Capítulo 53: Royal Highness.

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Punto de Vista de Amanda:

Dolor. Tristeza. Decepción. Vergüenza. Frustración. Desesperación. Pánico. Miedo. Odio. Enojo. Ira. Confusión.

Esos sentimientos son los que invaden mi pecho estos últimos días. Estaba tan preocupada por Harry, me preocupaba que estuviera sufriendo, que esté enfermo y que pueda morir en cualquier momento. Odio que su hermana no me haya dejado siquiera verlo un momento, decirle que estaba ahí por si necesitaba algo, pero también entendía que ella me odiaba y que realmente hacia lo que Harry le decía, después de todo quizá ella no mentía cuando decía que su hermano no deseaba verme, ya que jamás mostró interés alguno en atender mis llamadas, es por eso que tomé una decisión tan drástica.

Por fortuna mi abuela jamás lo supo, porque de otro modo no me habría recibido aquí con ella, se que debí ir con mi tía, pero no podía ser una carga para ella.

-¡Mandy!-llamó desde el primer piso, seguramente la comida estaba lista. En la mano sostenía la carta que enviaría hasta Londres, una carta donde explicaría todo claramente a Harry, desde mi distanciamiento hasta lo que pasó hace una semana y quizá le explicaría lo que sucedería mañana conmigo aunque no tuviera la certeza de despertar la mañana siguiente.

-¿Que llevas ahí mi niña?-pregunta viendo mi mano.

-Es una carta para Tania-mentí.

-¡Oh! No deberías perder tu tiempo en la tonta de tu hermana... Si tu madre estuviera viva-se lamentó.

-Pero no lo está-murmuré.-¿Necesitas que lleve algo al buzón?-negó.

-No, no te tardes, no quiero que la comida se enfríe.-asentí y salí de la casa tan rápido como pude, no quería que los nervios me traicionaran, no quería que todo el valor que había juntado de esfumara, la decisión estaba tomada aunque no quisiera hacerlo, pero no tenía otra opción, estoy sola, estoy asustada, estoy confundida y la única solución a mi problema es desligarme completamente de él, olvidar todo lo que significó y comenzar de nuevo.

Intentar olvidar aunque no haya noche que pase sin llorar hasta quedarme dormida, intentar borrar todos estos sentimientos que me carcomen, que me ahogan, que me aprisionan, que me maltratan hasta el punto de no hallar la salida a esta inmensa oscuridad que me atrapa.

¡Soy tan imbécil! ¡Soy una idiota! ¿Cómo pude creer que algo de seis meses iba a durar para siempre? ¿Por qué carajos creí que me iba a elegir a mi y no a ella? Después de todo jamás tuvimos punto de comparación, ella es perfecta en todo lo que hace, ella siempre es la buena, la víctima, la delicada, ella siempre es la ganadora; fue, es y siempre será su primer amor, y jamás, jamás podré competir con eso, porque después de todo, habían nacido para estar juntos. Para eso y nada más para eso nacía la realeza.

-¡Mandy!-llamó Christopher, el vecino de enfrente. Lo saludé deseando que no se acercará.

-¡Mierda!-mascullé viendo que caminaba alegremente hacia mi.

-Mi mamá me dijo que recién habías vuelto de Inglaterra. ¿Qué tal te trataron los caballeros británicos?

-Supongo que bien-contesté antes de morder mi labio.

-Estas muy cambiada-informó.-El Reino Unido te cambio.

-Más de lo que crees.

-Deberías venir con los chicos y conmigo más tarde, quizá te haga bien salir de casa de tu abuela.

-No soy muy buena compañía en este momento.

-Entonces pasaré por tu casa más tarde, llevaré algunas películas y tu harás una charola de esas galletas de chocolate que solía hacer antes de marcharte a Londres.

-Chris, en realidad no me siento muy bien.

-Mandy, solíamos ser mejores mejores amigos hasta que tus padres murieron y de verdad extraño tu compañía.

-Me han pasado tantas, he hecho cosas horribles y estoy jodida en tantas formas...

-No me interesa cuán jodida crees estar, Amanda, puedes confiar en mi, hemos sido amigos por más de diez años y de un día para otro no me diriges la palabra y ahora me ocultas cosas.-dijo con un tono bastante parecido al enojo.

-¿De verdad quieres saber que es lo que me pasa?-asintió sosteniendo más fuerte el balón de básquet.-Me enamoré como una estúpida, hice aquello que jure no hacer, caí en las garras de un chico tan hermoso como encantador, inteligente y divertido, atento y carismático... ¿Quieres saber donde esta ahora? ¡Está en un hospital! Muriendo por culpa de la leucemia, ¿Y por que no estoy con él? Porque mi maldita puta hermana es la amante de su padre, ¡Mi hermana le jodio la vida!-expliqué mientras las lágrimas y la sensación de debilidad ocupaban cada rincón de mi cuerpo.-No puedo verle, su familia no lo permite y en este momento debe estar siendo cuidado por su ex novia, por la malditamente perfecta de Paige Bradbury.-chillé.

-No es un gran problema-dijo.-Sólo debes buscarlo y explicarle...-el ruido de mi teléfono lo interrumpió. Ignoré la llamada.-¿Por qué no respondes? ¿Y si es él?

-¿Y si no? ¿Y si me están llamando para avisarme que está muerto?

-Debes responder-murmuró.-Habla con él, explícale todo lo que sientes, él deberá entender.

¿Acaso era tan difícil de entender? ¿Por que Chris no veía lo mismo que yo? ¿Por que él no sufría? ¿Por que sólo a mi se me estaba viniendo el mundo encima?

-Estoy embarazada, él no entenderá eso.

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Sólo para decirles que la novela ya esta por acabar. :(

La Chica Mala  |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora