La Mascarada

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Narra Evie:

Me levante muy temprano esa mañana de julio para asegurarme de que todo estuviera en orden para la tan esperada fiesta de mi padre, básicamente había pasado las últimas semanas organizando todo para que no hubiera ningún error, porque cuando no estaba entrenando a Dove, me dedicaba de lleno a la elección de decoración y platillos, así como el diseño del concepto de la celebración.

Que mejor forma de festejar los setecientos treinta años de vida de mi padre que con un carnaval al puro estilo veneciano. Su favorito.

El misterio al no saber quién se encontraba debajo de la máscara era el punto clave de esas fiestas que fueron tan famosas en la Italia del siglo XVIII. Aún recuerdo como me divertía con Damon en ese tiempo, alimentándonos de cualquier humano que se nos cruzara sin la preocupación de ser descubiertos ya que todos se encontraban bajo la euforia de la festividad.

Lance un suspiro al pensar que mi vida no siempre ha sido un caos; Antes me divertía y mi única preocupación real era no hacer enfadar a mi padre, cosa en la que fallaba la mayoría del tiempo. En cambio, ahora, no solo debía estar alerta durante las veinticuatro horas del día a causa de mi madre demente, sino que, debía lidiar con la culpa que sentía al mirar a Nicholas después de lo que paso con Jungkook en el aquel granero un par de semanas atrás. Sin mencionar claro, que el sabueso apenas me dirigía saludos cordiales cuando nos cruzábamos en el castillo.

Acostarme con él había sido una experiencia realmente exquisita, pero me había costado su cercanía y probablemente su amistad sincera.

Agite la mano en el aire como una forma de alejar esos pensamientos tristes que había estado evitando y fue entonces que mi fino sentido del olfato capto el olor de un grupo de humanos que se acercaban a la puerta principal del castillo, aparecí delante de la enorme estructura de madera tallada hace poco más de dos siglos y abrí antes de que alguno de ellos tuviera la oportunidad de siquiera tocarla.

Justo como me esperaba, se trataba del catering que había contratado para que se hiciera cargo de los bocadillos, la comida y el servicio en general de la fiesta. Eran cerca de cincuenta humanos tanto hombres como mujeres jóvenes y de mediana edad.

Sin embargo, uno de los recién llegados destacaba de entre los demás; El afamado chef italiano Massimo Bottura. Porque si iba a ser una fiesta con temática de aquel país, que mejor que ofrecer un digno banquete a manos de uno de los mejores, que además era un viejo amigo de mi padre. Es por eso que no se negó en venir hasta Rumania con todo su equipo, teniendo también, un incentivo económico.

Y como se trataría de una fiesta en donde los invitados en su mayoría eran seres sobrenaturales, me tomaría una parte de la mañana compeler a todos y cada uno para que nada de lo que vieran o escucharan fuera recordado por ellos, cuando regresaran a su país, simplemente la recordarían como una ostentosa fiesta del extranjero.

Para mi buena suerte, Katherine y Damon se unieron a mí unos minutos después y me ayudaron a hipnotizar a todos los empleados temporales.

―Entonces a trabajar. ―le dije al último de los jóvenes y me aseguré de que el resto ya hubiera empezado con sus labores.

― ¿Hace falta algo, cariño? ―preguntó mi madrastra acercándose a mí y mirando cómo la gente se movilizaba a nuestro alrededor.

―Solo hipnotizar a los músicos cuando lleguen. ―busque la tablilla de madera en la que llevaba enganchadas un puño de hojas donde anote cada uno de los pendientes correspondientes a este día y marque con un tic de color rojo justo al lado de donde decía la palabra: catering. ―Contrate a los mejores, así que ellos harán todo el trabajo pesado. ―

Por Siempre, AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora