🌼 Capítulo 53 🌼

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Han pasado casi 5 meses desde aquel viaje, estoy en los últimos días de mi embarazo, pensé que la gente exageraba cuando hacían bromas sobre extrañar tocar sus pies, pero ahora lo comprendo, es una misión casi imposible, la panza me estorba, de hecho al levantarme no puedo verlos.

El embarazo transcurrió con tranquilidad, si en ocasiones sufría de calambres o algunas noches me resultaba difícil dormir, pero eso no me importaba yo lo único que esperaba era siempre escuchar comentarios positivos de mi ginecóloga; me bichito estaba perfectamente.

Hoy es 20 de mayo, estoy sentada en una banca, esperando a que el director de la  que espero sea la próxima escuela de Nasla, me llame para que pueda pasar.

Vine a esta porque las demás me cerraron las puertas, alegando que ya era tarde para ella, que debía repetir desde cuarto año y eso me parecía una injusticia.

– Señorita Fischer – me llamó el hombre que solamente se asomó su cabeza ligeramente por la puerta.

– Buenos días – me levanté con dificultad y su mirada era de compasión (como la de todo el mundo).

– Buenos días, pase – se movió para darme oportunidad de entrar y con su mano me guió a la silla donde debía sentarme – Entiendo que viene buscando lugar para su hija – sus amables ojos verdes estaban posados en mí.

– ¡No! ¡ella no es mi hija, es mi hermana! – levante la voz por la sorpresa que me generó su comentario.

– Una disculpa – se rascó la nuca y sonrió apenado – Para ser sincero no creí que lo fuera, pero estaba en un conflicto, sobre sí no decirlo sería grosero o lo sería más si lo mencionaba, obviamente decidí mal – confesó entre risas.

Sonreí nerviosa, porque esta no era la forma en que quería comenzar a convencerlo, necesitaba que la aceptara, esa niña ya necesitaba salir y conocer gente, pelear con Camila era su único pasatiempo y no era uno saludable.

– Bueno, tengo entendido que la niña estudió en casa y que aparentemente ya cuenta con los conocimientos adecuados para cursar el año que le corresponde por su edad.

– Sí así es, le juro que es muy lista, no se arrepentiría de tenerla aquí – sonreí levemente.

– Eso no es lo que me preocupa, la verdad es que si ella avanza mucha gente podría quejarse y honestamente no quiero lidiar con esas cosas.

– Ok, entiendo – comenté abatida y tomé mi bolsa.

– Señorita, señora… – titubeo mirando discretamente mi gran barriga.

– Kaila, mejor así – mencioné con una leve sonrisa.

– Kaila, creo que me malinterpreto, no me he negado, solamente es algo que tengo que evaluar, lo más probable es que ella deberá presentar una serie de exámenes para comprobar sus conocimientos...pero seguiré evaluando esa posi…

– ¡Mierda! – grité interrumpiendo su discurso, me cubrí la boca y miré al suelo.

Dejar mi líquido amniótico en su silla y piso, no será nada de ayuda para que me ayude”

– ¿Pasó algo? – su rostro me decía que estaba completamente confundido.

– Esto es lo más vergonzoso pero… acabo de romper fuente… ¡voy a tener a mi bebé! – exclamé con preocupación.

– ¡Oh, por dios!... Felicida… no, espere no sé qué hacer ¿ debo llamar a alguien? o la llevó… olvídelo, yo la llevaré – se levantó nervioso, tomó su celular, me ayudó a levantarme y comenzó a guiarme hasta su coche.

¿Puedo ser tu mayor error? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora