Alerta 527

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Narra Evie:

― ¡Feliz cumpleaños, Genevieve! ―gritaron todos al unísono.

El brillo de aquella pequeña llama se expandió de repente y una hilera de fuego se formó alrededor de lo que parecía ser una tarta. O más específicamente, un pastel de cumpleaños.

De mi cumpleaños.

Había estado tan sumergida en mi búsqueda y tan ahogada entre libros, que no me había puesto a pensar en la fecha, «¿Tan rápido habían pasado los días? ¿Cómo era posible que ya es 7 de agosto?»

―Felicidades cariño. ―Katherine me abrazo con fuerza. ―Pide un deseo y apaga las velas. ―dijo animándome y acercándome al pastel que sostenía Nick mientras me sonreía.

― ¿Qué ocurre, Evie? ―Sophie me miro preocupada ante mi falta de entusiasmo.

―Debe estar en shock, debimos sorprenderla mucho. ―contesto Dylan cuando yo limite a quedarme en silencio.

― ¿Es mi cumpleaños? ―pregunte en voz baja. ―No es posible. ―

―Lo que no es posible es que lo olvidaras. ― Damon me miro con sus burlones ojos azules. ―No me digas que te va a dar una crisis de la edad. ―

― ¿Cómo es posible que te olvidaras de esta fecha? ―cuestiono mi amiga bruja y añadió con sorpresa. ―Siempre has hecho de este día una festividad nacional. ―

―Ha estado tan distraída con esos diarios que se olvidó de su propio cumpleaños. ―Kathy me tomo del brazo en signo de consuelo.

―Menos mal no lo olvidamos nosotros. ― Nick se acercó más a mí con el pastel en sus manos y una sonrisa cada vez más amplia en su rostro. ―De lo contrario estaríamos muertos. ―

Le devolví la sonrisa al atractivo humano y soplé las velas que adornaban el pastel. Su comentario fue acertado e igual que lo que dijo Sophie, cada año, desde que llegue al mundo, he hecho de mi cumpleaños una celebración gigante, sin embargo, eso cambio hace poco más de ocho años. Luego de la masacre en Nueva York y mi intento por aislarme del mundo, no volví a festejar esta fecha de esa manera. Para mi dejo de ser importante.

Cuando conseguí un poco de control y regresé a lo que creía seria la normalidad a la que estaba acostumbrada, sucedió lo inesperado, mi madre hizo de las suyas y yo morí. Lo último en lo que pensaba era en mi cumpleaños. Pero no era el caso de las personas que me rodeaban, ellos lo habían recordado por mí.

―Pero no pediste un deseo. ―señalo Ross luego de ver que se apagaban las velas.

―Cuando llegas a cierta edad ya no te molestas en pedir deseos. ―dijo Damon.

― ¿Cómo así? ¿Cuántos años cumples, Evie? ―

―Que niña tan imprudente. ―mi amigo reprendió a su sobrina. ―Esa pregunta provocará que le dé un infarto a la anciana. ―añadió con veneno y una sonrisa cínica dibujada en su rostro.

―No pueden ser tantos, ¿o sí? ―

―Quinientos veintisiete. ―dije al volver de mi ensimismamiento y mirando a la italiana que solo abrió la boca, formando una "O" perfecta. ―Y no soy la mayor aquí. ―Ross miro a mi padre, pero la detuve antes de que preguntara si era él. ―Te recomiendo que mires por aquel sector. ―apunte hacia los cerberos y le dedique una sonrisa al más joven.

― ¡No te creo! ―exclamó la chica.

―Oh si, ese par llegaron al mundo mucho antes que el huevo o la gallina. ―dije.

―Hey. ―Jungkook se fingió ofendido y cruzo los brazos. ―No somos tan viejos... bueno, él sí. ―dijo burlándose de su hermano que solo nos miraba con el ceño fruncido.

Por Siempre, AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora