🌼 Capítulo 74 🌼

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[ Nadim ]
Algunas horas antes

“Estás a solo unos metros, anteriormente hubiera intentado algo para poder estar contigo, pero he decidido ir despacio, no me voy a rendir en mi objetivo de recuperarte, solamente necesito tener paciencia, ahora entiendo que no puedo abordarte con el descaro y ligereza que lo hice hace años, has cambiado un poco y debo aprender a enamorar esa nueva versión tuya”

Dormir fue tan sencillo, aunque hubiera preferido estar mucho más cerca de ella, el solo saber que estaba en el mismo lugar que yo, bastaba para darme tranquilidad. Por la mañana escuché que abrió su puerta, la conozco muy bien y sabía que iría al baño, para después distraerse y deambular.

Me levanté, entré al baño para lavarme la cara y también  enjuagué mi boca, me puse una camisa sin mangas, esperé unos minutos para darle tiempo de ir al lugar al cual estaba seguro que se dirigirá.

Cuando llegué al balcón no hablé por unos minutos porque estaba disfrutando verla maravillada con el paisaje, sabía que cuando me viera intentaría contenerse, así que preferí esperar y grabarme su imagen.

Para mi sorpresa no intentó esconder su emoción, eso me dio un poco de esperanzas y comprendí que la paciencia estaba dando frutos.

Cuando se recargó en el barandal decidí acompañarla, fingí ver el paisaje, pero la realidad es que ocasionalmente la observaba, sus ojos verdes iban recuperando un poco de brillo aunque para ser sincero la luz del sol ayudaba a que eso sucediera, pero en el fondo quería creer que estaba volviendo a recuperar su brillo.

– ¿Quieres ir a verlo? – pregunté sin mirarla directamente para no intimidarla.

– Déjame voy por mis zapatos y mi pantalón.

Tenía una gran sonrisa que iluminaba todo su rostro y al verla era impresionante el parecido que tenía con Luciana. Salió corriendo para cambiarse y yo la esperé afuera de su habitación.

– ¡Listo! – exclamó al salir de la recámara.

Durante el trayecto me preguntaba entusiasmada todos los detalles, realmente era cómo tener a Luciana a mi lado, le conté a grandes rasgos lo que tuve que hacer para construirlo.

Cuando entramos no fui capaz de controlar la sonrisa que apareció en mi rostro al verla maravillada admirando cada parte del invernadero, se acercaba a cada planta y les decía infinidad de elogios.

– Tito decía que hay que hablarles… – por un momento desapareció su sonrisa y eso me desanimo –  Su jardín era mejor que el mio, yo casi nunca hablaba con mis plantas porque siempre estaba ocupada. ¿Tú hablas con ellas?

Les habló de ti

– No mucho la verdad, pero si Don Fede dijo que hay que hacerlo, entonces se tiene que hacer – le sonreí y ella me devolvió la sonrisa.

– ¡¿Lo de allá es un estanque?! – preguntó con entusiasmo y  sin esperar respuesta comenzó a caminar – ¡Vaya! es perfecto, creo que has hecho un excelente trabajo con tu casa.

– Gracias, la idea es que no solamente yo la disfrute – su expresión  cambió drásticamente entonces tuve que arreglarlo – También espero a Luciana le guste.

– Bueno de momento no presta demasiada atención a estos detalles, pero estoy segura que pronto lo hará… por cierto hay que ir por ella.

Asentí y caminé a la salida, observé que ella se quedó por unos segundos mirando alrededor como intentando guardar esa imagen en su cabeza.

No es necesario que lo guardes como si nunca fueras a verlo, por mí puedes venir cada que quieras, o puedes vivir aquí” – sonreí al pensar lo último, porque a pesar de que lo añoraba me parecía algo que no estaba pronto a suceder… o quizá nunca llegaría a pasar.

¿Puedo ser tu mayor error? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora