Las Dagas

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Narra Joe:

Conocer a Cerbero no fue tan impresionante como lo imagine; cuando te dicen que un sabueso del inframundo existe y que, además, es la clave para terminar con la maldad de una chupa sangre legendaria, lo primero que piensas es que en realidad es un perro gigante con tres cabezas capaz de tragarse el alma de esa vampiresa. Por eso, para mí fue un poco decepcionante ver que solo se tratara de dos jóvenes con cuchillos.

Sin embargo, Sophie estaba segura de que ellos podrían ayudarnos, así que confiaría en el criterio de la rubia. Además, el hecho de que solo uno de esos dos jóvenes sometiese a Damon con tanta facilidad me hacía darles un voto de confianza, quiero decir, fácilmente pudo arrancarle la cabeza al vampiro y él no lo hubiera visto venir.

Después de que por fin accedieron a ayudarnos, JK, el más joven de los dos, nos ofreció quedarnos en su casa, y aunque al principio esto no le pareció una buena idea a Jin, su hermano, termino aceptándolo. Eran dos jóvenes bastante peculiares, con temperamentos completamente diferentes, Jin parecía ser más serio incluso malhumorado y JK era más sonriente, agradable y empático.

Como sea, no me importaba si eran simpáticos o no, solo quería que nos ayudaran y que mi hermano estuviera a salvo de esa mujer.

―Hay dos formas de llegar a casa. ―dijo el más joven. ―Ustedes pueden caminar por la orilla de la playa hasta llegar a la punta de la isla o bien... ―

―Tomaremos un taxi. ―Damon se apresuró a decir antes de que JK siquiera terminara de hablar. ―O bien podemos quedarnos en un hotel en el centro de la isla. ―

Me di cuenta de que el vampiro estaba un poco ansioso, como si la idea de estar cerca del mar no le gustara, y parece que no fui el único que lo noto, porque Jin lo miro y soltó una risita que hizo que Damon se molestará.

―Ir caminando no es una opción para el muerto viviente. ―tanto el sabueso como el vampiro se miraron fijamente, así que intervine antes de que se provocara otra pelea sin sentido.

―Ir en taxi será mejor para nosotros. ―

―Bien, búsquenlo y pídanle al conductor que nos siga. ―JK se acercó a su hermano y solo logre escuchar que le pidió no molestar a Damon.

Un rato más tarde, nos encontrábamos a las afueras de isla frente a una acogedora cabaña flotante. "¿Cómo es eso? Se preguntarán..." pues se trata de una cabaña construida en la orilla, donde básicamente, su estructura inferior esta cimentada bajo el agua. Incluso si la mirabas con detenimiento, podías ver como se movía en armonía con las olas del mar. Vivir en un lugar así, sería casi como vivir en un crucero.

El par de sabuesos dejaron sus motocicletas dentro de un garaje improvisado y nos guiaron hacia adentro de su hogar, el único que no se acerco fue Damon, que miraba la cabaña con recelo.

―Mmmm... creo que deben invitarlo para que pueda entrar. ―mencioné.

―No creo que sea por eso, por lo que no se acerca. ―dijo Sophie. ―Quizá es mejor que vayamos a un hotel. ―

― ¿Por qué? ―Dylan hizo un puchero y miro a la rubia. ―Esta casa esta increíble y si te quedas quieto puedes sentir como se mueve. ―el sabueso más joven sonrió arrugando la nariz, gracias al comentario un tanto infantil de nuestro amigo.

―Es porque es un vampiro cobarde. ―dijo Jin mirando en dirección a Damon. ―Estás invitado a entrar a nuestra casa, Torricelli... a menos que creas que una criatura del mar subirá a devorarte. ―sonrió con malicia tras ver al vampiro disgustarse.

― ¿Criaturas del mar? ―pregunte mirando a Sophie en busca de respuestas como si fuera mi Wikipedia sobrenatural.

― ¿Las sirenas son reales? ―Dylan se mostró tan emocionado como un niño en navidad para luego mirar hacia el cielo y gritar: ― ¡Te lo dije Haight, ahora me debes mil dólares! ―

Por Siempre, AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora