Capítulo 43: Fotografías.

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Punto de vista de Amanda:

Me desperté temprano como de costumbre para bañarme y hacer algo de desayunar. La habitación de Tania estaba vacía, así que estaría sola todo el sábado, eso es tan deprimente.

Después de almorzar y lavar los platos salí en busca del correo; había recibos de luz, gas, agua, teléfono y cable en él, también había un paquete café bastante grande y un sobre amarillo, saqué las cosas y las lleve hasta la casa, dejé la caja en la mesa del comedor junto con las cuentas por pagar y me dedique a abrir el sobre que tenía mi nombre escrito. Dentro de el había unas horrendas fotografías de Harry, por un momento quise creer que era él quien aparecía en las malditas fotografías follando con varias mujeres, pero había leído demasiadas novelas donde la ex novia resentida hace ese tipo de ediciones y las envía a casa de la protagonista con la esperanza de que el galán y la chica peleen, pero no iba a caer en los juegos de Paige.

Esto no se iba a quedar así.

Tomé las llaves de la casa y las del auto de Tania, conduje por quince minutos hasta que llegue a la zona residencial donde estaba la casa de Paige. Me paré decidida frente a la puerta y llame dos veces antes de que un niño pequeño me abriera.

—Hola—saludé viéndolo.—¿Esta Paige en casa?

—Si—respondió bebiendo jugo de su vaso entrenador.—¿Quien la busca?

—Una ami...—traté de decir. Una voz en el interior me detuvo.

—¡Señorito Ronan! ¡No debe abrir la puerta!—exclamó una mujer en tono juguetón, el niño giro a verla y le tendió los brazos.

—Es amiga de Pai—dijo a la mujer.

—Entonces pase, llamaré a la señorita y estará con usted en un minuto.

Al entrar en esa casa fue como si hubiera entrado en otra dimensión, la dimensión de la perfección, el hogar estaba perfectamente decorado, nada desencajaba en aquel elegante salón y aunque me duela admitirlo, la pared llena de fotos de Paige, su hermano y su padre me hacían sentir envidia, se veían tan felices, tan perfectos, tan irreales.

—¿Que haces aquí?—preguntó una voz detras de mi.

—Vine a hablar contigo—añadí volteando a verla, tenía los ojos y la nariz roja, sin duda alguna había estado llorando. Después de todo ella y su familia no eran tan perfectos.

—¿Y...?

—Quiero que sepas que no voy a caer en tus estúpidos juegos. No vas a hacer que crea todas tus mentiras.—dije.—Estas fotografías son de pésima calidad y sería tan típico de alguien como tu.—dije mostrándole las fotos. Las ojeo por unos minutos antes de devolvermelas, se veía sorprendida, confundida. Era una buena actriz.

—Yo no las envíe—se defendió.

—Oh, si , y yo tengo tres años—respondí sarcástica.

—Te juro por Dios que no te las mande yo.

—No tiene caso que mientas, se muy bien que fuiste tu, y como ya te dije, no me voy a tragar tus mentiras. Mi relación con Harry esta mejor que nunca y no lo vas echar a perder.

—¡Con una mierda!—gritó haciéndome pegar un brinco.—Pedazo de idiota, te digo que no fui yo. Dime, ¿Por qué mierda habría yo de enviarme esto?—comentó mostrando lo que llevaba en la mano.

Más fotografías. Ella y un chico besándose. Ella y otro chico besándose. Ella y dos chicos.

—¿Estas fotos son reales?—pregunté. Ella asintió.—¡Que zorra!—me límite a decir. Comenzó a llorar.

La Chica Mala  |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora