Capítulo 50: ¿Qué?

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Punto de Vista de Harry:

Hacía frío en el exterior, el aire acondicionado estaba helando mi piel, la ligera capa de ropa que llevaba puesta no lograba calentarme lo suficiente. No había dolor, no había malestar, no había nada que me dijera que estaba enfermo.

-¿Dónde estamos?-pregunté a Scarlett. Se puso de pie solamente para sentarse a mi lado en la camilla.

-En el hospital-respondió mirándome, bajo sus ojos tenía unas pronunciadas ojeras, su cabello estaba ligeramente despeinado y su ropa no olía muy bien.

-¿Qué pasó?

-Te desmayaste-explicó sin más.

La puerta se abrió revelando a mi madre, en sus manos sostenía su teléfono y una bandeja con café, su cabello negro estaba recogido en una coleta alta.

-¿Cómo estás, cariño?-preguntó al mismo tiempo que le daba el café a mi hermana. Se acercó y besó mi frente. Ambas se veían igual de raras, tenían en su mirada algo que no me gustó.

-Estoy bien, ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué estoy aquí?

-Harry, mi amor...-comenzó a decir antes de ser interrumpida por la puerta. Un hombre alto, cabello negro y rasgos asiáticos apareció, llevaba puesta una bata blanca, en la mano llevaba  folder metálico gris.

–¡Buenos días, Harry!–saludó amable.–¿Cómo te sientes?

-Muy bien, ¿Cuándo podré irme?

-Esta misma tarde serás trasladado al Saint Robert.

-¿Trasladado?-inquiri mirando a mi madre. Ella asintio.

-Supongo que no ha hablado con él...-negó y el doctor salió de la alcoba, el ambiente estaba por demás pesado, algo estaba completamente mal aquí.

—Harry...—comenzó a decir al tiempo que sus ojos se llenaban de lágrimas.—Mi vida... Estás enfermo.

*****

¿Leucemia? ¿Leucemia? Leucemia. Leucemia. Leucemia. Leucemia. Leucemia. Leucemia.

Había tenido todo el viaje para pensar en esa palabra tan complicada, tanto que aún no lograba comprenderla al cien por ciento. Creí que mientras más pensará en ello, más rápido podría hacerme a la idea de que me estoy extinguiendo, soy como el fuego bajo la lluvia, fuerte e imponente antes de apagarse, eso era la vida, la vida era igual que la nieve o el fuego, ambos eran igual de hermosos, pero bajo alguna circunstancia siempre terminaban yéndose, terminaban siendo un bello recuerdo de lo que un día fue hermoso.

—¿Qué tanto piensas?—pregunto Scarlett quitándose los audífonos.

—En la enfermedad—confesé. Noté como se puso tensa apenas lo dije.

—No deberías pensar en eso.

—Tengo qué—respondí.—No es como si fiera a desaparecer.

—No, no va a desaparecer, pero tampoco ganas nada torturandote mentalmente, necesitas estar relajado y tranquilo, sólo así saldremos de esto.

—¿Saldremos?—asintió.

—Somos hermanos, te amo y voy a estar contigo pase lo que pase.

***

Hola :)

Adivinen quién estuvo de cumple ayer. ¡Yo! Oficialmente tengo 20 años :'( no soy más una puberta :/

P.d. No me odien por lo que viene.

La Chica Mala  |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora