El Último Funeral

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Narra Evie:

No tuve que pedirle a Nicholas que se fuera y me dejara sola, ni siquiera tuve que dedicarle una mirada para que lo hiciera, el simplemente salió de mi habitación y yo escuche como sus pasos se desvanecían por los pasillos del castillo.

Estaba segura de que al igual que yo, él también sentía una inmensa rabia interior causada por Akasha, ya que ninguno de los dos podía seguir soportando sus embustes. Pero no sé, si fue por el hecho de que ambos ya éramos consientes de todos nuestros recuerdos lo que empeoraba la situación.

Cada vez que mi madre nos engañaba de esa forma, alguno de los dos terminaba muerto, pero ya no más. La próxima y única persona en pagar sería ella.

―Se te acabaron las vidas, Akasha. ―prometí.

Las palmas de mis manos ardieron por la fuerza con la que clavaba mis propias uñas, así que afloje el puño y mire mi reflejo en el espejo, sorprendiéndome por lo que vi, ya que no estaba sola. Me gire sobre los talones, esperando ver al hombre que aparecía en el espejo, pero no estaba ahí, sin embargo, al regresar la mirada a mi reflejo, la mirada apacible pero preocupada de él, me miró de regreso.

― ¿Fue lo que intentaste advertirme anoche? ―el hombre asintió con lentitud. ― ¿Sabes cómo hizo para burlar nuestra seguridad? ―

La aparición volvió a asentir, pero esta vez, su rostro no solo reflejo preocupación, sino... ¿miedo? Tuve una extraña sensación en la boca del estómago respecto a todo lo que estaba ocurriendo, pero si él sabía algo que yo ignoraba, lo mejor era tratar de averiguarlo.

― ¿Puedes decirme lo que sabes? ―volvió a asentir, dispuesto a ayudarme. ―Ahora la pregunta es cómo... ¿quién podría comunicarse con un... fantasma? así es como debo llamarte, ¿o es un término despectivo? ―él hombre desconocido me dedico una sonrisa amable. ―Jungkook es un guardián de almas, él quizá pueda ser el intérprete entre nosotros... ―

Él atractivo fantasma levanto los brazos y manoteo con negatividad con un intento de detenerme, pero obviamente, solo logro que detuviera mis palabras. Por alguna razón no quería que involucrará al sabueso en esto y aunque eso me daba un poco de desconfianza, tal vez lo mejor era hacer las cosas a su manera.

―No creo en la funcionalidad de un tablero de Ouija, pero si te sirve como medio para comunicarte conmigo, puedo conseguir uno. ―

―Beatrice Dubois. ―la voz del hombre apenas fue audible para mí.

―Pero ella está bien muerta, no es como que pueda darme mucha información. ―él fantasma me miro con impaciencia. ―Entiendo que quieras usarla a ella para comunicarte, pero a menos que ella también se me aparezca ahora, lo veo un tanto imposible. ―de repente, sentí que su mirada me juzgaba, él hombre esperaba algo más de mí y yo no sabía que era.

Lo miré en busca de un poco de iluminación de su parte y puse mi cerebro a trabajar, hasta que finalmente, supe lo que quería.

―Creo que ya sé que hacer. ―

Salí rápidamente de mi habitación y fui directamente en busca de mi mejor amiga.

Sophie era una bruja extraordinaria por sí misma, sin embargo, contaba también con una herencia maravillosa, los Sallows eran un aquelarre antiquísimo y poderoso. La abuela de mi amiga le había enseñado muchos trucos increíbles, entre ellos, el don de comunicarse con muertos, o en este caso, con las almas del inframundo.

Si ella hacía contacto con el alma de la reciente difunta, mi aparición personal podría utilizarla para decirme todo aquello que sabía. No entendía cómo funcionaba la comunicación entre planos, pero si de algo servía eso, tendría las respuestas necesarias para finalmente descubrir cómo era que mi madre conseguía ganar siempre.

Por Siempre, AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora