– ¿Es real que sigues recibiendolo? – espeté modulando mi voz, porque estaba verdaderamente furiosa.
– Luci, mi vida – sus ojos me observaban con ternura – No sé qué hizo específicamente, pero conmigo siempre ha sido amable, ¿cómo podría ser yo grosero?, los problemas que tengan ustedes, no me pertenecen.
Tito es la persona más noble del universo, jamás tenía palabras ofensivas para nadie, sabía que no podría hacerlo cambiar y también era consciente que tenía razón.
– Mínimo pídele que no venga tan seguido, no quiero encontrarme con él, si un dia decido darte una visita sorpresa.
– Está bien, mi luci, haré mi mayor esfuerzo – me abrazó y aproveche para impregnarme de su olor.
“Su novio no tendrá abuelo, porque tiene que venir a acaparar al mío, su descaro es impresionante”
Comencé a manejar, estaba tan furiosa que me resultaba difícil concentrarme, me detuve por un momento, necesitaba una forma de desahogo, no estaba dispuesta a permanecer con esa emoción todo el día.
Tomé el celular, medite por un segundo si lo que estaba por hacer, era lo adecuado.
“¡A la mierda!, si no lo es, ¿qué es lo peor que puede suceder?”
KAI: ¿Estás libre?
ORLA: ¿Cuál es el plan?
KAI: Te veo en mi casa – envié mi dirección y comencé a manejar, quería llegar antes de que él lo hiciera.
Llegué a colocar el dibujo que me dio Tito, en un cuarto especial; allí guardaba todo lo que consideraba un tesoro.
– Eres pésima para responder preguntas, quería saber el plan y me diste una orden – habló Orlando justo cuando abrí la puerta.
– Ay, a veces no es necesario dar tanta información – dije con indiferencia.
– Pensé que había pasado algo malo, ¿Me vas a dejar pasar?
– Ah sí – me moví un poco para que pasara a mi lado.
– Tienes algo diferente hoy… pareces amargada – expuso mientras caminaba hacia el sofá.
Mi casa en su mayoría es de concepto abierto, solamente hay tres habitaciones; la mía (es la más grande, tiene propio baño), la de los tesoros y el de visitas (también cuenta con baño), lo demás (cocina, comedor, sala de estar…) está en un enorme espacio, que conecta con el patio, donde tengo un pequeño Jacuzzi, alrededor tengo tres sillas colgantes.
– Lo estoy un poco, pero no vale la pena hablar de eso – declaré
– ¿Puedes explicarme para que me pediste que viniera?
– ¿Sabes por qué te pedí que te acostaras conmigo?, o sea aquel día – dije sin dudar.
– Claro, porque soy irresistible – me guiño el ojo, al ver que no reí, continuo – No, la verdad no tengo idea.
– Recientemente terminé una relación que fue larguísima, donde jamás hubo intimidad, por razones que no compartiré. Entonces ahora he decidido que quiero a alguien con quien solamente pueda tener sexo, sin que las emociones se involucren… tú pareces la persona ideal.
– ¿Por qué yo? – interrogó ligeramente indignado.
– No quiero ofender, pero no eres mi estilo de hombre – dije mientras me movía ansiosa, había decidido permanecer de pie.
– No me ofende, porque tú tampoco eres el mío – mencionó mientras elevaba un poco los hombros.
– Entonces ahora dime ¿por qué aceptaste mi propuesta?
– Tenía ganas de coger – dijo con simpleza – Pero luego lo arruinaste con tu comentario de que era tu primera vez, no soy tan mierda como para quitar eso que la mayoría de las mujeres atesoran, para atreverme, la mujer debe de encantarme y además estar segura.
– Y si hoy te digo que me siento segura, ¿qué harías? – mis mejillas se sonrojaron y sentí que la respiración se volvía pesada.
– Lo intentaría – sonrió ligeramente – Pero tienes que prometerme que después no te volverás una loca, recuerda que no somos pareja.
– Te lo prometo – declaré con seguridad.
“Ahora… ¿yo tengo que acercarme o lo hará él?, no sé como funciona esto”
Sentía su mirada inspeccionandome, se dibujó una sonrisa enorme en su rostro.
– Supongo que entonces, yo empiezo – se levantó del sillón y con dos pasos ya estaba frente a mi.
Me tomó por la cintura y me elevó, de forma instintiva mis piernas lo rodearon, caminó en dirección al sofá más grande, se sentó y yo quedé arriba de él, sus manos se posaron en mi trasero y comenzamos a besarnos, después de unos segundos de manera impresionante el ímpetu que sentía hace minutos, desapareció. Me obligué a continuar besándolo, baje mis manos para tomar la parte baja de su camisa y levantarla, para lograr quitarsela, cuando lo hice coloqué mis manos en la parte baja de su espalda.
– Carajo, estás helada – se estremeció y dejó de agarrarme para tocarse la espalda, por lo tanto en menos de un segundo yo ya estaba en el suelo – ¿Estás bien? – preguntó entre carcajadas.
– Que bueno que decidí quitar la mesa de centro – dije también riendo a carcajadas.
Se levantó y me tendió la mano para que fuera capaz de levantarme.
– ¿Quieres continuar? – preguntó desganado, al no recibir respuesta prosiguió – Yo creo que el momento ya se murió.
– Soy yo la que casi muere – comenté fingiendo indignación.
– No seas exagerada, nadie muere por un golpe así – negó con los ojos cerrados – Por lo que veo ya no tendré sexo, minimo puedo recibir comida.
– Sí, eso sí puedo ofrecerte sin problema
– Perfecto, aquí te esperó – se quitó los zapatos y se puso la camisa, para después acostarse en el sofá – ¿Donde está el… olvidalo ya lo encontre – prendió el televisor.
Lo mire intrigada, esta escena era extraña; jamás pensé que un hombre rechazara tener sexo, mucho menos si ya estabamos en el juego previo… bueno el intento.
“¿Y si él también es gay,? por eso no puede acostarse conmigo”
– Orlando – se levantó un poco, solo para poder verme – ¿Eres gay?
– ¡NOOO! – se sentó en un solo movimiento – Si es por lo de hace rato, solo cabe decir que no me excité lo suficiente.
– Ahhh, ok, solo era una duda.
– Pensándolo bien, quizá debería ir a consultar a lo mejor estoy enfermo – se tocó la frente con el dorso de la mano– Es la explicación más lógica, porque esto jamás me había pasado.
No estaba segura que su deducción fuera acertada, para mí la razón era que no existe la suficiente atracción entre ambos, no comprendía el porque, la verdad es guapo, no es mi tipo pero sé que a muchas personas les parecería hermoso, además lo realmente importante es que es respetuoso, o sea si es impertinente pero por lo poco que he logrado ver en él, no tiene malas intenciones.
– Quizá estés muriendo – dije con tono burlón para que no lo malinterpretara.
– Pues si esa fuera la situación me encantaria tener sexo con esta dulzura – levantó mi celular que había comenzado a sonar, lo giró un poco para que pudiera ver de quien se trataba – ¿Y ella quien es? – preguntó sin dejar de ver la foto de Camila.
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¿Puedo ser tu mayor error?
RomanceKaila recientemente ha terminado una larga relación, la cual parecía maravillosa; un día descubrió algo que acabó con todas sus esperanzas. Ahora está dispuesta a dar un cambio radical a su vida y hacer lo que nunca había imaginado... buscar un comp...