Travesuras

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Narra Sophie:

Después de pasar la noche con Evie en una pijamada improvisada como si nos tratáramos de dos niñas pequeñas, ambas decidimos que sería una buena idea salir a pasear, claramente, siguiendo las advertencias de Lestat en cuando a nuestra seguridad.

Creí prudente y adecuado avisarle a Joe acerca de mi salida en compañía de mi amiga, porque "oficialmente" era mi novio, pero al tocar el tema no estuvo muy de acuerdo que digamos y no solo porque Evie no le agradaba.

A él le preocupaba mucho la situación de Akasha, motivo que yo entendía perfectamente porque Joe ya había perdido a una pareja en manos de esa mujer, sin embargo, Camila y yo no éramos iguales; Si bien ella era un vampiro nacido y, además hija de Lestat Von Kleist, aun no contaba con el entrenamiento suficiente como para defenderse del ataque de alguien con la experiencia de Akasha, sin mencionar que nadie imagino que está, usaría el cuerpo de Genevieve como una pantalla para realizar sus atrocidades.

Yo tampoco era una experta peleadora y eso quedó muy claro la pasada noche de luna llena, cuando trajimos de vuelta a Evie, pero si contaba con el poder de mi familia y los hechizos de protección que han pasado de generación en generación dentro de los Sallow. Ser parte de una familia y aquelarre de brujos poderosos tenía sus ventajas.

Por eso y haciendo uso de mi don de la palabra, convencí a mi novio de que dejara de preocuparse tanto. Aunque, igual insistió un par de veces para acompañarnos, incluso pensó que sería una buena idea invitar a Nicholas y Dylan, cosa que yo descarte al instante.

Genevieve necesitaba distraerse y por mucho que yo quisiera verla feliz en compañía de Nick, sabía perfectamente que juntarlos ahora no sería una gran idea.

Así que después de esa especie de "discusión" con Joe, Evie y yo nos fuimos a pasear toda la mañana y parte de la tarde por el pueblo.

Brasov era encantador, porque a pesar de que vivíamos en la era moderna, el pueblo aún conservaba su pintoresco estilo antiguo, aquí no encontrarías edificios o estructuras como las de Londres o Nueva York, no, aquí todo era como antes y eso era lo que le daba el toque mágico. Sin mencionar claro, que desde que los Von Kleist se asentaron aquí hace un par de siglos, el pueblo era habitado por vampiros, brujas, licántropos y humanos que convivían en santa paz, aunque estos últimos ignoraban la naturaleza mística de sus vecinos.

―Puedo entender porque te gusta tanto este lugar. ―dije mientras caminaba en compañía de Evie y miraba todo a mi alrededor. ―Es un pueblo precioso. ―

―Y te hubiera gustado más hace siglos, cuando la mayoría de todo esto era únicamente bosque. ―menciono mi amiga con una sonrisa.

―Sí, me lo dijiste la última vez que estuvimos aquí. ―le recordé.

― ¿Ah sí? ―

―Sí, seguramente lo olvidaste porque solo nos quedamos un par de días antes de viajar a Viena. ―dije y miré a mi amiga. Genevieve frunció el ceño tratando de recordar, pero su mente aún seguía muy atrofiada. ―No te esfuerces, esos recuerdos llegaran a ti tarde o temprano. ―

―Nicholas nació en Viena, cuando lo conocí me lo dijo. ―su sonrisa mostró nostalgia. ―Pero eso fue cuando era un caballero de la corte inglesa, hace muchísimos siglos. ―

―Hablas como una verdadera anciana. ―dije con la intención de cambiar el tema, no quería entristecerla.

―Puede que sea mayor que tú, pero no soy una anciana, así que no me ofendas, Sallow. ―la sonrisa de felicidad volvió al rostro de mi amiga y eso me hizo sonreír a mi también.

―Bueno, es que hasta hace poco tiempo, tu padre y tu era a los únicos mayores a trecientos años que conocía. ―

―Y ahora, ¿a quién más conoces? ―

Por Siempre, AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora