La vida es un proceso de cambio constante

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Narra Nick:

La campana sonó anunciando la hora del almuerzo, los alumnos se apresuraron a salir del aula como comúnmente lo hacían y yo me quede sentado frente al escritorio calificando los exámenes de la clase anterior. Me alegraba saber que los chicos estudiaban para sacar buenas notas, o por lo menos se esforzaban lo suficiente para no reprobar.

Además, en los pocos años que tengo como profesor, nunca me ha gustado reprobar a ningún alumno, cuando detecto a alguien con problemas en mi materia, trato de ayudarlo con tutorías o trabajos sencillos, nunca exijo o presiono, porque eso no sirve de nada.

Es por eso que me sorprendió mucho cuando escuche a dos chicas hablando en el pasillo justo afuera de mi salón.

―Esa bruja me reprobó. ―la adolescente se recargo en lo que parecía ser su casillero y miro a su amiga. ―Si me interesara hablar francés, les pediría a mis padres que me envíen a estudiar ahí. ―

― ¿El examen es muy difícil? Lo tengo en la última hora y si vuelvo a sacar una mala nota, tendré que ir a cursos de verano y pasar mis vacaciones viendo la cara de Von Kleist no es una opción. ―

―La odio. ―

―Odiamos. ―

Se referían a Genevieve y aunque había escuchado comentarios de que era muy estricta, jamás me imagine que sus alumnos la odiaran. Tal vez debía hablar con ella, después de todo, dentro del instituto éramos profesores y mi compromiso era con los alumnos.

Guardé todos los exámenes dentro del cajón del escritorio y cerré con llave. Cuando salí del salón, las dos chicas que hablaban de Evie me miraron y se quedaron calladas, porque, aunque nos comportábamos como era debido nuestra relación no era un secreto. Les dediqué una sonrisa amable y fui hacia donde se suponía que estaba mi novia.


Narra Akasha:

―Los treinta minutos han concluido. ―dije mirando a los estudiantes. ―Dejen sus exámenes en mi escritorio y salgan. ―

La mayoría de esas ratas se quejaron en voz baja creyendo que no podría escucharlos, pero lo había hecho y eso les costaría uno o dos puntos de su calificación final. Lo peor era que no entendía cuál era el problema, la clase duraba cincuenta minutos, el examen treinta... les estaba regalando veinte para que hicieran lo que quisieran y aun así se quejaban.

Los mire uno a uno mientras salían del salón reprimiendo las ganas de romperles sus delicados cuellos, odiaba a los adolescentes. De todos los humanos existentes, los adolescentes eran los peores, con todos esos problemas emocionales y el acné.

Cuando salió el último de los estudiantes, hice que la puerta se cerrara con solo mirarla y me recargue en el asiento de mi silla. No sé cuánto tiempo más iba a soportar haciendo esto, necesitaba continuar con mi plan y esto solo me retrasaba.

―Por lo menos nadie ha sospechado del cambio. ―dije sonriendo. ―Oh mi querida Genevieve, nadie se ha dado cuenta de que tú ya no existes, ni siquiera tu amado Nicholas. ―

El rostro de Nicholas vino a mi cabeza como una imagen digital de excelente calidad, él sin duda era el hombre perfecto. Es apuesto, inteligente, fuerte y bien dotado, su único defecto era seguir siendo humano, pero pronto me encargaría de eso, solo necesitaba descubrir la forma en que su sangre no me afectará.

Sabía que, aunque Priyanka había hecho todo como se lo ordene, si una gota de la sangre de Nick entraba en mí, corría el riesgo de que mi querida hija saliera de la oscuridad en la que la metí, por eso, todos estos meses lo había hipnotizado para que creyera que él era mi única fuente de alimento. Pero Nicholas era parte de mi plan, quería que el fuera el rey en el nuevo mundo que estaba por crear, así que por ahora debía soportar ese defectito de humanidad en mi hombre.

Por Siempre, AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora