Capítulo 8: ¿Podrás perdonarme?

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Punto de Vista de Harry:

Me levanté de la cama, me bañe y después fui a la escuela, no pasé por casa de Paige, estoy seguro de que ella podría ir sola o con su chofer, lo último que quería era estar a solas con ella, por lo menos no hasta saber qué hacer con el beso que le di a Mandy.

—Hola—saludé sin ánimos a mis amigos.

— ¡Harry!—chilló Zuss levantándose de su lugar y yendo a abrazarme. —Nos tenías muy preocupados.

— ¿Dónde te habías metido, Styles?—preguntó Zayn.

—He estado enfermo— informe.

Me quedé sin palabra cuando vi a Mandy otra vez, estaba con un pequeño grupo de chicas que le hablaban felices.

—Hey, Harry—gritó Niall tratando de captar mi atención. — ¿A dónde te fuiste?—pregunto. — ¿Seguro que ya estas completamente bien?—asentí.

—Yo te sigo viendo raro. Creo que la fiebre te afectó de más.

Amanda tenía rato de haberse dado cuenta de que la miraba impacientemente, verla fue como ver el cielo mismo, estaba tan guapa, su cabello recogido, sus hermosos ojos irradiaban felicidad. El timbre sonó varias veces, caminé con ellos hasta que nos separamos hacia nuestros respectivos salones.

— ¡Buenos Días, Clase!—saludo el anciano. —Espero que hayan hecho su tarea de ayer...—se detuvo en cuanto me vio. — ¡Señor Styles! es un placer tenerlo de vuelta, espero que se ponga al corriente con los trabajos.

—Por supuesto que sí, profesor Hamilton. —respondí.

—Lo espero en mi oficina esta tarde para darle las hojas de las operaciones.

— ¿Puedo pasar?—interrumpió con su aterciopelada voz. Ella siempre tan educada.

—Claro, Señorita Bradbury—dijo el maestro. Ella era la consentida. Desde la última vez que la vi, llevaba el cabello mucho mas corto.

— ¡Hola chicos!—les saludó sentándose junto a mí. Ellos la saludaron también— ¿Ha explicado algo?

—No, acaba de entrar—respondió Lou.

— ¿Pasó lista?—interrogó de nuevo sacando su libreta y la bolsa donde guardaba los lápices.

—No.

— ¡Genial!—les sonrió. No me saludó, ni siquiera volteó a verme y eso que estábamos sentados en el mismo banco, no sé si ella ya sabía lo que había pasado, pero su actitud era bastante extraña.

—Hola, Paige—saludé en un momento de distracción del profesor.

—Hola, Harold—contestó seca.

—Sé que te debo una explicación—mascullé.

—No me debes nada.

—Claro que sí, desaparecí por completo del mapa, no te llamé, ni te visité y...—me interrumpió.

—De verdad, no me debes nada. Ahora déjame poner atención, esto vendrá en el examen.

Y eso fue lo único que dijo en todo el día, a la hora del almuerzo se sentó lejos de mí, no me veía ni me hablaba.

Esta era una nueva faceta de Paige, la vieja ella habría saltado de alegría al verme, me hubiera abrazado y besado como si no hubiera mañana, sin duda eso habría hecho más difícil todo.

Después de las clases fui a casa de Amanda también le debía una explicación a ella de mi desaparición. Llame una vez a la puerta y me abrió Tania.

La Chica Mala  |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora