Capítulo 34: My Own Problems.

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Punto de Vista de Paige:

¿Quien se había atrevido a invitarla? ¿Vendría sola? ¿Por qué estaba aquí? ¿Acaso no le daba ni un poquito de vergüenza aparecerse por aquí? ¿Por qué tenía que hacerme esto?

-Te estaba buscando ¿Dónde estabas?-preguntó tratando llamar mi atención, pero simplemente no podía despegar mi vista de la mujer que estaba parada obstruyendo la salida.-¿Quién es?-interrogó de nuevo.

-Mi madre-mascullé lo más bajo que pude.

-¿Qué está haciendo aquí? ¿Quién la invito? ¿Por qué vino?

-Eso es exactamente lo que voy a averiguar-dije antes de empezar a caminar en su dirección. Al verme ella extendió sus brazos como si quisiera darme un abrazo, un abrazo que quizá necesitaba, pero que no aceptaría, nos había dañado mucho cuando se marchó, y ahora intenta hacer como si nada hubiera pasado, definitivamente tenía que estar demente.

-¡Mi cielo!-exclamó intentando acercarse.

Sentía algo de nervios en mi interior porque no había cambiado para nada, seguía conservando su hermoso cabello negro y brillante, tan sedoso y con un olor inigualable. Renata Smith seguía siendo la misma bellísima mujer que recuerdo, sigue siendo la misma mujer que un día se fue de casa, y aunque la odiara o tuviera rencor, no había podido dejar de amarla.

-¿Qué haces aqui?-pregunté acercándome a ella. En su ropa había un ligero olor a vodka, supuse que aún tenía problemas con el alcohol.

-Escuché que tu padre por fin te convenció de asistir a Harvard. Es una lástima que también a ti te haya controlado.

-Él no me obligó a nada-lo defendí.-Y si así fuera no tendría por que darte explicaciones.

-Sigues siendo mi hija, sangre de mi sangre.

-No, mi madre murió el día en que tu decidiste irte.

-Tu padre te puso en mi contra-afirmó.

-Tu sola hiciste que te odie.

-Demasiado drama para mí-respondió quitándose la chaqueta.

-Harry, querido ¿Podrías traerle un gin a tu amada suegra?-el chico se movió sin reclamar.

-Trevor-le llamé. Se detuvo y giro a vernos.-Si esta mujer quiere algo dejemos que sea ella quien lo consiga.

-No me importaría traérselo-dijo.

Él siempre tan educado y amable.

-¿Lo ves?-preguntó ella.-Harry es un chico demasiado educado y amable. No te haría mal aprenderle algunos modales.

-Su nombre es Trevor-corregí.-Y él no es tu mesero, si quieres algo, consiguelo tu misma-finalicé antes de marcharnos de ahí.

Mi madre era una mujer refinada, comprometida con sus obras benéficas y con ayudar a la gente, pero eso no la tenía muy contenta, no era feliz con la vida que le había tocado, ya que pasado cierto tiempo ella comenzó a cambiar, se deslindo de sus organizaciones, ya no tomaba en cuenta sus obligaciones ni a mi padre, empezó a engañarlo con su maestro de yoga.

¿Cómo alguien podía cambiar a un reconocido cardiólogo, por un maldito instructor de yoga?

-¿Quieres qué nos vayamos?-preguntó Trevor. Asentí sin decirle algo.

Me sentía demasiado incómoda estando ahí con ella, después de todo ella fue la mujer que me rompió el corazón.

••••••••

-¿Cómo te fue?-preguntó mi padre en cuanto abrí la puerta. Estaba sentado en el gran sillón frente a la televisión, a su lado izquierdo estaba Marianne y a la derecha estaba Ronan.

-Todo marcho de maravilla-mentí, aunque en realidad no se le puede considerar mentira completa, la fiesta había estado increíble, pero se arruinó en cuanto mi madre apareció.-¿Ustedes, donde estuvieron?-pregunte con los ojos entrecerrados.

-Llevamos a Ronan al cine-informó Marianne.

-Y fuimos a cenar-agregó él.

-Los estuve buscando por toda la fiesta-mentí.-Papá, ¿Podemos hablar en privado?-pedí viéndolo. Se levantó del sillón y camino con rumbo a la cocina.

-Nunca me dejan escucharse-quejó Roni.

-Sguramente hablaran con santa-escuché decir a Marianne.-¿No quieres que santa te traiga muchos regalos?-preguntó pero ya no pude oír su respuesta.

¿Cómo le decía que había vuelto? ¿Cómo decirle a mi padre que su ex mujer, la que le rompió el corazón estaba de vuelta en la ciudad?

-¿Esta todo bien? ¿tuviste algún problema con alguien?

-Volvió-conteste. El pareció no entender.-Mamá volvió.

-¿Tu la...-tragó saliva-...la viste?

-Apareció en la fiesta. ¿La invitaste?

-No, apenas y he sabido de ella, ¿Cómo podría invitarla?-se defendió pasando una mano por su cabello.-¿No te dijo que quiere? ¿Por qué esta aquí?-pregunto. Negué al instante.

Un largo y profundo silencio tomo lugar entre nosotros, y no era para menos, enterarse que su ex estaba de vuelta con la intención de pedir quien sabe que cosa no era una sensación para nada agradable.

-Tenemos que hablar con ella-dije finalmente.

-Llámala mañana cuando Ronan no esté-respondió.-No quiero que la vea y comience a hacerse ilusiones.

Cuando mi madre se marchó Ronan apenas tenía dos años, y aunque estoy segura de que ya no la recuerda de viva imagen, se que sí la reconocerá por las fotografías que hay en su habitación, yo le dije mil veces a mi padre que se las quitara, pero el jamás quizá hacerlo.

-Mañana será.

Caminamos de nuevo a la sala, papá llevaba un tazón con palomitas para terminar de ver lo que fuese que estuvieran viendo, di las buenas noches a todo mundo y subí a mi recámara para darme un baño y alistar las cosas para mañana, sería un largo largo día.

La Chica Mala  |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora