me señalaría a Orlando y Camila que tenían sexo o algo por el estilo y me molesto la idea de que interrumpiera mi sueño por algo que estaba segura que iba a suceder.
Pero cuando mi vista se fue aclarando y mire hacia donde apuntaba su dedo, me senté sin dejar de cubrirme con la sábana; en la zona boscosa de la izquierda fui capaz de observar a la lejanía diversos destellos de luz, la sonrisa en mi rostro se presentó de forma exagerada.
Me giré a observar a Nadim que me miraba complacido por observar mi felicidad, me quede admirandolo por unos segundos, porque la luz de la luna que entraba por la ventana estaba iluminando su rostro y me parecía mucho más guapo.
– Creo que brillas como ellas y eso entonces... ¿significa que has encontrado a tu pareja ideal? – mencionó con una sonrisa satisfecha.
– Definitivamente – volví a acostarme sobre su brazo y le di un beso rápido.
Después de unos minutos quedamos dormimos abrazados.
En un momento por la mañana cuando sentí un rayo de sol entrar por pequeña ventana que habíamos olvidado cerrar, me levanté con cuidado para no despertar a Nadim, cuando estaba por cubrir la ventana, pude observar a Camila que salía de la casa de Orlando, negué con la cabeza y sonreí, para después volver a mi lugar.
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¿Puedo ser tu mayor error?
RomanceKaila recientemente ha terminado una larga relación, la cual parecía maravillosa; un día descubrió algo que acabó con todas sus esperanzas. Ahora está dispuesta a dar un cambio radical a su vida y hacer lo que nunca había imaginado... buscar un comp...