Al día siguiente por la mañana hice una videollamada con Camila, porque estaba con Nasla quien estaba desesperada por hablar conmigo y ver a Luciana.
– Tú no eres tan blanca como ella – declaró Nasla con inocencia.
– Su papá lo es – dije con fastidio y Camila solamente soltó una carcajada.
Por la tarde recibí la visita de alguien que no hubiera pensado que vendría a verme.
– Buenas tardes… Kaila – dijo dudoso el director – Perdón por venir, pero bueno no regularmente la gente rompe fuente frente a mí.
– ¡Qué vergüenza!, ya no lo repita – bajé un poco el rostro porque estaba segura que me había sonrojado – Tengo que agradecerle… señor o señorito – solté un poco de aire que iba acompañado de una gran sonrisa y él también comenzó a reír.
– Mi nombre es Andrik – agregó con una sonrisa – Y debo confesar que yo no soy el director, realmente soy maestro de ciencias, pero le ayudo a mi papá solamente con las admisiones, entonces además de venir a ver … bueno el resultado de eso que sucedió, quería compartirle la excelente noticia, decidimos darle una oportunidad a su hermana, puede presentarse la próxima semana a presentar.
– ¡Oh por dios! le agradezco demasiado, no sabe lo mucho que me ayuda eso, ya estaba empezando a rendirme.
– No tiene nada que agradecer, creo era lo adecuado.
Sonreí de forma amable y después me enfoque en mirar a la enfermera que entraba con Luciana, Andrik comenzó a caminar a la salida, pero antes de llegar a la puerta observé cómo dio una rápida mirara da a Luciana y una sutil sonrisa apareció en su rostro.
– No es necesario que salga, puede acompañar a su esposa – se apresuró a decir la enfermera.
Andrik se detuvo en seco, alzó las cejas y sus ojos se abrieron por el impacto que ocasionaron las palabras de la entrometida enfermera.
– Él no es mi esposo, es un… amigo – sonreí divertida.
El rostro de Andrik por fin recuperó su serenidad y regaló una tensa sonrisa a la enfermera.
– Ooh, discúlpenme – bajo el rostro y la alegre sonrisa que había iluminado su rostro desapareció – Entonces si debe salir, señor – agregó sin mirarlo.
Los intervalos de tiempo que pasaba con Luciana comenzaban a hacerse más constantes y también la dejaban permanecer unos minutos extra conmigo. Aparentemente solo estaba tranquila si estaba cerca de mí.
Al día siguiente Camila pasó por mí en la mañana, al entrar a casa, Nasla se acercó corriendo, ansiosa por ver a Luciana, nos dirigimos a la sala de cine.
– Es tan pequeñita, recuerdo que Eliud era así – su voz se apagó al mencionar el nombre de su hermano.
– Y seguro tú también lo eras, bueno la realidad es que todos lo fuimos– comentó Camila mientras sonreía con sinceridad.
El sonido del timbre me extraño porque no era común recibir visitas, o sea no conocíamos a muchas personas, pero al ver la sonrisa de Camila entendí de quien se trataba.
– ¡Tú eres el papá! – gritó Nasla al ver entrar a Orlando que solamente frunció el ceño.
“Si estuvieras a mi lado, las personas no tendrían que pasar por estos comentarios tan incómodos, debiste luchar por mí o al menos indicarme que tenía una oportunidad y yo sin problema lo hubiera intentado”
– Niña, no empecemos mal, eres bonita y creo puedes caerme bien – respondió Orlando y le guiño un ojo.
Nasla sonrió ruborizada por el comentario de Orlando.
ESTÁS LEYENDO
¿Puedo ser tu mayor error?
Roman d'amourKaila recientemente ha terminado una larga relación, la cual parecía maravillosa; un día descubrió algo que acabó con todas sus esperanzas. Ahora está dispuesta a dar un cambio radical a su vida y hacer lo que nunca había imaginado... buscar un comp...