Por Siempre, Amor

Cuando la culpa acecha

Narra Damon:

No era normal que yo me sintiera ansioso por algo, pero desde que pisamos Rumania no podía sentirme de otra manera, realmente no quería presentarme frente a Lestat para decirle que su hija estaba prácticamente muerta, porque no sabía de qué otra forma describir que su alma estaba siendo torturada en el inframundo.

Durante los once años que Evie estuvo desaparecida con la intención de mantener a su madre bajo control, solo los había visitado un par de veces y la última vez que estuve con Lestat y Katherine, poco antes de que mi amiga regresara a Nueva York, les prometí que cuidaría de ella y que nunca más permitiría que Akasha tomara el control.

Sin embargo, se llevarían una enorme decepción, porque no cumplí con mi promesa, les falle a todos y ahora solo debía confiar en que el raro equipo que se había formado pudiera sacar el alma de Evie de ese horrible lugar.

Miré a mi alrededor y me di cuenta de que no faltaba mucho por llegar, a pesar de que Sophie había decidido que entráramos por el bosque de Brasov para no llamar la atención en la pequeña ciudad, por lo menos hasta que Lestat supiera la razón por la que estábamos ahí. Seguramente la bruja también creía que éramos un grupo peculiar, ya que, ¿Cuántas veces se ve convivir a vampiros con brujas, humanos, licántropos y criaturas del inframundo?

―No sabía que Evie vivía en medio del bosque. ―comentó Joseph, visiblemente cansado, tal vez por caminar tanto.

― ¿Es algo así como una cabaña? Porque somos demasiados y no quisiera que mi hermana y yo importunáramos a los padres de esa chica. ―Steffanie miro a Sophie que solo sonrió.

―Descuida, hay espacio para todos, y los padres de Evie nos aceptaran sin problemas, son buenas personas. ―dijo la bruja. ―Además ellos ayudaran a Dove. ―

―Eso espero, está muy afectada después de todo lo que paso. ―la humana pelirroja miro a su hermana que solo caminaba en silencio, en realidad no había hablado desde que salimos de la casa de Sophie.

―Pues debería de estarlo, arruino todo. ―dije. ―Ella y sus perros falderos que no supieron cuidarla. ―la bruja se detuvo y me miro con severidad. ―Sabes que es la verdad, Sophie ¡Tuvimos la oportunidad de acabar con todo! Y ahora esa maldita Akasha tiene una razón más para sacarnos el corazón y alimentarse con nuestra sangre. ―

―Tendremos otra oportunidad. ―dijo la rubia. ―Lo que debes hacer en este momento es cerrar la boca y dejar de culpar por todo a Dove. ―miro hacia adelante y siguió caminando. ―Como si tú nunca hubieras perdido el control cuando te convirtieron. ―

―En realidad no. ―apreté los labios al recordar que fue Evie quien estuvo conmigo cuando fui convertido en vampiro, ella fue quien me entrenó.

―Ahora resulta que eres un vampiro santo que jamás ha matado a nadie. ―dijo el mayor de los sabuesos con ironía, a pesar de que su rostro seguía reflejando su mal humor persistente.

―Jamás he matado a nadie de forma accidental, es más... si me prestas tus dagas te puedo mostrar como lo hago. ―le sonreí.

―Ya cierren la boca. ―dijo Nicholas desde algún lugar mientras sostenía a Dylan. ―Sus peleas se están convirtiendo en un mal chiste recurrente. ―

― ¿Falta mucho por llegar, Sophie? ―preguntó Joe tratando de desviar el tema.

―De hecho, ya llegamos, esa es la casa de Evie. ―la rubia señalo hacia el lugar y yo solo pude casi reír en mi interior ante la reacción de todos.

Definitivamente ninguno se esperaba llegar ante una construcción como esa. La casa de Evie era en realidad un castillo en excelentes condiciones rodeado de un espeso bosque y por supuesto, alejado de la ciudad. Era de esperarse que su interior fuera aún más impresionante, con jardines bien cuidados, habitaciones grandes y miles de objetos de decoración antiguos que bien podrían estar en un museo.